La Leyenda del Caballero Dragón

Capitulo 1: El mundo cae

Esta Historia se ambienta en una época, en la antigüedad, donde los retes dominando todas las tierras del mundo conocido, cuando la magia, la brujería junto a las artes místicas servían a la corona.

Aquí comienza esta historia, con la Familia noble, llamada Aldrige, con una casta tan antigua, se creía que existían desde que todos los reinos se fundaron. En esta familia se destacaba el hijo menor de la familia, un joven de once años, Drake, un pequeño impetuoso, altanero y muy desagradable, para su corta edad, pues constantemente mal trataba a las sirvientas y a los esclavos, al ser el menor, fue el más consentido, al ser muy inteligente, aprendió muy rápido a leer y escribir, siendo pequeño, lo cual ni si quiera algunos de sus hermanos mayores podían hacer por sus actitudes, personalidad e inteligencia, fueron los motivos para que su padre, decidiera dejar la herencia completa, sus tierras, todo....

La vida era perfecta, hasta que una noche, la casa fue atacada, quemándola en el proceso, lo único que pudo salvar fue el anillo que se heredaba en la familia, al huir del incendio pudo ver a que pocos arrancaron del fuego, entre ellos los esclavos y sirvientes, algunos hermanos, pero sus padres no aparecían, al poco pudo ver al responsable de todo, su hermano mayor y primogénito de la familia, estaba junto a otros hombres que llevaban antorchas, vio el momento exacto, cuando asesinó a el segundo se le acercó para encararlo, la respuesta de este fue amenazarlo con su espada, por lo cual tuvo que escapar de por el bosque donde tuvo que esconderse por varias horas, hasta la madrugada, cuando dejaron de buscarlo, consiente de sus situación, sabia no debía volver, por lo cual emprendió a caminar hacia el pueblo más cercano, la caminata llevó sus varias horas, lo peor es que no tenía puesta tropa adecuada, pues usaba el pijama para ir a dormir, el cual a medida que avanzaba se rompía por obra de la maleza, espinas y las superficies ásperas que se topaban con él, si mencionar que andaba descalzo, pudo mitigar un poco el hambre gracias a bayas y que se encontraba en el trayecto, pero eran insuficientes para él.

Cuando por fin llegó al poblado, lo primero que hizo fue acercarse a una señora que vendía frutas

-Tú la plebeya, entregadme para comer de inmediato- ordenó

-Aléjate de inmediato!!-Grito furiosa la vendedora

-Trátame con obediencia, ya te ordené-Dijo mientras sacaba una manzana

-Lárgate ladrón!!!!- vociferó mientras golpeaba su mano con un palo

Cuando vio que otro se dirigía a él otro bastonazo, prefirió huir, pidió ayuda, de toda manera posible, incluso yendo en contra su propia naturaleza, siendo amable, pero nada, al final solo recibió miradas despectivas o desprecio, incluso más golpes, incluso cuando las suplicas era con dolor, nadie le ayudó. Salió del pueblo y caminó sin rumbo, hasta caer dormido junto a un sendero, donde pasó toda la noche. Al despertar en la mañana, estaba apoyado contra un árbol, estaba muy agotado aun, su cuerpo adolorido y el hambre, no le permitía moverse.

A las horas siguientes cuando el sol se había asomado por completo, comenzó a escuchar un ruido constante que se acercaba a cada segundo, al poco, llego una pequeña niña, quien caminaba a saltitos a compás de un silbido, la niña llevaba consigo una canasta, quien se detuvo frente a él, para mirarlo con curiosidad. Dejando de lado, toda la suciedad que tenia en la cara y su ropa, la cual estaba ya harapienta, que estaba tan rota, que un hombro podía verse, las terminaciones del vestido estaban apolilladas, incluso podía ver por varios puntos sus piernas, parte de su torso y sus piernas, sin decir que los acabados del traje estaban carcomidos, sin tomar en cuenta esto, era la niña más bonita que en su vida había conocido, incluso visto, ninguna de las hijas o doncellas de los nobles, alcanzaba tal belleza, su piel era muy blanca, uno grandes ojos verdes como esmeraldas que expresaban solo inocencia y ternura, para rematar unos rasgos faciales simplemente perfectos, tan delicados, pareciera que su rostro hubiera sido esculpido manualmente por los Ángeles. La niña lo único que hizo, fue sonreírle para luego continuar su caminata al mismo ritmo y siguiendo su silbido tal cual lo había dejado.

-Hola niño!!- Escuchó

Al abrir los ojos, ya estaba oscureciendo, el sol se había puesto ya tras las montañas, dejando solo un cielo anaranjado que poco a poco se estaba oscureciendo.

Hola,. Estas bien?- Pregunto otra vez, era la niña, su voz era tan dulce como su rostro- Parece que has estado todo el día aquí. Te traje esto, debes tener hambre.

Era un trozo de pan, el cual a duras penas logró tomar para mascarlo, la joven no lo había soltado, se notaba que le ayudaba a comer, además de esto, le dio un poco de agua que tenía en un pequeño recipiente.

-Lo siento, no puedo darte más- Dijo disculpándose- El resto es para Papá.

Muchas gracias, me has salvado-Respondió de inmediato-Acaso eres un Ángel?

No, solo soy Beatrice- Respondió-Que es un Ángel?

Las historias dicen que son hermosos, como lo eres tu-Dijo sonriente

Eres muy gracioso-Respondió riendo-Como te llamas?

Lamento mi grosería, me llamo, Drake-Contesto educadamente-Un placer conocerla.



#20098 en Fantasía
#4308 en Magia
#27633 en Otros
#3794 en Aventura

En el texto hay: aventura accion drama

Editado: 07.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.