La Leyenda de un Castillo en las Nubes

Parte Cinco.

El sonido de unas botas de plástico pisando una rama se escuchó a la distancia en las profundidades del bosque, estas provenían de un elfo de piel clara y cabello blanco muy corto el cual se camuflaba en el terreno gracias al traje militar de seis bolsillos que tenía puesto, sumado a eso pequeños cristales rojos flotaban sobre sus hombros. Se trataba de DreamMurr, un miembro del clan de Diwedd de nivel 72 especializado en ráfagas de daños físico por segundo.

     La razón por la que él no intentaba pasar desapercibido no se debía a que no lo lograría aun con sus ropas militares, sino es por causa de quien lo acompañaba. A su costado lo seguía una figura femenina que brillaba con una resplandeciente aura dorada, pertenecía a la raza de los Ángeles y llevaba una armadura algo reveladora junto a un mapa entre sus manos.

     –Estoy sorprendido de que este asentamiento de Hombres Rata este cerca del castillo.

     –¿Tan sorprendente como haber tocado tierra firme mi amo?

     DreamMurr soltó una carcajada. –No puedes comparar ese tipo de cosas, por suerte tampoco es tan cerca como para que notaran nuestra presencia. Si el castillo está en la cima de una montaña en el centro de una cordillera ellos están en una punta.

     La NPC de nivel 100 ojeó el mapa para analizarlo. –Viendo su ubicación imagino que querrían atacar aquella ciudad desde dos frentes, mientras el primer y más numeroso grupo van por la entrada principal los demás los sorprenderían por la retaguardia.

     –Va a ser muy divertido arruinarles su hermoso plan.

     Ambos caminaron un poco más por el bosque hasta que de repente Astros, la Maestra del Quinto Nivel, levantó sus alas del lado derecho para bloquear el movimiento de su Rey Soberano. –Espere un segundo mi señor. –El elfo se quedó confundido un momento ante tal acción, pero rápidamente comprendió la situación cuando sus puntiagudas orejas se movieron al escuchar ruidos, no se trataba de la naturaleza, eran pisadas de seres pequeños y también sonaba a que estaban armados.

     –¿No puedes hacer algo para bajar la intensidad de tu brillo? –preguntó él algo fastidiado.

     –Lo siento muchísimo mi señor, pero al ser un Ángel del más alto rango es algo que no puedo controlar.

     –Maldición, bueno esperemos que no nos noten. –DreamMurr se adelantó un poco hasta llegar a unos densos arbustos en los cuales se ocultó, por detrás su ángel guardián lo siguió e imitó; ella intentó guardar sus alas en la espalda y se agachó todavía más para que no resaltara su aura dorada.

     Intentando hacer el menor ruido posible el elfo movió un poco las ramas de la planta para intentar observar a través de ella, justo como lo había pensado se trataba de Hombres Rata, dos para ser precisos. No eran muy altos, con suerte llegaban a medir un metro con cincuenta, sus apariencias eran las de ratas antropomórficas vestidas con armaduras de hierro y cuero y llevando dos lanzas y escudos consigo <Maldición se ven todavía más feos y huelen peor de lo que esperaba. Pero que haya guardias por aquí significa que ya estamos muy cerca>.

     Aunque para sorpresa de ellos, ambos soldados Hombres Rata se detuvieron cerca del arbusto. –Oye, espera. –Lo detuvo su compañero.

     –¿Qué sucede?

     –¿No hueles algo extraño cerca? –preguntó mientras su pequeña nariz rosa se movía de arriba abajo. Si se tratara de una criatura pequeña hubiera parecido tierno, aunque para el jugador era algo repugnante.

     Su compañero dio una vuelta sobre su propio eje moviendo su nariz también y analizando la zona. –¿Sabes? Creo que es verdad, siento un aroma diferente por esta zona. Es un olor extraño que no había sentido antes.

     –¿Deberíamos reportarlo?

     Antes de que su compañero pudiera contestar una brillante espada hecha de fuego sagrado atravesó la parte inferior de su mandíbula y salió por la parte superior del cráneo matando al Hombre Rata al instante, con sorpresa y confusión el otro abrió los ojos a la par que temblaba y sin darse cuenta dejó caer su lanza y antes de que pudiera hacer algo una angelical ala de plumas blancas atravesó su cuerpo para dejar un hoyo en su pecho.

     Igual de sorprendido que los dos Hombres Rata DreamMurr giró su cabeza a un costado y se topó con que su Ángel guardián ya no estaba oculta detrás del arbusto. –El único olor que puede sentirse es el de la perfección de mi Rey Soberano de las Armas –habló Astros antes de hacer desaparecer su espada.

     –Maldición, creo que ahí acaba nuestro modo sigiloso. –El jugador también salió de entre los arbustos para observar el camino por el cual esos dos Hombres Rata estaban patrullando. Para su derecha el bosque continuaba, aunque para la izquierda de a poco la tierra y árboles se transformaban en ramas secas y un terreno rocoso para abrirle paso al pie de las montañas al final de la cordillera.

     Las puntiagudas orejas del elfo volvieron a moverse, pero esta vez por una razón diferente, una razón que lo impulsó a moverse para el pie de la montaña lentamente. –¿Qué sucede mi superior?

     –Sígueme. –Fue lo único que dijo.

     Ambos fueron guiados por el camino de tierra para después ocultarse detrás de unos árboles al encontrar lo que buscaban, en el pie de la montaña había varias entradas a cuevas y túneles junto a muchos Hombres Rata como habían esperado. Pero existía un factor extra que fue lo que llamó la atención de DreamMurr en un primer momento, se trataba de los sonidos de cansancio, golpes y llantos de un grupo de humanos.

     Todos ellos estaban muy delgados seguramente por la mala alimentación, sus ropas estaban sucias y rasgadas junto a manchas de sangre y tenían heridas visibles de rasguños y latigazos. Una fila de humanos entraba a una cueva con unos picos improvisados mientras otros salían cargando pesadas rocas. –Están usando humanos capturados como esclavos.




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