La Leyenda del Caballero Dragón

Capitulo 8: Inocencia

Luego de despertar por su propia cuenta en aquella importante madrugada, sintió un peso en la cama, al destaparse vio a Marian, quien se había colado en su habitación y entró en su cama sin permiso.
—¿Me puedes decir qué haces aquí? — Le dijo mientras movía para despertarla.
—Señor, ¿Acaso no lo recuerda? —Dijo somnolienta—Anoche me poseyó y me hizo suya, fui tan feliz al ser mujer de un hombre tan viril, míreme estoy sin ropa.
Al levantar la sábana, comprobó que las palabras de ella eran ciertas, estaba completamente desnuda en su cama, la volvió a tapar y la miró a su rostro.
—¡No trates de engañarme, no hecho nada de eso y lo sabes! —Respondió molesto, tratando de mantener la calma— Así que mejor explícate, antes que te saque al pasillo en cueros y todos te vean, no será mi problema.
—Es broma mi señor —Respondió riendo—Tuve miedo en esta casa tan grande, por lo que me vine a acostar, luego al estar junto a usted me produjo calor, por lo cual sin darme cuenta comencé a desnudarme.
Pudo notar en la oscuridad que ella sonreía nerviosamente.
—Disculpe—Continuó con un tenue aire vergonzoso—Ya no volverá a pasar
—De acuerdo, pero evita en verdad hacer estas cosas—Contestó— Ahora vístete que partimos en este instante, ya encargué más ropa para ti, debería estar en tu habitación designada para que la uses, ve rápido.
Luego de desayunar, arreglar el caballo y guardar lo necesario, partieron hacia su próximo destino en la ciudad, donde comenzaría el derrocamiento de aquel reinado oscuro, el trayecto no fue largo, pero sí tedioso por causa del frío que aún había a esa hora, para lo cual Marian se abrazó a él, a pesar que esto no le molestaba realmente, y preferiría mantener su distancia, pero como se generaban calor mutuamente prefirió dejarlo así, lo único bueno a parte de mantener el calor, era que mantenía la boca cerrada. 
—Como desearía prepararme una sopa —Comentó Marian—¿Nunca le conté que sé cocinar?, soy muy buena, incluso por ella he logrado obtener una gran precisión
—¿Me dices que por cocinar puedes lanzar así de bien? —Dijo extrañado—Es raro
—Así es, o creo que es eso—Concluyó—Pero siempre he tenido una gran puntería
Cuando llegaron al punto de reunión que era a la salida del castillo que se encontraba por fuera de la ciudad, estaban todos en una franja del bosque internado en la urbe, había una fogata donde se reunirían, él no sabía quiénes estarían, por lo fue su sorpresa ver que dentro de las cuatro personas estaba Sir Samuel, con dos guerreros que desconocía, pero el quinto integrante era Sir Cristoff, quien no ocultaba una sonrisa mientras esperaba la hora del ataque, mostrando una gran confianza, como si la batalla estuviera ganada. 
—Es un gusto verlo, Sir Drake—Saludó cordialmente su amigo—Ya estamos todos reunidos, tomemos un descanso.
Así ellos se sentaron, y les explicaron el plan: Al amanecer todos los guardias se saldrán de sus puestos, al menos los que no haya sido afectados por las palabras del Rey, luego buscarían por los alrededores a cualquier soldado que rondara en contra su voluntad, así llegarán a los aposentos para capturarlo, para cuando llegue el pueblo y el ejército que viene a derrocarlo, así para el medio día este sería ejecutado, para nombrar a un nuevo rey que los gobierne este tendría que ser un familiar, por lo cual el único disponible conocido es el propio Sir Samuel, el cual viéndole de presencia, no se veía un mal candidato ya que ha demostrado ser inteligente con una prestigiosa sabiduría, e incluso ser muy bondadoso. Luego vio a la izquierda de este a lo contrario del posible futuro Rey, a Sir Cristoff, pensar que alguien así pudiera tener posibilidad de ser un Monarca, lo asustaba, pero al menos esta posibilidad era imposible, luego que este pensamiento pasara por su mente lo dejó inquieto, aun así, mantenía la calma lo máximo, pero le ponía muy nervioso que él estuviera aquí y no podía evitar mirarlo a cada instante mientras reposaban junto al fuego.
