Lo primero que llamaba la atención era el único caballo espectral en el grupo, en el centro de todos y junto a este animal había otros dos de la misma especie, aunque estos se mantenían vivos. En la derecha se encontraba un pegaso blanco cabalgado por Júpiter, en la izquierda el corcel de pelaje castaño era montado por DreamMurr.
Ellos tres eran lo más importante del grupo, pero no todos, por detrás de ellos se encontraban otros tres caballos siendo montados al igual que uno más a cada costado y un sexto quien iba al frente como la cabeza. Se trataba de todos los Erastes miembros del grupo Planiti quienes funcionaban como la guardia real del grupo.
Sirviendo como guía en el viaje estaba Mercurio y a la cabeza estaba Saturno, con su casco puesto, aunque con la visera levantada para poder ver mejor. Luego a la altura de Júpiter, pero más alejada estaba Urano, en la altura de DreamMurr estaba Neptuno y los últimos que cuidaban la retaguardia eran Marte y Venus.
Estos dos junto a Mercurio y Saturno se habían repartido los alimentos y suministros para llevar.
Los miembros de alto rango del Segundo y Tercer Nivel del castillo de Ydalir realmente se encontraban felices, aunque al tomarse muy en serio el trabajo intentaban no expresarlo, de todas formas, era muy obvio el entusiasmo de ellos al poder cumplir esta tarea para sus superiores. Los satisfacía llevar a cabo el propósito por el que fueron creados.
La jugadora del grupo podía reconocer ligeramente la zona donde se encontraban, todo era una llanura de pasto verde y flores aunque había ocasionalmente árboles. El segundo enfrentamiento se dio más al norte de la ciudad y ahora el grupo se movía al noroeste, por lo que poco a poco ella iba orientándose menos, pero no le importaba <El evento del baile fue ayer a la noche, ya no tengo nada de qué preocuparme> dejó salir un suspiro llena de tranquilidad.
En un principio organizar todo esto fue un poco complicado, Ludwig insistía en que fueran en una enorme y lujosa carrosa los tres y los Planitis como escoltas en caballo. Pero si en algo coincidían los tres miembros del clan Diwedd es que querían disfrutar del aire libre y limpio que se les negaba en su anterior mundo <Por suerte Theithir logró hacer que viniéramos en caballo, ya que no íbamos a un país existente hacer toda la ceremonia y protocolos seria innecesario>.
Sin embargo, al resolver un problema solo había aparecido otro. Los Planitis preferían 100 veces más ir corriendo antes de montar a la misma altura que sus superiores, aun así eso logró solucionarse con mucha insistencia y que los caballos de los tres jugadores eran más altos y grandes que los de sus subordinados.
El paisaje que recorrían era hermoso para los tres jugadores, cada tanto separaban la vista del frente para mirar el suelo y asegurarse de que no fuera a desaparecer. Ellos podían sentir en sus cuerpos el galopar de los animales y de sus pesuñas entrar en contacto con el césped verde, también al esquivar algunas piedras. Ese tipo de experiencias con la tierra firme les seguía llegando muy profundo.
Rodeados por la tranquilidad el elfo de cabello blanco y ropa militar dejó escapar una pequeña risa de su boca, ante la hermosa pero aburrida armonía del ambiente sus dos compañeros enfocaron su atención en ese hecho. –¿Qué pasa? –quiso saber su mejor amigo.
–No es nada. –Intentó ocultarlo el elfo.
–Pucha. –Ante la pequeña rabieta de su amigo espectro DreamMurr cedió fácilmente.
–Solo estaba pensando para mí mismo, me da gracia que llegamos al extremo de hacer un aburrido viaje de varios días para evitar un baile que fue ayer a la noche.
En respuesta, Júpiter habló con un tono ligeramente desafiante y podría haber sonado como un ataque si no fuera porque ambos son compañeros y asi suelen actuar entre ellos. –Nadie te obligó a venir.
Theithir estaba demasiado agradecido de poder tenerlos a sus dos mejores amigos, y que ambos terminaran envueltos en todo esto con él, el problema aparece cuando entre si sus dos mejores amigos no tienen una relación muy cercana. Solo para evitar entrar en una posible situación incómoda el espectro de túnica blanca se vio obligado a intervenir, como era costumbre en estas situaciones. –En el juego también teníamos que hacer viajes entre ciudades o para completar misiones. –Dirigió el curso de la conversación para otro lado.
–Sí, sí, y eran igual de aburridos, por ese motivo siempre prefería pagar el punto de transporte entre ciudades.
–Gran parte de lo divertido del juego eran esos viajes –agregó la Reina Guerrera–. De camino entre una ciudad y otra podíamos encontrar eventos o misiones secretas con grandes recompensas, o cosas ocultas. –La expresión del espectro cambió ligeramente al sentir como su amiga se ponía nostálgica, una emoción que por suerte parecía poder replicar en este mundo.
–Es verdad. –El elfo le dio la razón a su compañera porque conscientemente también quería evitar entrar en una discusión, que, aunque comenzara amigable podría tornarse violenta–. De todas formas, yo iba más por la otra parte de diversión del juego, la estrategia para asesinar bestias y criaturas enormes por montones. –Una sonrisa se formó con sus labios al recordar eso.
Todavía quedaba mucho para que llegaran a su destino y los tres se distraían con casi cualquier pequeña cosa que encontraban, cuando DreamMurr terminó de decir eso Theithir señaló a un punto en el aire. Los tres se quedaron asombrados ante lo que presenciaban. –En nuestro anterior mundo no había nada como eso –comentó Júpiter.
–Y aunque los hubiera habido de seguro se extinguieron en el Gran Diluvio –añadió el elfo militar.
La criatura que el mejor amigo de ambos había encontrado era fascinante y extraña, se trataba de un ser similar a un caracol solo que su caparazón cristalino blanco reflejaba todos los colores del arcoíris cuando recibía los rayos del sol. Sumado a eso por debajo del caparazón también salían un par de alas que utilizaba para volar unos metros sobre el suelo.
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Editado: 07.09.2023