La leyenda de los Ignis | #2 |

Capítulo 33. Nuestros aliados

Nathaniel contemplaba el rostro de Nicky apoyado en su pecho, ¿cómo podía ser que con tan solo mirarla todo su interior se removiese?

—Creo que ya podemos decirle a tu hermano que nos abra —dijo levantándose y ofreciendo su mano a la chica para que hiciese lo mismo.

No podía seguir ahí junto a ella controlándose cada segundo. Necesitaba salir y respirar.

Nicole medio sonrió y se dirigió a la puerta.

—Hermanito, has ganado. Ya puedes abrirnos.

No hubo respuesta.

—Bruno, que sí, que ya está todo solucionado, abre —comentó Nathaniel, pero siguió sin recibir respuesta.

Ambos se miraron sin comprender porque no les abría la puerta.

Nate llevó la mano al pomo y la puerta se abrió con facilidad. En el pasillo no había nadie. Ambos comenzaron a reír. Bruno los había encerrado y después se había ido sin más a sabiendas de que una vez que se quedaran a solas lo arreglarían sin necesidad de seguir presionándolos.

—Bueno, creo que me debería ir a buscar a Adrianna para hablar de algunas cosas —se excusó Nate.

Ella sonrió, le hacía gracia que la llamase por su nombre de pila, nunca lo había hecho, pero claro, ahora era un profesor como Óscar. Lo abrazó y lo dejó ir.

Nate caminó por el pasillo hasta la puerta principal, la atravesó y avanzó hasta el lago en busca de la directora, pero en vez de encontrarse con ella se dio de bruces con el profesor Quemada.

—Justo te iba a buscar —dijo Óscar con una gran sonrisa.

Nathaniel lo miró molesto, era la última persona con quien quería hablar en ese momento.

—Lo siento, estoy buscando a Adrianna. Luego ya si eso hablamos —dijo tratando de sonar educado, pero en verdad sonó de una manera bastante seca y cortante.

—Adrianna no está, se ha ido con tu madre y el señor Jaquinot. A partir de ahora yo soy el nuevo director hasta que regrese —explicó.

Nate cogió aire. Tenerlo como compañero era suficientemente malo como para ahora tener que soportarlo de jefe. En cierto modo era humillante.

—¿Y qué quieres? —preguntó Nate seco.

Óscar sabía perfectamente la poca simpatía que el chico le profesaba, y no le importaba porque era algo mutuo, pero ahora eran compañeros de trabajo y debían saber dejarla de lado.

—En estos días van a ir llegando el resto de alumnos y profesores y va a haber que tenerlo todo organizado. Además sin Adrianna no tenemos ningún profesor que se encargue de dar las clases a los Domadores —Hizo una pausa—. Por motivos obvios yo no la puedo sustituir en esa clase —dijo haciendo referencia a que él era un Aqua—, así que tú lo harás.

Nate se encogió de hombros, no le importaba tener que dar clase a los Domadores, eran los más preparados, además la mayoría eran sus amigos. No era tanta molestia.

—Entonces ya no tengo que dar las clases de combate a todos los grupos, ¿no? —preguntó aliviado.

—Sí, eso también deberás hacerlo. Estamos faltos de profesores.

Nathaniel quiso matarlo. Sabía que lo estaba cargando de trabajos para que no tuviese tiempo libre. Si daba esa clase debería pasar mucho tiempo con los Aqua, Natura y Ventus porque no estaban preparados, y de esa manera le dejaría libre el camino con Nicky.

Cerró el puño y esbozó una falsa sonrisa.

—Bien, ¿algo más?

—Perdón que interrumpa.

La voz de Nicole los sobresaltó.

—Quería hablar contigo Óscar —dijo tímidamente.

Nate cerró los ojos, sentía de nuevo esa punzada en su vientre.

Óscar sonrió de forma triunfal.

—Puedes retirarte Nathaniel —dijo con un tono orgulloso.

—No, espera —dijo Nicky agarrándolo del brazo—. En realidad creo que es mejor que lo hable con los dos.

Óscar y Nathaniel la miraron confusos, ¿qué quería hablar con los dos?

—No creo que... —Comenzó Nate quien lo que menos necesitaba era una charla con esos dos.

—Es importante —interrumpió ella.

Los dos chicos suspiraron y la dejaron hablar.

—No he podido evitar escuchar que necesitamos profesores, ¿por qué no les pedimos ayuda a Cesar y a Marco? —preguntó ella.

Óscar se apresuró a negar con la cabeza. No, no iba a meter profesores sin el consentimiento de Adrianna, y mucho menos a su hermano.

—Nicky, no es una buena idea.

Ella se giró hacia Nate buscando su apoyo.

—Yo estoy con ella, creo que sí que nos vendrían bien. Ya han demostrado que son de fiar. En el pasado nos fueron de gran ayuda —aseguró el Domador provocando una gran sonrisa de Nicky.

El profesor Quemada lo miró asqueado. ¿Cómo no? Estaba seguro que solo lo hacía para dejarlo a él en mal lugar frente a Nicky.

—Mi hermano es un repudiado, no puede ser profesor —trató de explicar.

—Tu hermano es una de las personas más poderosas que conozco —insistió Nicole—. Óscar, tu hermano logró una conexión con un aliento de fuego —añadió casi chillando.



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En el texto hay: internado, drama y romance, dragones

Editado: 23.09.2018

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