La leyenda de los Ignis | #2 |

Capítulo 7. Tenemos nuevo profesor

El móvil sonó interrumpiendo la escena. Nicky se llevó la mano al bolsillo y lo cogió aliviada. Jamás se había alegrado tanto de que nadie la interrumpiese.

—Perdón, ahora vuelvo —se disculpó con el resto y abandonó la habitación mientras descolgaba la llamada.

Bruno se volvió a sentar en su sitio asqueado. Por una u otra cosa siempre se quedaba sin hablar con su hermana.

—María, ¿me lo vas a contar tú?

Ella lo miró algo picada.

—No es cosa mía. Tú mismo lo has dejado muy claro hace apenas unos segundos.

Nathaniel no pudo evitar una pequeña risa, eso sí que no se lo esperaba. Estaba claro que Nicky había hecho un buen trabajo enseñándole a la chica.

Bruno no estaba de humor como para discutir así que lo dejó pasar.

—Entonces al final vuelves al Morsteen —comentó Bruno para cambiar de tema.

—Sí —dijo ella ilusionada.

Llevaba tres meses esperando para volver a ver el internado. Podía ser algo lúgubre y demás, pero para ella era un sitio hermoso. Había tanta magia en el lugar que era imposible no enamorarse de él.

Bruno se medio rió.

—A ver si estás tan contenta cuando conozcas al nuevo profesor —bromeó.

Aunque en cierto modo lo decía de verdad. La chica se iba a llevar una sorpresa, y no tenía muy claro si sería buena o mala.

—¿Nuevo profesor? —preguntó confusa.

En parte tenía sentido que hubiese una nueva plantilla. Si había repudiados dentro del internado habrían tenido que hacer una gran limpieza, pero ¿por qué se lo decía a ella? ¿Qué le importaba sino conocía a nadie?

—Sí, de hecho creo que deberías empezar a tratarle de usted desde ya mismo —dijo entre risas.

María le miró sin terminar de entender nada. ¿Qué estaba diciendo?

—Te presento al nuevo profesor, el señor Calonge —dijo señalando a Nathaniel y sin contener su risa.

María lo miró sin saber muy bien cómo reaccionar. ¿Nathaniel sería su nuevo profesor? Con lo mal que le caía ella... Sin duda esa asignatura iba a ser complicada. Con un poco de suerte solo daba clases a los Domadores y ella se lo ahorraba.

—¿Vas a ser profesor?

La voz de Nicky los sobresaltó. Todos se giraron y la miraron mientras ella tomaba asiento en el sofá junto a Nate.

—Sí, bueno, como ya tengo la conexión no tenía sentido que siguiese siendo alumno y me ofrecieron el puesto —dijo sin darle mucha importancia.

—No sabía que quisieses ser profesor —respondió ella algo extrañada.

Nate no tenía paciencia, odiaba a la gente en general y no era una de esas personas a las que le gustase ayudar a los demás, ¿cómo iba a ser profesor?

Nathaniel se encogió de hombros. Ser profesor no era el sueño de su vida, de hecho iba a ser bastante extraño, pero si había aceptado el puesto era por ella, para así seguir cerca suya y poder protegerla. Se sentía tan culpable de no haber estado ahí cuando los repudiados habían entrado al internado. No quería ni imaginarse lo mal que lo habría pasado, eso no volvería a suceder.

—¿Y qué vas a enseñar? —preguntó María curiosa.

—Combates —respondió.

—Así que solo vas a dar clase a los Domadores.

La voz de alivió de la joven provocó una gran carcajada de Bruno.

—No, daré clases a todos. En el Morsteen se han dado cuenta de la importancia de que todos los alumnos sepan defenderse, así que ahora todos los grupos tendrán que aprender a pelear —dijo desganado.

Una cosa era tener que dar clase a los Domadores, pero tener que enseñar a pelear a gente que no lo había hecho en su vida... No sabía como acabaría eso, pero no creía que muy bien. No tenía suficiente paciencia para soportar a todos...

—Bueno, ¿quién era el del teléfono? —preguntó Bruno.

—Óscar —respondió tratando de que sonase bastante natural.

Nate y Bruno comenzaron a entrar en tensión, de nuevo ese tipo... Comenzaba a cansarlos.

—Me ha llamado para contarme algunas cosas de los juicios. —Hizo una breve pausa—. Y quería deciros que yo me voy ya para Barnor.

Barnor era la ciudad en la que se tomaban todas las decisiones mágicas. Ahí estaba la prisión, los tribunales y todo aquello que ejercía algún tipo de poder.

Los tres chicos la miraron asombrados, aunque por diferentes motivos. María porque no tenía ni la más mínima idea de que era Barnor, y los otros dos porque no terminaban de comprender qué la había hecho cambiar de opinión.

—No creas que no me alegro de tu decisión, pero ¿qué ha hecho que la cambies? —preguntó Bruno.

Necesitaba saber porque después de una sola llamada del profesor Quemada su hermana estaba dispuesta a ir.

—Claudia está allí y no está bien —sentenció mirando a Nate quien se levantó de golpe.



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En el texto hay: internado, drama y romance, dragones

Editado: 23.09.2018

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