La Ley Del Lobo

Capítulo 35

Charlie se encontraba demasiado ocupada con todos los preparativos del baile. Se había asignado tanto trabajo para no tener tiempo de pasear con Wolfram, este se habría puesto en la tarea de engatusarla todo el tiempo con sus atenciones. A Victoria no la había visto por ningún lado, ya que su amiga ocupaba la mayor parte de su tiempo en paseos a caballo y meriendas con el señor Philips; un caballero con una buena reputación de investigador.

–¿Cómo lo conociste?–le había preguntado la otra noche cuando su amiga le cepillaba el cabello.

–Me lo presentó Wolf–le respondió restándole importancia como si Wolfram presentara caballeros todos los días.

–¿”Wolf”? ¿Ese peñón de Gibraltar deja que lo llames “Wolf”?

Victoria la miró exasperada–Puede que Wolf parezca de hielo, pero estoy de acuerdo con Aitasis, es un sol. Y tú deberías saberlo.

–Que no te engañe su buena voluntad, te recuerdo que me echó de su casa cuando él y yo nos conocíamos desde niños.

–Sí, pero está muy arrepentido y estoy segura que esas dos víboras fueron la que tramaron todo.

Ella se encontraba en la cocina hablando con las criadas sobre el menú del baile.

–Está es la lista–le informó–quisiera probar las muestras mañana ¿Podrán tenerlo todo listo?

–Si su excelencia–respondió el cocinero.

En ese momento llegó Marco y le hizo una reverencia.

–Excelencia la duquesa viuda la necesita de forma urgente. La espera en Westhampton Room.

Eso le sacó un suspiro–Supongo que era inevitable, algún día tenía que enfrentar a ese infame dragón. Gracias Marco, estaré allí enseguida.

Luego de ultimar detalles con la cocina, Charlie se obligó a ir. No era que temiera de Ágatha Westhampton, ya que ella nunca había aprobado que una simple institutriz fuese tan cerca a a sus nietos. Al llegar a la puerta, esperó que Marco la anunciara y entró. La estancia estaba llena de mujeres Westhampton, ambas ramas estaban allí sentadas con la mirada.

Charlie se sentó junto a Georgia y sonrió.

–Que gustó verla con buena salud, excelencia–le dijo a Ágatha.

–Me sorprende ver a alguien que fue acusada de robo...–comenzó a decir Ágatha.

–Injustamente–la interrumpió Georgia con desdén.

–...Esté aquí y como duquesa–finalizó–Ya no se puede hacer nada. Fue humillante para mí disculparme con los Duques de York, los cuales trajeron a su hija, la cual era idónea para ser duquesa de Westhampton.

–Excelencia–comenzó a decir Charlie–Si decidió mandarme a buscar para decirme lo inadecuada que soy para Westhampton, pierde su tiempo porque yo sé que lo soy.

–Eres perfecta para él–le dijo Becky.

Darleen se echó a reír sarcásticamente.

–Muy bien–comenzó a decir Lady Ágatha–Te mandé a llamar porque debes cumplir con tus obligaciones de duquesa y una de ellas es que participes en el comité en el comité de damas de Hampshire.

–¿Comité de damas?

–Es un comité que fue fundado por tu antecesora, Lady Nerissa, allí se discuten y se toman decisiones en beneficio a la comunidad. También se hacen donaciones y cosas similares; luego de la muerte de Nerissa, yo asumí su lugar, pero como comprenderás ya no estoy en edad para eso, así que debes asumirlo.

Charlie asintió–Muy bien.

–Mañana hay una reunión muy importante y puedes aprovechar esa ocasión para presentarte–continuó.

–Muy bien ¿Es todo?

La anciana la atravesó con la mirada.

–Es importante que tengas muy claro que la reputación de tu esposo está en juego. Aún puede ser el primer lord del tesoro.

Charlie abrió los ojos–¿Primer Lord del tesoro?

–Wolfram renunció a ese tedioso título abuela, debe rendirse ante ello–le informó Aitasis.

Charlie la miró–¿Él renunció?

–Sí–le confirmó Becky–Quería estar contigo a plenitud.

Lo que dijeron a continuacíón, no lo escuchó. No entendía esa actitud de Wolfram, él no podía estar hablando en serio. No podía creer en sus palabras, sentía que si lo hacía iba a salir lastimada.

Ella se puso de pie–Les pido un permiso.

La estancia quedó en silencio cuando ella cerró la puerta.

Pudo ver a Marco con unas criadas y esta le hizo señas para que se acercara.

–¿En que le puedo servir su gracia?

–Marco cuando estemos solos, puedes tratarme normal.

–De ninguna manera ¿En qué puedo servirle su gracia?

–¿Dónde está Westhampton?

–Salió a montar con un grupo de caballeros.

–Oh, gracias Marco.

Él le hizo una reverencia y se marchó. Charlie decidió que iría a caminar al jardín, después de todo quería estar a solas para ordenar sus ideas con claridad.

Al llegar a este, subió la colina y rodeó el lago. Hay algo que ella tenía muy claro y era que no deseaba en lo más mínimo ser duquesa de Westhampton. Amaba sus pantalones, extrañaba su cabello corto y su libertad.

De repente vio a un hombre apoyado en un tronco, cerca del lago, fumando un puro. Él se percató de su presencia y pisó el puro. Se suponía que un hombre no podía fumar delante de una dama. Ella se sorprendió un poco al ver quién era. Gregory. Gregory Westhampton. Su primer amor.


 


 

Una Charlie de ocho años estaba apoyada detrás de un árbol viendo a todos los varones Westhampton jugar al críquet, pero ella sólo miraba a uno de ellos, a Gregory. Él era el más alto de todos y tenía la sonrisa más linda que haya visto jamás.

Ella suspiró–Gregory...

Escuchó una risa femenina y decidió ignorar a su amiga Darleen.

–Me dijiste que ya no te gustaba mi hermano, mentirosa.

–Estoy tratando de olvidarlo.

Su amiga se acercó y la tomó por el brazo.

–Vayamos a jugar nosotras.

–Pero quiero velos jugar.

–Que aburrido, vayamos a mi habitación.

Charlie miró por última vez a Gregory y siguió a Darleen.


 


 

Gregory le sonrió mientras le hacía una reverencia.



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En el texto hay: wolfram, charlie, sagawesthampton

Editado: 02.03.2021

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