La Leyenda de Ailur

Cap.15-El Comerciante

Nicolay hizo el camino de vuelta a su cabaña sumido en profundas reflexiones, que se vieron interrumpidas por una cacofonía de ladridos, Anai el Comerciante estaba de visita y sus dos pavorosos perros habían hecho que la pobre Yuoko se refugiara en el techo.

 

-¡Oye!

-Comenzaba a impacientarme, Ladrón.

-¿Qué crees que haces?, ¡Calla a esos perros, por Odín!

-Ellos también se aburrían-tiro de la cadena-¡Ruff, Magor!, ¡Quietos!, ahora que estas aquí…

-Dame un momento-le dijo-¡Yuoko!, ¿estás bien?

-¡No!-grito esta, en parte chillo.

-¿Te lastimaste?, ¿puedes bajar?

-¡No!...si, ¡pero no!

-¿Qué?

-No me lastime-aclaro, asomándose un poco-si puedo bajar, ¡pero no quiero!, ¡son perros malos, muy malos!

-Mis perros no son malos-dijo Anai, que observaba la escena con interés.

-¡Me mordieron!

-Tú los mordiste primero.

-¡Oigan!, con todo respeto, Anai, déjame manejar esto a mí.

-Es tu mascota-dijo este, alzándose de hombros y apartándose un poco.

-No es…-empezó, pero lo dejo enseguida-baja de ahí, Yuoko, apenas y repare el tejado, te puedes caer…mírame, ¿sí?, te prometí que volvería sano y salvo y aquí estoy, yo cumplo mis promesas.

-Las cumples-esbozo media sonrisa.

-Ahora te prometo que no dejare que los perros de Anai te lastimen, asique puedes bajar, todo irá bien.

 

Yuoko se mordió el labio, dubitativa, pero al final salto ágilmente al suelo, dio una vuelta en torno a Nicolay como para verificar su estado y se metió de regreso a la cabaña.

 

-Nada mal-Anai había ido a sentarse junto al pozo-Merhs era más estricto con ella.

-¿Puedo ayudarte?-pregunto, manteniendo las formas por cortesía.

-¿Para qué mas arrastraría mis viejos huesos hasta aquí?, vine a hacer valer nuestra alianza.

 

Aquella fue una mala sorpresa, según los términos del juego el Comerciante podía aceptar su mercancía robada a cambio de que robara para él, pero dado que solo aparecía por la zona de tanto en tanto no lo había tenido presente, no había pensado que podría llegar y abordarle en cualquier momento.

 

-Entiendo-dijo simplemente.

-¿Hay algún problema?

-No tengo este papel en el juego precisamente por gusto.

-Tampoco yo pero uno juega con la suerte que le toca-de su bolsillo saco una moneda de oro-y, a veces, la suerte es todo con lo que puedes contar.

-¿Eso es…una reliquia?

-Que gusto no tener que dar explicaciones, observa, la Luna es No, el Sol es Si-lanzo la moneda al aire y la atrapo cubierta-asique dime, Ladrón, ¿respetaras nuestra alianza?

-Claro que si-Anai destapo la moneda, mostrando el sol.

-¿Entiendes?, con esta moneda puedo saber cualquier cosa siempre que la respuesta se reduzca a un sí o un no, me pregunte esta mañana si debía venir a pedirte este favor y aquí me tienes ahora.

-Es…muy impresionante-dijo, aquello sonaba como si predijese el futuro-entonces, ¿Qué necesitas que robe?

-El trabajo no podría ser más simple, quiero que vayas a casa de la Dama y robes la llave que abre su puerta, no puedes confundirla, la lleva al cuello.

-Nunca le he visto una llave.

-Porque está bajo la ropa-preciso-asique no me puedes decir que no es un buen trabajo, solo debes solicitarle un servicio y tomar la llave cuando se distraiga.

 

Hasta ese momento el Comerciante había mostrado una gran suficiencia y confianza en todo lo que hacía, pero al reparar en la cara de Nicolay se desconcertó, el chico se había puesto coloradísimo y apartaba la mirada.

 

-¿Qué te pasa?

-Es… ¿es la única forma?, es decir…yo jamás…

-¿Tu jamás qué?-alzo la ceja-oh, no me digas… ¿de verdad?-soltó la risa-¡Muchacho, no me digas que nunca has estado con una mujer!

-¡Pues no!-reconoció, apenadísimo-eso…eso no habría estado bien, uno no debería andar con una mujer con la que no pretendiera algo serio.

-Dioses, deberían agregar a un sacerdote al juego y darte ese papel.

-Tiene que haber otra manera de conseguir esa llave, ¿no?

-Podrías abordarle violentamente, aunque si el Soldado te atrapa estarás en un lio.

-No voy a atacar a nadie.

-Mira-se levanto-tampoco me emociona enviarte a la cama de la Dama, solo digo que es la forma más fácil de conseguir lo que quiero, pero el que tan lejos quieras llegar es tu decisión, si no lo haces simplemente daré por concluida nuestra alianza y no volverás a obtener ni un mondadientes de mi parte, asique, ¿Qué vas a hacer, Ladrón?

 

Yuoko estaba mirando por la ventana y eso no le hizo más fácil las cosas, acababa de decirle que él cumplía sus promesas porque hacer las cosas justas era muy importante para ella y no quería que le perdiera la confianza rompiendo su alianza y, ¡diablos!, no le convenía, su alianza con Anai era clave para su supervivencia a largo plazo en el Valle.



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En el texto hay: luna, mitologianordica, cuarta pared

Editado: 15.10.2019

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