La Leyenda de Eros

Capítulo 7: Cuentas Pendientes

Sin previo aviso una silueta toma el asiento del conductor impulsando a Eros al lugar del copiloto...

Este extraño enciende el motor al mismo tiempo que uno de los dos que devolvía el ataque a los mercenarios ingresa al vehículo, el otro ya le pueden decir finado.

El mecánico agradece al  desconocido, pero Braulio lejos de exaltarlo le pide a este identificarse. El asombro se cambio velozmente por desconcierto y finalmente por rabia al atisbar que era el prófugo Mike.

Aarón le pido explicaciones a este apuntándole con un arma de gran calibre —Tranquilízate solo vine a ayudarlos— dice Mike mientras baja el agujero del arma que lo veía con maña.

Este último suelta un largo y débil suspiro, empezando a narrar las causas.

-Mike- Los bandidos de puerto querían organizar un asalto en la vía Atarraya-Frontera cuando se enteraron que mercenarios adinerados cruzarían por esta y yo acepté.

Sin esperar un momento más Braulio salto sobre Mike haciéndole perder el control del vehículo por unos momentos, ya que Eros controló al malhumorado comerciante con prisa, Aarón le permite al conductor continuar con el relato.

El posible bandido observa un instante al cada vez más calmado atacante lo que le da vía libre para seguir hablando.

-Mike- Al enterarme que entre ellos se encontraban unos viejos conocidos ideé un plan, pero no tuve forma de realizarlo así que antes del ataque ocasione ruido para alertarlos, y como ven los ayudo a escapar en este momento.

Nuestros protagonistas piensan un poco sobre los hechos, pero no tienen tiempo ya que se aproximan a la frontera, en la que dos guardias desde una elevada atalaya de 30 pies les señalan un cartel que presagia bajar del vehículo en una zona roja cercana a los peajes debido al auto militar en el que se movilizan.

Los seis descienden del motorizado y son extensamente requisados por diez hombres armados y blindados de pies a cabeza —A que se debe la buena atención comandante— le dice sin tapujos Eros a un hombre de barba voluminosa.

Este parece estar comunicándose con sus firmes ojos a uno de sus guardias —¿Acaso no saben lo que está ocurriendo en la entrabas de mi patria?— este le ordena a uno de sus inferiores entregarle a Mike un escrito en papiro, que aparenta ser un comunicado.

Aarón le hace señas con su cara al portador del diario para que lea su contenido, este Lee con amplia voz para que no se quede oído sin escuchar sus escrituras

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Versión Oficial: Ataques

Los seres que han tocado suelo en nuestras fronteras son un disminuído conjunto, se cree que puede ser magia negra concebida en el país de Alderamin pero su majestad el rey Eros VI no ha dado explicaciones sobre las criaturas provenientes de su país que han afectado a la patria ya pronto 58 soles.

Nuestra majestad el rey Etamin decide reforzar todos las ciudades y próximamente convocará una junta extraordinaria con los dirigentes de Antares, Sirio y Alderamin.
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Eros se intranquiliza observando a todos lados, comportamiento del que se enteran de inmediato los militarizados —¿Y a ti que te pasa?— dice sujetándolo del hombro uno de los anteriores.

Para traspasar rápidamente el cuestionario Aarón le comunica a estos que es el príncipe Eros VII, quién ha venido para hablar con Etamin.

Aunque el comandante desconfía de lo que manifiesta, el capitán saca de la desgastada ropa de su monarca en la que sólo brillan los rubíes una medalla en hierro con un lino rojo, comprobado así su título.

Recelosos los dejan continuar, abriendo lentamente las gruesas puertas de roble, mientras el transporte pasa por esta es meticulosamente requisado por los Hadaresitos.

Ya una hora después, y luego de varios comentarios satíricos de Braulio al linaje de Mike se introducen en un pueblo que parece sobrevive gracias a un comercio por carretera.

Pequeñas casas, con una disminuída contaminación ambiental y lumínica, mercancías exclusivamente textiles y alimenticias que distribuyen unos bajos y macizos habitantes.

Coyuntura que aprovechan para abastecerse, con sólo unos objetos de valor; los rubíes de Eros. Se despojan de estos objetos a cambio de los productos que ofrece el humilde pueblo de carretera.

—¿Que siente usted al ser un miserable como todos los habitantes de mi pueblo, rey?— son las palabras que hieren moralmente a Eros provenientes del todavía conductor del vehículo.

Este no musita palabra hasta media hora después justo cuando el ambiente se torna más fresco —Cuando sea rey mis ojos mirarán primero al Puerto de plata— Mike despega sus ojos del camino y sus ojos se insertan en él como si no esperase estás palabras.

Aarón con una mirada parece demostrar su apoyo a las contundentes palabras, que es interrumpida por un sonido ensordecedor que inunda a los presentes.

—¡Creyeron que no los encontraríamos, nadie escapa de mí!— es lo que alguien gritaba mientras desde el volteado automóvil salían solo 5 individuos.

Braulio camuflando su dolor se incorpora al dar con su enemigo de puerto que roba todos sus cargamentos de cobre; Darío el tío de Mike.

Un hombre de ojos verdes, barba y pelo rojo furioso al otro lado de la estrecha carretera se da miraditas con su archienemigo.

Aún así este no parece estar muy feliz con el comportamiento de su familiar, es simple saber que esta será una batalla a muerte...

Los atacantes disparan para doblegar a sus víctimas, pero la oscuridad disminuye la precisión, lo que le da tiempo incluso al viejo mecánico de ponerse a cubierta.

—Ya lo hicimos una vez, simplemente son más— dan por sentado los demás ante las palabras de Aarón y toman las desquebrajadas armas escepto Eros, que parece preferir la categórica espiga de acero que empuña.

Usando la noche Braulio flanquea a los adversarios, una vez a su izquierda le destroza una oreja a uno de estos once y al mismo tiempo que ese órgano vuela por el aire, tres de esos hombres se lanzan sobre su presa.



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En el texto hay: principe, accion, demonio

Editado: 20.03.2020

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