La leyenda de los Ignis | #2 |

Capítulo 59. Relación de conveniencia

Estas semanas se estaban haciendo interminables. Hugo había roto su promesa y les había confesado todo lo que sabía, incluida la implicación de Isabel en la detención de Bea, lo cual había conseguido alterar a Claudia más de lo normal. Había hecho falta muchísimo esfuerzo para controlarla y conseguir que se tomase la justicia por su mano. Al final, por extraño que sonase, el único capaz de lograr calmarla y de conseguir que prosiguiese con el plan había sido Cesar. ¡Era curioso! Esos dos conectaban de una extraña y retorcida forma. De pronto eran los mejores amigos, como se querían matar el uno al otro, ¡y todo en cuestión de segundo!

Sin duda esto estaba siendo más duro de lo que pensaban, eran jóvenes con poca experiencia en la vida, y sobre todo, completamente inexpertos en este mundo de la maquinación. Si Javier, Adrianna y Angélica, que eran las personas más poderosas que conocían, estaban escondidos y no se habían atrevido a tomar la ofensiva, ¿qué les hacía pensar que ellos podían vencer? Al fin de cuentas no eran más que un grupo dispar, desorganizado, impaciente y sin mucha idea de lo que estaban haciendo, o de lo que iba este asunto, porque todavía no se habían enterado de lo que estaba ocurriendo en verdad...

Bruno había pasado todas estas semanas entrenando a los Domadores junto a Cesar, y esperando alguna noticia de su hermana o de Nate; Clo buscando maneras de poder ayudar a Bea desde la distancia con la ayuda de Hugo; Marco buscando más personas que quisiesen unirse a ellos con el incesable apoyo de la señorita Figueroa; y María inmersa en la biblioteca tratando de descifrar los códigos de unas cartas que no deberían haber estado en su poder.

Lo joven Ignis estaba cansada, los parpados se le iban cerrando casi sin que se diese cuenta. Llevaba semanas tratando de descifrar aquellos malditos códigos, si es que eran en verdad códigos, quizá no se trataba más que de un sinsentido, y ella había estado malgastando su tiempo cuando podía haber estado haciendo algo productivo con él.

Caminó a paso seguro hasta la habitación de Claudia, si alguien podía ayudarla en ese momento era ella, la cuestión era: ¿estaría la rubia dispuesta a tenderle la mano?

Tocó la puerta con suavidad y espero a que la Domadora le invitase a entrar.

Una vez dentro Clo la miró extrañada, ¿qué hacía María en su habitación? No es que fuesen precisamente amigas. Estaban en el mismo bando, tenían amigos en común, pero en todo este tiempo jamás habían tenido que cruzarse más de cuatro palabras.

—¿Qué quieres?—preguntó algo seca.

—Tu ayuda—respondió María sin dar muchos rodeos.

La chica estaba cansada de ir mendigando ayuda a todos, parecía que siempre estaba en desventaja, que tenía que ir suplicando por vivir, cuando ella también hacía cosas por el resto sin ponerles tantas trabas o condiciones. Esta vez ya no, se había cansado. Si Claudia quería ayudar perfecto, y sino no suplicaría por su ayuda. Buscaría otra forma de conseguir su objetivo.

Clo fue a burlarse de la chica, era su oportunidad, pero entonces recordó lo que le había prometido a su mejor amiga. Había dicho a Nicky que sería buena con María, y no quería faltar a su palabra, así que tomó aire y trató de mostrar una amable sonrisa mientras la invitaba a sentarse junto a ella.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de María de arriba abajo, esa sonrisa le recordaba a las escenas de las películas en las que la bruja te invitaba a su casa a comer chucherías...

—¿Y bien?—preguntó Clo tratando de aguantar su sonrisa pretendiendo que lo que la chica iba a contarle le interesaba.

Esto de ser amable era agotador y tan solo acababa de empezar... 

—Nicky era tu mejor amiga, ¿no?

—Es—Se apresuró a corregir Clo algo molesta. 

—Eso quiero decir—rectificó María.

A decir verdad Clo y Nicky habían estado algo distantes desde lo de Bea, así que María no tenía muy claro si seguían siendo mejores amigas o no. De hecho en el verano ella misma había estado mucho más cercana de Nicole que la Domadora, pero no era momento de molestarla, estaba allí para pedir su ayuda.

—Entonces, podría decirse que eres quien mejor la conoce, mejor que Bruno—prosiguió la Ignis.

Quizá Bruno le hubiese podido ayudar con eso, pero no quería confesarle lo que había hecho y decepcionarlo. En cambio las expectativas que la Domadora tenía de ella no es que fuesen demasiado elevadas, así que..

 Clo se encogió de hombros. Sí que consideraba que conocía a Nicky mejor que Bruno, pero tenía claro que ella no era quién mejor conocía a la chica. Ese sin duda era Nate, su hermano y Nicky tenían una conexión especial, y eso era algo que lo había sabido desde niña.

—Al grano, ¿en qué te puedo ayudar?

—¿Nicky y tú teníais algún tipo de lenguaje secreto? 

Clo miró a la chica esperando que todo se tratase de una tonta broma, pero la cara de la Ignis era seria. ¿En serio había ido a preguntarle eso? Esa chica cada vez le sorprendía más, y siempre a peor...



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En el texto hay: internado, drama y romance, dragones

Editado: 23.09.2018

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