La Leyenda de un Castillo en las Nubes

Parte Cinco: La Ciudad Perdida.

El suelo dejó de ser verde y el pasto se cubrió por una densa manta de polvo y cenizas, a pesar de ser pleno día el cielo celeste se teñía de gris dando una sensación tétrica. Los primeros en ingresar al lugar fueron Saturno, Urano y Neptuno montando sus caballos; seguido por ellos fueron los cuatro mamuts y los demás.

     El espectro con una túnica color crema observaba con los ojos bien abiertos todo el panorama, como si pudiera encontrar alguna pequeña pista que le diera a entender que sucedió. –Sin duda algo muy feo ocurrió aquí –comentó luego de que atravesaran un muro, o mejor dicho los restos de uno. Actualmente solo quedaba su base, unos cuantos ladrillos de piedra rojos y destruidos.

     Ante ese comentario la Reina Guerrera bajó la cabeza en dirección a la Maestra de los Niveles Dos y Tres. –Saturno ¿no tienes información sobre lo que ocurrió en este lugar?

     Esta última denotaba estar muy alerta, mucho más que cuando se enfrentó a los mamuts o viajaron a las cavernas para protegerse de la lluvia. –No hay nada al respecto en la información que se me dio.

     –Que tétrico. –Observó DreamMurr. Luego de pasar las ruinas que debían ser el muro que protegía la ciudad, solo se podían encontrar escombros. De las casas únicamente quedaban sus bases, con suerte algunos pilares de madera viejos y quemados. Los marcos de las puertas también permanecían y algunas casas afortunadas llegaban a tener hasta toda su mitad inferior completa.

     Un detalle que se repetía en todas las estructuras era que estaban teñidas de negro, ya sea el ladrillo o la madera. –Hmm la catástrofe habrá tenido que ver con un incendio –pensó Theithir. Los restos de edificios quemados más las cenizas que cubrían todo el suelo le daban a pensar eso.

     Todo el grupo se detuvo de golpe, un crujido se escuchó debajo de los pies del mamut que montaban debido a que este aplasto varios cráneos y huesos, esto alertó ligeramente a los tres jugadores. –Por favor mis Reyes Soberanos, debo pedirles que esperen aquí. Nosotros investigaremos –habló Saturno bajándose de su caballo, al hacerlo también aplastó varias y pequeñas ramas secas.

     Una sonrisa culposa apareció en el rostro del espectro. –Me dan ganas de bajar a revisar también. –Él se reía porque aunque le gustaría sabía que no sería bueno eso y su amiga fue quien se lo recordó.

     –No es que odio a los habitantes del Castillo de Ydalir, pero prefiero que ellos sean la carnada y puedan morir a que lo seas tú. –Eso le resultó muy tierno a su mejor amigo.

     El elfo agregó un dato obvio más. –Sin decir que a los NPCs podemos revivirlos, aunque perdamos sus cuerpos. Pero con nosotros no lo sabemos todavía.

     Intentando hacer el menor ruido posible los caballeros Planiti se bajaron de sus monturas para revisar las casas cercanas, aunque se centraron principalmente en aquellas que parecían estar más completas. Desde lo alto de sus mamuts los tres jugadores miraban los edificios más destruidos en búsqueda de algo.

     Ya que Mercurio fue diseñado específicamente para la exploración y recolección de información era quien más lejos del grupo se separó para investigar, no solo eso, sino que a diferencia del resto de sus compañeros sus pasos no hacían ruidos y sería capaz de hacer que sus oponentes lo pierdan de vista fácilmente.

     –Y se supone que alguien de aquí nos envió la carta –dijo DreamMurr levantando la vista al frente. La devastación se expandía en frente hasta donde alcanzaba su vista, cubierta por cenizas y huesos bajo un cielo gris. A la distancia podía distinguir algunas cosas como una fuente seca y destruida, lo que parecía ser un antiguo taller ahora en decadencia y un alto edificio de tres pisos ahora al borde de desplomarse.

     Al cruzar el marco de la puerta Marte entró a los restos de una casa que mantenía su parte inferior, moviendo sus sandalias debajo de los pies corrió las cenizas y suciedad para revelar un suelo de tierra. Había una gran cantidad de huesos y tres cráneos. –¿Una familia será? –Lo que más se había conservado del lugar era una mesa de madera con platos de barro sobre ella.

     Júpiter se volteó para mirar a sus compañeros. –¿No les da la impresión que mientras vamos más al centro de la ciudad menos destrozos hay?

     Para comprobar eso Theithir movió sus ojos como una espiral desde donde estaban hasta el centro. –Es cierto. –En esta zona con suerte se habían conservado las bases de las edificaciones, aunque más al centro los edificios empezaban a mantener más de su infraestructura. Primero edificios de media planta, luego de un piso completo, seguido de dos y así sucesivamente.

     –Bueno, si el ser que nos envió esa carta aún está aquí debe estar oculto por allí. –El elfo de traje militar señaló al gigantesco edificio al centro de todo–. De seguro ese lugar debe haber sido la mansión del gobernante pasado de estas tierras o algo.

     –Hmmm. –La Reina Guerrera comenzaba a sospechar de algo–. O sea no lo entiendo ¿Ese batallón del Reino Carmesí pasó por este lugar? ¿O como entonces quien envió la carta se enteró del ataque?  

     –Bueno, a eso hay que preguntárselo a esa persona. Así que será mejor que vayamos.

     Los caballeros Planiti se reagruparon luego de un rato buscando cualquier cosa. –¿Encontraron algo? –quiso saber su líder, aunque de quien más esperaba respuesta era de Mercurio. Para su mala suerte todos respondieron negativamente, así que volvieron a subirse a sus monturas–. Entonces iremos al único edificio que todavía está totalmente en pie.

     Los caballos se movieron de sus posiciones dejando hundida en las cenizas las marcas de sus herraduras, por detrás los seguían los cuatro mamuts gigantes con sus superiores encima, dejando un rastro mucho más grande.

     Sin embargo, al avanzar un poco más todo el suelo se sacudió. El elfo y la humana se preocuparon mucho ante esto, que algo así sucediera en un lugar como este no era nada bueno; en cambio el espectro con sus emociones cada vez más reprimidas solo se mantuvo sereno y confundido.




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