Isthar
Ahora mismo nos dirigimos hacia el planeta Tierra, la irrupción de una nave pirata me impidió, según quería hacer, llevar al líder terrícola a su hogar, pero un elemental sentido de la prudencia me decía que esa opción no era viable, sin embargo la salida del depuesto Caudillo Taerug fue sin complicaciones, al ser una nave de "sus aliados" ella podría irse o venirse sin problemas de ser atacada, la nave pirata tras pararse un momento sobre la órbita de la tierra volvió por dónde había venido, eso no puede ser nada bueno. Así que mejor convoco a mi Junta de Principales de Combate, y nuestros examinadores.
Isthar: "Señores, declaro la situación de beligerancia total. Tenemos que preparar a la población no combatiente del planeta para sacarla y llevarla a nuestros refugios. Me pondré en contacto con la Emperatriz y daré las instrucciones pertinentes que nos permitirán proteger a la gente del Imperio. A partir de ahora cualquier comunicación que vaya hacia el Imperio debemos contestarla nosotros, y monitorizaremos las comunicaciones del planeta. La vida de nuestras familias, amigos y conocidos, se juegan salvando a los desconocidos que viven en un viejo planeta azul."
Vi la cara de sorpresa de todo mi equipo cuando hablé de establecer la máxima alerta por guerra, la cara de todo el mundo era de sorpresa. Que un grupo de cadetes vayan a plantar batalla contra un grupo, muy organizado, de piratas del espacio, por los datos que habíamos recabado de sus plataformas en la Tierra, ellos deberían tener a alguien muy gordo detrás de ellos ya que las naves estaban muy bien cuidadas y las plataformas de la Tierra no eran las típicas de los piratas y contrabandistas, había demasiada organización, demasiada energía y demasiadas armas.
Esto es algo más que una pequeña escaramuza para capturar a un traidor, se trata de una batalla por evitar que el Universo caiga bajo el yugo de unos desaprensivos, y para ello hay que proteger al viejo planeta azul.
Gran Dragón
Ya llevamos un buen rato de viaje, el prisionero no deja de proferir gritos e insultos, algunos soldados Taerugs, que vienen con nosotros, se sienten incómodos por la situación de custodiar a su anterior líder preso en una galera dentro de su propia nave. Procuro que ninguno de mis hombres, sean quantums o humanos de mal trato al prisionero, aunque a veces es comprensible, se dedica de forma insistente a faltarle el respeto a nuestra Emperatriz y a su Gran Canciller. Estaba pensando en cómo callarlo de una maldita vez cuando el máximo de la nave se presentó ante mí.
G. Dragón: "¿Ocurre algo?"
Máximo T: "Acabamos de recibir este mensaje.", me dijo escuetamente mientras me entrega un e-documento.
Cuando lo leo me llevo las manos a la cabeza, la situación es peor de lo que sospechábamos, y ahora cómo le digo a la Emperatriz que su esposa está en una guerra contra otro Imperio Galáctico y que hay que activar los protocolos de seguridad colosal, además usaremos ese esquema que me ha planteado Isthar. Esa cría es lista como ella sola, hasta que descubran el engaño pasará mucho tiempo, quizás el suficiente como para alejar el peligro del planeta tierra. Estoy encerrado en mi despacho pensando en ayudar a esa niña del jaleo en el que está, cuando alguien llama a la puerta. Me gusta esa costumbre de los humanos.
Voz: "Permiso para pasar, ¡Señor!"
G. Dragón: "Permiso concedido.", digo de forma autoritaria. "¿Ocurre algo Saint?", cuando veo que es el amigo del Comandante Alférez me relajo.
Saint: "Disculpe Señor, pero le he visto demasiado preocupado y he pensado que a lo mejor..."
G. Dragón: "Tengo que planificar una ofensiva, que complemente la que está llevando la Gran Canciller, pero me encuentro con el problema de que toda mi Junta de Principales de Combate está con la Gran Canciller, y no tengo idea de cómo preparar, yo sólo, tantos aspectos..."
Saint: "Bueno Kiku es bastante especial. Le encanta eso de organizar ataques, y simular derrotas...", me dice un poco cohibido.
Se va sin que yo le diga nada, se ve muy avergonzado, creo que piensa que ha dicho o hecho una tontería, sin embargo es la mejor solución que tengo, aunque no sé cómo se lo tomará él, y si le explicase la situación real que tiene la Tierra quizás me ayude. El tiempo que transcurrió hasta que llegamos a la Capital del Imperio, lo usé expresamente en preparar algún plan que medianamente pudiera ser viable. Después de las tropecientas mil maniobras que debe realizar el transporte para terminar de cumplir con su función, me veo descendiendo por la rampa y veo a mi Emperatriz con mi hermosa asistente suya. Me sorprendo cuando veo una procesión de personas bastante mayores que, respetuosamente, caminan detrás de la Emperatriz, a la vez que traen al Caudillo Traidor.