-¿Estás bien?-pregunto Nicolay, yendo directo al grano.
-Fuiste tú quien termino con una flecha en el cuerpo-se levanto-yo debería preguntártelo.
-Estaré bien-le mostro el vendaje-Liebre me curo, apenas y pude reconocerla.
-No parece ella misma, ¿verdad?
-Sigue siendo Liebre, pero más madura, es maravilloso.
-Si tú lo dices…
Se dirigió a donde tenía unas pieles secándose y se puso a examinarlas, aparentemente su plan era fingir que nada excepcional había ocurrido y Nicolay no tenía intenciones de irritarla, Liebre podría haberse transfigurado tras cuatro años pero Perdiz seguía siendo la chica dura y poco demostrativa que tan bien recordaba.
-Yuoko también se recupero-le dijo.
-¿Y que con eso?
-Entiendo, ¿sí?, no te acercaste a ayudarnos porque habrías tratado de matarla, no porque quieres sino por lo que el juego te hace, si Mitzah no hubiera aparecido seguro habrías ido por ayuda, no estoy molesto contigo ni nada.
-Lo odio…
-¿Qué cosa?
-Todo…todo esto-aun no le miraba-este juego, este lugar, y a ese monstruo…
-¿No puedes dejarlo?, ¿ir al pueblo con los que no juegan?
-Podría, pero alguien debe ponerle un alto.
Comenzó a recoger y doblar las pieles, Nicolay pensó que en realidad si había cambiado, pero fue un cambio producto de reforzarse a sí misma, antes al menos se permitía sonreír y bromear, ¿Qué le había pasado en esos cuatro años que le volvieron tan peligrosa?
-Rapaz-le miro de pronto-dime que lo has entendido.
-Si no sigo las reglas acabare muerto-reconoció.
-No quiero que mueras.
-Tendré más cuidado…por cierto-cambio el tema-me entere de que podemos hacer una alianza, ¿Cómo funciona eso?
-¿Una alianza?-alzo la ceja-bueno, depende de cada quien, entre nosotros se reduce a que te dejo robarte mis cosas y, si te lo pido, tu tendrás que robar algo para mí.
-¿Necesitas que robe algo?
-No ahora-se dirigió a su cabaña-te pido que te vayas, tengo cosas que hacer.
-Algo más-la detuvo-Yuoko, ella…dice que la domestique, no sé, solo intento ser amable, no quiero que este en una cueva oscura y fría asique va a vivir conmigo ahora.
-¿Qué?-volteo-¿estás loco?, ¡Se comió al último ladrón, Rapaz!, ¡Se lo comió!
-¡No lo hizo porque quisiera!, como se que tampoco tu querrías hacerle daño, es el juego.
-El maldito juego.
-Eso, pude verla durante un receso y es completamente normal, y aunque fuera mala persona no creo que nadie merezca la vida que está llevando, asique te aviso, deberíamos convenir algún tipo de señal para que avises cuando vayas a verme, para que ella se esconda.
-Una señal…-lanzo un fuerte y largo silbido, tal y como Hoff le enseñara.
-Eso funcionara.
-¿Alguna otra cosa?
-¿Sabes qué día pasara por el camino el Comerciante?-Perdiz alzo la ceja y luego miro al cielo.
-La próxima luna llena seria en…cuatro días, sí, creo que dentro de cuatro días.
-¡Gracias!-se acerco, Perdiz pensó que iba a abrazarla o algo porque tenía las manos ocupadas.
-¿Qué es lo que pretendes hacer ahora?
-Lo que se supone que haga, ¿no?, ¡Jugar al juego!
De golpe la empujo, agarro algunas pieles y salió corriendo hacia el bosque, Perdiz se quedo bastante atónita pero luego, cuando pesco que su hermano el Ladrón acababa de robarle sin más, no pudo evitar dejar salir una pequeña risilla.
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Los siguientes cuatro días Nicolay no anduvo ocioso, resulto que Yuoko tenía varios refugios, dígase cuevas y escondrijos, y los visito todos para rescatar lo que pudiera, aunque en su mayoría solo encontró huesos de pequeñas criaturas y cosillas que, según parecía, Yuoko había hurtado o encontrado por allí solo porque le llamaron la atención, cositas brillantes, adornos, incluso unas cuantas joyas, pero el mejor hallazgo debió ser una alfombra con un precioso arreglo que, según ella, Mitzah le había obsequiado alguna vez, quedaría perfecta en el nicho que estaba haciéndole.
También comenzó a realizar incursiones a la Villa, se aproximaba furtivamente, tras la caída del sol, a examinar las casas y aprenderse la distribución de todo, muchas viviendas estaban deshabitadas y al mirar por las ventanas veían que sus dueños, o quizás los vecinos sobrevivientes, se habían llevado la mayoría de los objetos en el interior, no intento llevarse nada las primeras dos noches, también estaba aprendiéndose los patrones en la ruta de Relian, pero en una, vete a saber de dónde salió, asusto a un gato que pasaba por allí y el Soldado le descubrió.
-¡Hola!, ¿bonita noche, no?
-Muy bonita-dijo este, sonriéndole con confianza-sería una pena que la arruinaras pasándola en una celda.