La Leyenda de un Castillo en las Nubes

Parte Tres.

La habitación donde se encontraba fácilmente era igual de ancha que todo piso del edificio donde él vivía antes de ser transportado a este mundo, las paredes del cuarto privado de Theithir estaban cubiertas por un papel tapiz azul oscuro, las intersecciones de las paredes tenían marcos de oro resplandeciente entre un montón de otras cosas más.

     Había pinturas de personas que no reconocía, un candelabro gigante con todas las velas encendidas colgaba del techo, debajo de cada cuadro en cada pared había una mesa con algún objeto de mucho valor o más velas encendidas para iluminar la habitación.

     Sus pies pisaban la limpia alfombra que cubría todo el piso mientras el espectro en su forma humana practicaba, en sus manos el jugador sostenía una guadaña de la altura de su cuerpo, pero en la cima tenía un farol de estilo colonial.

      Utilizando este ítem mágico de clase Legendaria Theithir hacia movimientos en frente de un espejo enterizo en la pared, a su costado había una chimenea encendida y en la otra esquina estaba su creación más poderosa y Maestro del Noveno Nivel, un niño con ropas y accesorios de rey.

     Levantando en alto la guadaña el jugador la movió con una sola mano y su afilada hoja curva pasó a pocos centímetros de la cabeza de Ludwig, seguido una onda de viento sacudió su pelo negro y ropajes, pero el niño de nivel 100 no se inmutó un milímetro. –Espectacular mi señor.

     –Lo sé, esta arma es demasiado genial. Siento que podría cortar cualquier cosa.

     –En teoría debería poder ¿quiere que le traiga algo para que lo compruebe?

     Theithir hizo un movimiento con su mano para negarse. –No es necesario, tampoco voy a molestarte.

     Otra vez el niño se arrodilló y bajó la cabeza, el espectro todavía no podía acostumbrarse a eso. –Absolutamente nada de lo que usted me ordene sería una molestia.

     –Sí, está bien. Pero no hagas eso por favor, es algo incómodo. –Comprendiendo los deseos de su creador el niño se puso de pie como estaba antes–. Por cierto, Ludwig ¿Tú tienes cosas que hacer? –Esa pregunta descolocó al NPC, pero su creador la hizo porque él lo estuvo acompañando desde que quedó atrapado dentro, y ya habían pasado como cinco horas desde eso.

     Ludwig tuvo un pequeño cambio de actitud, algo que le gustó a Theithir. –Francamente mi señor, así es. Tengo otras labores, pero las estoy posponiendo por su presencia.

     <Ya me parecía, de entre los Maestros de Nivel Ludwig también tenía la tarea de administrar los recursos de la base dentro del juego. Pagaba el mantenimiento de trampas con el dinero que traíamos de misiones y nos avisaba si nos quedábamos sin alimentos, entre otras cosas> ahora su creador se sentía culpable por estar haciéndole perder tiempo, no quería que pasara tiempo con él solo por obligación y que por eso descuidara otras cosas más importantes.

     –Entonces ve a encargarte de eso –concluyó el jugador con ojos heterocromáticos.

     –Pero mi señor…

     –Apa, apa. Es una orden, regresa cuando hayas terminado.

     El niño parecía querer decir algo, pero en su lugar se guardó las palabras. –Como usted ordene mi Rey Soberano de la Ruina… –A Theithir le parecía muy extraño ese título y no sabía de donde lo había sacado, no se acostumbraba a ser llamado asi todavía– …Pero si quiere puedo mandar a llamar a alguno de mis subordinados para que le haga compañía y lo atienda ante cualquier necesidad.

     Ante esa respuesta el joven arqueó una ceja al notar un énfasis en el momento de “cualquier necesidad”, pero lo dejó pasar. –¿Te refieres a los Vigilantes de Área de este nivel?

     Así como los Maestros de Nivel custodian la entrada al próximo nivel y tienen una función similar a la de Jefes Finales de una mazmorra, los Vigilantes de Área vendrían a ser algo así como Mini Jefes que protegían secciones específicas de los niveles que debían ser atravesadas para llegar ante los Maestros de Nivel. Todos los niveles del castillo tenían varias áreas, aunque algunos más que otros.

     Quien se encarga de proteger el final de este nivel, Ludwig, asintió con la cabeza de forma afirmativa ante la pregunta de su señor–. No hace falta, creo que no me iré de aquí –le aclaró Theithir, de por si su cuarto tenía todas las comodidades de una gran casa de una familia de clase media.  

     –Como guste, pero ante cualquier mínima necesidad que surja considere llamarme por favor. –Y sin más preámbulo el niño bajó su cabeza antes de retirarse de la habitación.

     Con su partida Theithir se aburrió y apoyó la enorme guadaña negra a un lado de la pared para relajarse y tirarse en su cama, principalmente con el objetivo de pensar y reflexionar sobre todo lo que pasó en estas horas. Bueno, ese era su objetivo, aunque el absurdo gran tamaño de la cama lo distrajo rápidamente, fácilmente entraban cinco personas dentro y las sábanas no solo eran suaves, sino que también olían bien.

     Enterrando su cabeza en la almohada el espectro con forma humana se movió de un lado a otro en la cama. No pudo disfrutar mucho eso ya que un sonido sorpresivo le habló y provocó que saltara del susto–. ¿Necesitas privacidad? –Apareció una chica detrás de él.

     Sacudiendo su cabello color miel el espectro desenterró su rostro de la cómoda almohada y observó a quien le habló. –Oh Júpiter, pensé que el rato al que te referías sería más largo. –A sus espaldas una puerta de madera desapareció.

     La chica que vestía una amalgama entre una armadura y un traje de reina juntó sus dos manos. –Yo pensé lo mismo, pero no sabrás lo que pasó, quise salir afuera. Iba a ir a la Ciudad de las Nubes, pero no pude hacerlo, todo el terreno que rodea al castillo ha cambiado.

     Tornándose más seria la situación Theithir se acomodó y sentó en la orilla de la cama. –¿A qué te refieres con que cambió todo?




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