Hampshire, Inglaterra
La boda entre Jhonathan y Samantha se había celebrado al día siguiente en la mañana. Georgia había preparado todo en la capilla y el resultado fue el esperado.
En la noche ella y Charlie tuvieron una larga charla hasta la madrugada, ambas se sinceraron la una con la otra y se contaron todo lo que había pasado en estos once años. Charlie debía aceptar que todo lo que le dijo su amiga le sorprendió sobre manera, haber tenido un romance con Lady Catherine y que Darleen se haya enterado fue una catástrofe y en parte se sentía culpable de ello; si ella no se fuese ido, quizás Georgia no se hubiese sentido de esa manera. La puso sobre aviso con los cónyuges de sus hermanos y se rió a carcajadas; era consciente que tan arrogantes eran ellos así que se alegraba que todo no haya salido como esperaban.
En la mañana muy temprano había llegado Marsias, este la había abrazado durante cinco minutos y la apretó fuerte; la había hecho llorar. Ella hace once años era más alta que él y ahora este la pasaba; le sorprendió ver que Becky no era como se la imaginaba, aquella mujer estaba llena de bondad y nobleza; el hecho de que fuese una gran belleza solo aumentaba sus encantos.
Todos se encontraban en el jardín. La cocinera había preparado un gran almuerzo para los novios. Samantha se encontraba ataviada con un vestido que le había regalado Georgia de tarde, por más que la modista fuese la mejor no podía tener un vestido de novia del agrado de Georgia en menos de un día.
Jhonathan se había negado en recibir un atuendo adecuado así que se limitó a colocarse una camisa blanca que le había prestado Marco, su saco marrón y los pantalones negros del viaje.
Marsias y Robert se encontraban entablando una conversación agradable con él y Samantha con Marco. Victoria no se había apartado de Georgia ni un solo segundo.
Becky le había dicho que Iuola y Uriel tardarían más en llegar, pero que estarían allí en unos días.
—Tú y Victoria son muy buenas amigas—le dijo Becky—Acompañar a un hombre enamorado a pedir la mano de su amada, es un gesto encomiable
—En realidad no sólo vinimos por eso—informó Victoria—¿Cueto Charlie?
Esta le arrojó una mirada asesina.
—Cierto—añadió Jhonantan—Cuéntales la razón por la que estás aquí
Todos la miraron en silencio y ella suspiró.
—Bueno... conocí al administrador de Westhampton Terrace en las festividades de West Oxfordshire y... este me propuso matrimonio
Georgia emitió un grito ahogado y Becky le regaló una amplia sonrisa, los demás aplaudieron.
—¿Quién es?—quiso saber Marsias—No lo conozco
—Se llama Tyler Breedlove—le dijo
—¿Que tipo de persona es Marco?—le preguntó Becky
Él no tardó en responder—Sin duda un excelente partido, mi lady
Georgia la tomó de las manos—Debemos celebrar tu matrimonio aquí, cuando ya estemos todos
Ella le sonrió—Aún no he dicho que si, y si ese fuera el caso, lo siento pero, no puedo hacer mi boda aquí. No en el lugar donde me echaron como un perro
Todos guardaron silencio.
—Charlie...—comenzó a decir Marsias
—No tengo nada contra ustedes—lo interrumpió—pero no puedo perdonar a Westhampton y esta es su casa, así que...
—¡Pero también es nuestra!—insistió Georgia
—Si decido casarme, lo haré en West Oxfordshire—le dijo con firmeza—Y no trates de convencerme de lo contrario Georgia, por favor
Becky le sonrió—Se hará como tú lo desees, no le arruinemos la felicidad a los nuevos novios. Más bien hay que pensar en la nueva cuñada ¿no creen?
—Amor mío—le dijo Marsias—Westhampton es demasiado estirado como para casarse con una divorciada
—Yo dije que tendría que verlo—añadió Robert—tú hermana armo todo este embrollo y quizás Westhampton no tiene ni idea de nada
—Georgia eres demasiado impulsiva—la riñó su hermano—Debiste esperar a que Camelia te diera más detalles
Esta resopló y le tiró una mirada asesina a su esposo.
—Esperen...—comenzó a decir Charlie—Westhampton no puede casarse con una mujer así, él lo sabe
—Es por eso que quiero esperar a que venga Camelia y nos explique qué demonios pasa por la cabeza de ese infeliz—comentó Marsias —Wolframio merece que lo amen con locura—sentenció Becky—Y si ustedes saldrán con todas esas sátiras del decoro, les advierto que me tendrán de enemiga
Marsias tomó su mano le dio un beso en la palma.
—No es eso mi amor, estamos hablando de Wolfram—le explicó su esposo—Siempre hace lo correcto o manipula la realidad de tal manera que lo que él haga sea lo correcto y lo demás no
—Creo que no debemos de meternos en sus asuntos por más que él disfrute de meterse en los nuestros—aconsejó Robert.
—Por supuesto que nos vamos a meter en sus asuntos
Todos miraron hacia la voz y vieron a Iuola junto con Altaír y el pequeño Wolfry en la entrada del jardín. El niño corrió hacia sus tías y depositó un beso en la mejilla de estas y luego fue a abrazar a sus dos tíos; para el resto de invitados fue un “Buenas tardes a todos” y luego se adentró a la casa.
—¡Cuidado al subir las escaleras!—le gritó Iuola
—¡Si tía!—respondió este mientras se alejaba.
Ya Georgia le había puesto al corriente sobre Iuola. A pesar de estar encinta, aquel vestido color amarillo de satén, con mangas largas y cuello alto le sentaba muy bien. Tenía un collar precioso de una vara de Asclepio y unos pendientes de perlas.
—No me digan que están celebrando el compromiso del monóculo loco sin nosotros—dijo el esposo de ella.
“Lord Altair Bridgerton, Duque de Leithold” recordó. Este era muy guapo, en la descripción Georgia se había quedado corta. Era alto y delgado; sus ojos eran de un intenso azul cielo y su cabello castaño oscuro; tenía un pequeño lunar en forma de un punto en sus labios color rosa, que no hacía sino resaltar su belleza.
Los ojos de Iuola se cruzaron con los suyos y frunció el ceño. Estos se acercaron a la mesa y todos los hombres se levantaron.