Pasaron los días, con ellos el duro entrenamiento, su maestro no era precisamente cuando enseñaba, su método era tranquilo pero sencillo, se dedicaba a bloquear todos los golpes con una rama gruesa de un árbol que encontró, pues indicó que las espadas nunca debían chocar entre ellas, salvo si la situación lo amerite cuando me descuidaba, lo golpeaba con la rama velozmente en su cuerpo, el golpe era tan fuerte que lo hacía caer de dolor, en otras ocasiones el impacto lo mandaba a volar un par de metros.
Vamos, concéntrate!! - le gritaba motivandolo - En guardia, debes estar atento
El joven se levantaba adolorido hasta que ya no podía más moverse, por al menos media hora, para continuar con sus responsabilidades, pues le ayudaba a Amelie y esta la apoyaba cuando no podía moverse bien. Esto actividad era realizada todos los días cada vez que se detenían, al cabo de dos semanas, ya había aprendido a utilizar la espada, el comprendía, todo era gracias al método empleado por su maestro, ya podía manipular la espada, le faltaba pulir muchos detalles, pero ya la manejaba con mayor regularidad
Para cuando salieron de la región, me miró atentamente
Debemos ser cuidadosos - comento seriamente - Esta región es caracterizada por ser peligrosa, muchos ladrones y es donde nació el gremio de asesinos.
entonces debemos llegar a un pueblo antes del amanecer? -Dijo Drake
No necesariamente, debemos estar fuera de las zonas de ataque, alejado del sendero - Respondió - En especial cuando sea de noche y llegue la hora de acampar. O nos quedamos cerca de esta y nos turnamos para custodiar.
Estas palabras realmente no fueron de mucho ánimo para el joven, pero estaba totalmente predispuesto a vigilar cuando llegara su oportunidad. Lo cual no le llegó precisamente, pues quien tuvo que hacer guardia fue Alan, de quien en ocasiones Drake creía que abusaban mucho, pues lo usaban para todo.
Así tal cual, durante el día era su guía. El joven comprendía que iban a un lugar peligroso, por las cosas que decían: “Cuando lleguemos ellos van(hablando por Drake y Amelie) se tendrán que mantener alejados en un lugar a salvo”, repasaba esto mientras avanzaban por el sendero hacia su destino.
-Estamos por llegar mi señor - anunció Alan - Preparemos todo
Se les ordenó que cuando llegaron se escondieron entre los arbustos que rodeaban las casas, cuales estaban al menos unos 20 metros del destino.
Caminaron por cinco minutos.
-Escóndase aquí - Dijo Alan - Ya hemos llegado
Se metieron entre unos arbustos, luego de mirar si no habían animales o insectos peligrosos, cuando vieron cuál era ese dichoso “destino”, era una casa pequeña la cual quedaba bajando por una pequeña pendiente, donde se cortaba todo rastro de vegetación a su alrededor, tal cual sería un desierto, la tierra era seca y árida.
Sir Andrew tomó sus armas juntos a Alan. Ambos se acercaron a rápidamente a la casa, todo esto observado desde los arbustos, a penas llegaron hasta la residencia, irrumpieron en ella con un golpe del escudo a la puerta esta se abrió, entraron.
Se escucharon unos gritos, acompañados de unos ruidos extraños, hasta que alguien salió volando por una ventana, era un encapuchado, por la ventana saltó Sir Andrew, quien le levantó del suelo y lo azotó contra el muro de la casa, sus pies no tocaban el suelo, el gran caballero lo mantenía en alto y con la otra mano lo tenía amenazado con la espada en su cuello. Alan salió caminando tranquilo de la casa, a lo cual llamó a los jóvenes, los cuales salieron al descubierto y caminaron a donde estaban los demás.
Vamos con cuidado, no sabemos que habrá por acá-Advirtió Amelie-Seamos precavidos, mi joven Drake
Sí señorita Amelie - respondió adelantándose a ella-”La voy a proteger de ser necesario, la señorita será la primera - pensó un momento - pero ella, la definitiva”
A los pocos pasos escucharon la voz del encapuchado que chillaba:
Por favor señor déjeme, no se que quiere de mí-suplicaba
Donde está Anício?-Gritó Andrew-Contestame!!
Era extraño escucharlo hablar en ese tono, podía ser aterrador, su tranquila voz cambiaba a ser grave y amenazante, tanto que lo podía hacer temblar al escucharlo
No lo se señor
Entonces qué hacías en la casa de él?-Rugió una vez más
Buscaba algún suministro alquímico- Respondió aterrado- Soy un aprendiz y escuche que el dueño de esta casa se fue hace unos días de aquí por lo cual
Estas diciendo que se fueron?-Reaccionó
Sí señor, así fue- dijo al borde de las lágrimas