La Leyenda de Eros

Capítulo 10: Vendetta

Su desplazamiento superior es superado por lo reflejos del valiente caballero que como si de un juego se tratase le da un traspié haciéndola caer fuertemente.

Esta tiene intención de clavar la espiga de espada en el dorso de su sereno enemigo que desvía tres ataques de la reina con su cinturón quedando cada vez trozos más simples —Tengo mi hígado pero arruinaste mi cinturón favorito, lo pagarás— con una sátira al aire espera la próxima acometida.

Su maestro parece tranquilizarse al punto de sentarse en una roca para observar la batalla con una luna llena encima de la cabeza de Deneb que revela la furia incontenible que escapa de su interior.

Quinta arremetida seguida, casi volando sobre el pasto que muere con su paso, y destinando sus uñas al cuello desprotegido de su presa... Usando sus botas para levantar la tierra que recubre la cara de la impotentemente furiosa bruja entorpeciéndola lo que da la oportunidad de patear aquella espiga en manos de la aturdida enemiga, que sale de su estado cuando atraviesa su propia carne en descomposición.

Mike toma unas frituras del auto y se sienta junto a Aarón encimando una pierna —Acepto que me equivoque, puede ser el verdugo de ese demonio— como si la suerte estuviera en contra toma por fin a Eren sin soltarlo desde el pecho lo aprieta dejandolo sin oxígeno, cayendo este al suelo.

Cargando su fusil y tensando sus músculos a cinco metros de distancia de la contienda —O tal vez no— dejando salir las seis balas de alto calibre que no parecen inmutar al objetivo hasta que una da con el sector de la herida de espada que desalienta a esta.

Renovando energías por respiración agitada se molesta con un Mike apunto de desenfundar de nuevo el rifle—No te entrometáis, esto es personal— el otro se desarma y ayuda a levantarse del suelo al de categóricas palabras, sin desobedecer se aleja sentándose una vez más en la roca donde el capitán confiado se come las papas del incomodado propietario.

La estresante batalla se extiende, la madrastra desprende sus órganos junto con la filosa espada que suelta cayendo al yermo suelo, con pasos seguros se acercan para una pelea sin armas, debido a esto el contrincante masculino trata de esquivar las mortales zarpas que tratan de cegarlo respondiendo con varios puñetazos en los desencajados órganos restantes, que se observan por la amplia cavidad abdominal que desangraría a cualquier mortal.

Al no poder ganar físicamente está se rodea de un esfera de energía violácea con intenciones de no perder empieza un ritual, que da impresión de invocar a algún ser maligno —Mátala, no la dejes— son palabras que sacan del trance a Eren siendo tarde cuando un espeso vapor verde se desprende de el iniciando a tomar una forma esquelética, alterando a Aarón 
—Esa es la razón por la que no podías pelear chico— como una gallina Mike enciende el auto y busca su otro rifle.

Un elegante hombre carente de piel yace enfrente del príncipe y parece comunicarse con la madrastra de aquel, luego se vuelve otra vez magnificando sus tres metros de altura —Tú eres el humano más fuerte que haya dado este mundo, nuestro mayor enemigo pero ahora y para siempre no existirá otro.— una cantidad exorbitante de las cenizas que sobrevuelan el cielo nocturno se adhieren a Louis dándole un aspecto humano similar al difunto Braulio.

Desorientados ven al cuerpo aún fresco del mercader, a sabiendas de que no se enfrentan a su compañero regresan sus ojos a un potente enemigo —Son uno mortales sin fuerza para vencer— Eso lo veremos— reta al inquieto enemigo que espera la primera movida.

Enterado de su importancia recoje su espada, se encoge en esta y reza al cielo recitando las palabras a su dios al cielo —"Hoy lucharé, hoy ganaré y todo se lo debo a él, Harzes está conmigo y no habrá llanto si esta cerca"— luego se irgue con total seriedad conservando la esperanza de finalizar esto para siempre.

Como si fueran enemigos de bajo nivel esquiva las uñas y las dagas de Louis tomando a su madrastra y clavándole el filoso puñal por segunda vez y lo recibe sin inmutarse, el lord le apresa los brazos sin tocarlo para que así su aliada le pueda asestar el embate final, lejos de dejarse achantar cuando esas garras estaban por adentrarse en su pecho, patea la mano derecha de su atacante lo que ocasiona que esta entierre sus "uñitas" en su propio brazo izquierdo lo que parece finalmente herirla de gravedad expulsando sangre de un color natural de ella.

Esto causa sorpresa en Louis e inclusive Mike que abandona el auto con un arma de fuego en manos, el asombroso luchador evade la magia de la copia de Braulio que con un rápido movimiento usa el brazo izquierdo de Deneb para introducirlo en sus ojos grises sin vida lo que además de sangre desprende la maligna esencia abandonándola... Como saco de plomo la gravedad pone su cara a saborear el gladiolo que abunda en la pradera, la muerte del hermano de Aarón ha Sido vengada...

Da media vuelta al indiferente sujeto que desata las cenizas rojas acoplándose esta vez en Aarón simulando su físico, arrastrando su espada Eren va enfocado en la misión en compañía de su audacia pero el primer y segundo tajo los elude con ostentada ligereza —Me imita bien— bromea con Mike de nuevo sentándose en la roca terminando sus papas fritas.

Al razonar la ralentización de su actividad se separa de la espada para boxear con este pero como si supiera sus movimientos le revienta la boca y lo golpea hasta noquearlo impresión inegable causa en los rostros de los que  posan en la roca —Ya me ha dado tres putos sustos, que se decida tu aprendiz​ lo derrota o no, ya ni papas tengo— otorgándole la razón a Mike y con pizca de humor 
—Ya llegó la hora del maestro— dijo alistándose caminando como si se viera en un espejo.

Una lucha sin ninguno acertar algún golpe se prolonga por un cuarto de hora, así que Louis ingenioso patea un árbol que al sacudirse deja caer varias naranjas incluso cayendo en él mismo, pero sólo afectando a Aarón cogiéndolo desprevenido un golpe de suerte lo desenfoca no teniendo la ventaja otra vez tras un combo de 8 dianas en su robusto rostro que precipita al espeso líquido carmesí. —Ya basta Louis— dice el capitán cerca de la derrota lo que detiene la serie de cirugía que le estaba generando Louis —Ya ríndete y deja que la vida de Eros, sea mía— como un desquiciado se burla Aarón por algo que no tiene claro el poderoso Abisal.



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En el texto hay: principe, accion, demonio

Editado: 20.03.2020

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