Luego del rotundo fracaso obtenido en su rescate a Beatrice y de buscar a sus padres adoptivos, aunque ahora tenía una nueva compañía en este viaje, quien resultaba ser muy conversadora y no paraba de hablar, una vez que Drake le dijo que le contara su vida y que le había ocurrido mientras se dirigían a la reunión que se efectuaría en el poblado cercano, pero resultó que una vez iniciado su relato, que literalmente fue desde que nació pasando por su casa y como su padre la había vendido a uno de los tantos amigos que tenía, por lo dicho, había realizado un prostíbulo con varias niñas, incluyendo a sus hijas, pero si morían era algo que simplemente pasaba, luego el cuerpo era entregado a los cerdos para ser alimentados y estos eran vendidos al pueblo venidero, que ella al ser la favorita de su padre, no lo había hecho inmediatamente, hasta el momento en que le ofrecieran una gran suma, como ella estuvo metida en este mundo, así como las otras chicas a las que consideraba sus hermanas, muchas de ellas eran entregadas a hombres, desde campesinos, hasta nobles que venían a recibir el servicio. Marian había sido seleccionada por el Rey, pero como había aparecido Beatrice, no fue llamada, también se enteró que aquel hombre con el que hace unas horas había enfrentado, había solicitado que lo fueran a ver, pero no fue hasta que decidió comprarla por un alto precio, pues el dinero que había ganado por su hija, al ser una cantidad casi absurda, la cual gastó en alcohol y prostitutas, la guardó hasta que su padre decidió que era el tiempo y luego de tanta insistencia aceptó el valor, pero solo había pasado una noche donde ella conoció exactamente cuál era el servicio, al comprenderlo se puso a beber junto con él, siguió el consejo que muchas le dijeron: “Tomar mucho vino hasta que tu cuerpo se duerma, y luego cerrar los ojos cuando él se suba”, así fue como la astuta chica le explicó que la noche anterior a su encuentro le había dado tanto de beber al padre de Beatrice, que este se durmió en la mesa, luego él lo había encontrado y para ella se había convertido en su héroe
– ¿A dónde vamos, caballero de brillante armadura? – le preguntó Marian desde la montura donde ya estaba más despierta
– Nos dirigimos al pueblo más cercano, habrá una reunión importante a la cual debo asistir – Explicó con tranquilidad - Y por favor no me llames así, solo soy un caballero.
– Disculpe, eres el primero que conozco, y te siento como mi héroe – Contestó emocionada – Y realmente, le debo la vida mi señor, no me separaré de usted mi amo, lo seguiré por siempre.
– Como digas, Marian, ¡Solo evita hablar tanto!
«Ahora comprendo que siente mi maestro con Alan, aunque siento que me puede ayudar en algún momento», pensó para sí mismo.
Cuando llegaron al pueblo recordó que este había sido el mismo al cual llegó a la mañana siguiente luego de la traición por parte de Ansel, ya en aquella época estaba mal, pero ahora estaba mucho peor, las tiendas que adornaban las calles habían desaparecido por completo, pasó frente a donde había estado el de la señora que le había golpeado por ordenarle, recordando esto con vergüenza, motivado principalmente por su comportamiento tan impropio y reprochable. Avanzó por el pueblo, hasta el lugar que le indicaron, una casa cuyo techo estaba a la mitad, el marco superior de la puerta había sido tallado en ondulaciones, la cual tocó tres veces, al poco rato apareció un hombre.
– ¿Qué necesita?, ¡Estamos ocupados, váyase! - Dijo autoritariamente el sujeto
– ¡Necesito hablar con Sir Samuel! – le respondió Drake, educadamente
– ¡No sé de quién hablas, lárgate! – Indicó con desagrado – ¡Aquí no hay nadie con ese nombre!
– Se que hacen aquí, si fuera un servidor de la Corona, te habría matado de inmediato – Respondió con tranquilidad
El hombre lo miró con asombro
– Escuché que me nombraban
Habló una voz familiar a las espaldas del portero, luego se asomó un rostro alegre al ver a Drake
– Pero ¿Qué haces aquí joven Drake? – dijo contento – Ven, entra con nosotros.
– Señor si me permite… - Exclamó aquel portero, con aire de desconfianza
– Es un amigo, tiene mi confianza y merece la tuya – Respondió alegre – ¿y Sir Andrew? Umm, ¿Quién es la chica?
– ¡Vengo en mi cruzada! – Comentó tranquilo – Por lo cual vengo sin mi maestro
– Comprendo…eso quiere decir que ella es tu chica, ¿No es cierto? – desvío su vista a Marian – ¡Es muy bella, por cierto, me alegro de que lo hayas logrado!
– No, ella no es a quien busco –- comentó con pesar – Pero, se dónde está y eso me trae ante usted, Sir Samuel