Helanka
Ya ha hecho lo que nadie se esperaba, ha renunciado a ser Emperatriz, que podía haber evitado muchos disgustos a su gente, y ha vuelto a ser la Favorita Imperial, pero esto tengo que arreglarlo ya. No voy a consentir que mi compañera eterna tenga una consideración inferior a la de cualquier súbdito del Imperio, hago un gesto a Nicoletta tengo que abolir el sorteo y la esclavitud de los humanos, y es lo que voy a hacer. El Gran Dragón sabe que tramo algo y se me ha acercado para saber que voy a hacer.
Helanka: "Amigo mío, voy a abolir el sorteo ya no habrá más sorteos... no puedo con la culpa de tanta gente inocente destrozada para satisfacer los caprichos de cuatro eunucos que sólo saben encerrarse en los salones para intrigas palaciegas que no resuelven nada..."
G. Dragón: "Estoy de acuerdo con vos, Alteza Imperial. Pero creo que lo mejor es hacerlo de forma escalonada... lo haremos por fases, como si planificásemos una batalla. La primera fase consistirá en eliminar la obligación de todas las hembras de entre quince y diecisiete rotaciones, se mantendrá las edades pero se tendrán que apuntar en una lista. Eso lo hará voluntario y evitaremos algunos movimientos en contra nuestra de parte de los humanos, en esta primera fase..."
Helanka: "Gracias por tus sabios consejos amigo. Pero tengo un discurso que dar, pero tendré en cuenta tu sugerencia."
Me sabía mal dejar al Gran Dragón con la palabra en la boca, pero tenía que dar un golpe de mano, delante de todo el Imperio. Mi hermano, el primogénito, sería quien sufriría las consecuencias más inmediatas. Con la ayuda de Nicoletta e Isthar, fui con muchísimo esfuerzo hasta el estrado necesitaba mostrar la indignación, el dolor, y sobre todo el sufrimiento pasado por que alguien quería algo que no le correspondía.
Helanka: "Pueblo del Imperio, soy vuestra Emperatriz Helanka. La misma a la que unos traidores intentaron quitarme la vida para culpar a una pobre gente que no tenía nada que ver con el terrible suceso. Como ha dicho mi COMPAÑERA ETERNA, sabíamos cuando íbamos a ser atacados, pero desconocíamos quien había sido el instigador de tamaña barbarie. Si no lo hubiéramos sabido, hoy yo no estaría aquí... lo mismo que muchos quantums, cuyo único delito había sido estar en el lugar equivocado... gracias a los dioses no ha pasado nada. Tanto mis escoltas como yo soportamos el ataque.
Ahora quiero agradecer a todos los que desde su sitio, han ayudado a desenmascarar a esos traidores al Imperio. Por lo que tengo que hacer varios anuncios, antes de decir quién es el máximo responsable de esta atrocidad...", miro de reojo a la Intendente y a la Capitana y saben que quiero que hagan. En pocos instantes sus mejores guardias tienen al primogénito totalmente rodeado, si pregunta algo se le dará alguna excusa barata. "...quiero decir que a partir de hoy el sorteo no es obligatorio, será voluntario. Quien desee colaborar con el Imperio lo podrá hacer desde dentro, ya sea como personal de servicio, ya sea como guardia de cuerpo o como soldado estelar. Las vejaciones y malos tratos al personal que se incorpore será castigado con la máxima severidad, además el sorteo se abrirá a todos los mundos y a todos se les aplicará las medidas aprobadas para compensar a los seres que se hayan visto obligadas a formar parte de nuestro personal. Desde hoy también los humanos exiliados son iguales en derechos y obligaciones que cualquier ser de nuestro Imperio, Quantums, resedianos, etc.
En segundo lugar quiero anunciar que el cargo de Favorita Imperial desaparece, ya ni habrá más Favoritas Imperiales, esas funciones y ese rango recaerá en el Gran Canciller, el cual ya no tendrá la obligación de tener relación con el Emperador o Emperatriz. Deberá ser elegido por el Emperador o Emperatriz en persona pero estos anuncios se desarrollarán más adelante por parte del Consejo Imperial de los Mundos.
¡Capitana! ¡Intendente!...", todo el salón estaba pendiente de mis palabras. Sabía que mis dos anuncios iban a armar mucho revuelo, escuchaba los cuchicheos. "...Tráiganme al traidor."
Carls
Todo el salón estaba asombrado la Emperatriz en Unión Sagrada con una esclava, miré a mi padre con odio.
Carls: "¡Tú lo sabías! Has consentido que el Imperio esté en manos de una esclava." Le recriminé.
Mi padre no me hizo caso, miré a mi madre y los dos me ignoraron. Esto no pintaba bien, aquí se estaba cociendo algo gordo y yo tenía que averiguarlo. Me sorprendió cuando vi a Helanka, esa estúpida que había traicionado al Imperio junto con mis padres, hacer un esfuerzo para incorporarse, de la mano de su esclava-compañera eterna, y su otra esclava se dirigió a estrado.