Helanka
Ya estoy en la base militar donde la nave Imperial Ántrax, que me trae de vuelta a mi compañera eterna, está a punto de posarse. Ahora mismo la nave hace acto de presencia dentro del pabellón de recepción, veo las complejas maniobras que se deben realizar hasta que por fin los sistemas de navegación y vuelo se detienen por completo. Salgo, acompañada por mi escolta, para recibir a mi embajadora, si estuviésemos solas me la comería a besos, baja con una seguridad, que sé que no tiene, en sí misma que a mi escolta le faltó poco para saludarla como si ella fuese la Emperatriz.
Isthar: "Majestad Imperial.", me dijo mientras se arrodillaba ante mí.
Helanka: "Querida Isthar, entre nosotras no hay tratamientos regios, puedes llamarme por mi nombre simplemente."
Isthar: "Será un honor Emperatriz Helanka..."
Nuestra Estrella de día, lo que los antiguos humanos llamaban Sol, apenas se había desplazado una milésima de grado cuando llegamos al Palacio Imperial. Nada más entrar en nuestras habitaciones privadas me abalancé sobre ella nuestros bocas intentaban abarcar la mayor cantidad de piel de la otra, sin apenas movernos nuestras ropas terminaron desperdigadas por el suelo, y después nos dirigimos hacia nuestro dormitorio, donde dimos rienda suelta a nuestra pasión. No tardamos las dos en mirar la foto de nuestra boda, como lo llaman los humanos exiliados.
*******************************************
*** Flashback ***
A mi hermano lo envió mi padre, el Emperador, para que intentase mediar en un conflicto dentro de uno de los mundos menores de nuestro Imperio, para evitar que se diese cuenta de que le iba a ganar la partida. Aunque mi hermano no lo sabe, pero dos de sus consejeros le han traicionado, y ahora mismo están en mis manos, algunas miembros de mi escolta personal consiguieron asustarlos de tal forma que cantaron todo lo que necesitábamos saber sobre sus manejos, a partir de ese momento les nombramos con el nombre ficticio de Roma y Viriato, para este viaje del primogénito iban a ir los dos, aparte para que no se fuesen de la lengua, el Gran Dragón junto con algunas guardias de mi escolta personal le acompañarían en el mismo. Con el primogénito fuera de juego podía desarrollar mi idea de forma más tranquila y diligente.
Dos días antes de iniciar el proceso legal de traspaso de poder, llamamos al Registrador Imperial para que nos leyese la regulación de la Unión Sagrada en el mundo de los Quantums, tras lo cual firmamos los documentos y nos entregaron la llave que simboliza la unión de dos seres para toda la eternidad. Después con los datos falsos de Isthar preparamos la ceremonia que, según los humanos exiliados, nos uniría en la Unión Sagrada, lo que ellos llaman matrimonio. Tuve que ir a buscarme un traje blanco, ya que era tradición en ellos hacerlo la hembra, ellos las denominan mujeres. Pero lo que me chocó es que ni ella podía ver mi vestido pero ni yo el suyo, decían que si lo hacíamos las desgracias se sumarían en nuestra Unión Sagrada, y yo no deseo que eso ocurra, así que decidí usar el traje de mi coronación, era muy bello y aparte coincidía con todas sus costumbres. A la mañana siguiente un no se qué, vestido con una túnica color morado se puso delante de nosotras.
Ministro Sr.: "Estamos reunidos aquí para presentar ante el Dios de Jacob, de Isaac, de Moisés, el Abba de Cristo, el Alá del Profeta, y así cuantos seres majestuosos han ido enseñándonos a través de los tiempos a estas dos personas que van a Jurar unirse en Sagrado Matrimonio por lo cual haré las cuestiones de rigor.
¿Venís libres y voluntariamente?"
Las dos: "Sí venimos libre y voluntariamente. No estamos coaccionadas y ambas deseamos unirnos en Sagrado Matrimonio."
Ministro Sr.: "¿Guardaréis fidelidad mutua hasta que el Supremo Hacedor de nuestras vidas os reclame?"
Las dos: "Sí seremos fieles a nuestra pareja en la abundancia y en la carencia, en la alegría y en la tristeza, así hasta que el Supremo Hacedor nos reclame."
Ministro Sr.: "Entonces tú repite conmigo. Yo Helanka te tomo a ti Isthar como mi legítima esposa y te juro ser fiel en la abundancia y en la carencia, en la alegría y en la tristeza, en la enfermedad y en la vida. Hasta que el Supremo Hacedor me reclame junto a él.", mientras me miraba fijamente.