—Ya está por amanecer—Anunció Sir Samuel—¡Prepárense!
Por lo cual todos comenzaron a vestir sus armaduras, Drake con su protección de Dragón, se veía imponente a pesar de su baja estatura en comparación a los demás combatientes que estaban presentes, todos lo miraron y mostraron cierta admiración ante el diseño,  equipó su espada, escudo y en adicional, el cuchillo que le quitó al padre de Beatrice, el cual enfundó en un protección y guardó por dentro del escudo, por sobre su armadura se cubrió con su capa, así todos partieron, luego de apagar la fogata.
—Un momento—Exclamó Sir Cristoff—¿Llevaremos a la Criada?
—Ella viene conmigo y no es una criada—Respondió—Me va a ayudar en una tarea personal que tengo en el castillo.
—Espero que esto no interrumpa la misión—Amenazó—Si lo hace, yo mismo los voy a…
—¡Tranquilo, Sir Cristoff! —Interrumpió Sir Samuel—Si él lo hace, debe tener sus motivos para haberlo hecho, ¡Mejor no luchemos entre nosotros y concentrémonos!
Así con tensión en el ambiente al caminar, avanzaron hasta la fortaleza, era una estructura bastante grande, la puerta siendo imponente no había sido ningún problema para ingresar, el lugar de hecho tal cual había indicado estaba desalojado, no caminaba nadie en los alrededores.
—¿Dónde están los sirvientes? —Preguntó Drake
En el subterráneo—Indicó Sir Samuel—Tienen sus habitaciones en la escalera que va al subsuelo, en el salón de entrada principal, por esa puerta.
—¿Dónde está el salón del Monarca? —Consultó nuevamente Drake 
En el centro, todos los pasillos llevan a esa habitación—Volvió a responder—Es una gran habitación, con la puerta más grande interna, te será fácil encontrarla, ahora todos debemos dar una vuelta por los alrededores y llegar allí en los próximos quince minutos, ¡Vamos!
Así todos se separaron en distintas direcciones, el joven fue donde le indicaron, junto a su compañera. No tardaron en llegar, buscaron a cualquier sirviente en el trayecto, hasta que encontraron a un mujer joven, la cual casi gritó pero Marian con una agilidad casi felina le tapó la boca y le hizo el gesto de guardar silencio, al cual ella respondió asintiendo.
—¿Quiénes son ustedes? —Pregunto cuando la soltaron—¿Que hacen aquí?
—Soy Sir Drake, el Dragón y ella es mi compañera Marian—Respondió con su característica amabilidad—Hemos venido porque hoy se derrocará al reinado actual.
Tras escuchar estas palabras su rostro se llenó de alegría
—¿En verdad? —Exclamó contenta, sus ojos se llenaron de lágrimas—Eso es maravilloso, escuché, pero no creía que fuera verdad, espero no estar soñando.
—¿Esto es cierto?, ¡Por favor respóndeme! —Continuó —¿Sabes dónde está la joven Beatrice?, es una niña que fue traída hace dos años para el Rey y por lo visto ella fue educada, ¿Sabe de quién hablo?
La joven sirvienta se quedó pensativa unos instantes, luego levantó la mirada, su cara expresaba tristeza, esto provocó una punzada en el pecho del joven
—Si, la recuerdo—Confesó—Se le llenó de lujos, le contrataron un tutor para que aprendiera a leer, escribir, incluso matemáticas, se le dieron muchos vestidos seda que eran muy hermosos, era evidente que el Rey la deseaba mucho.
Escuchar esto, inquietaba mucho al joven, por lo cual apretaba sus manos por los nervios y tragaba saliva mientras la sirvienta hablaba.
—En una ocasión el Rey pidió que la llevaran a sus aposentos lo más elegante posible—Continuó— Una vez que entró hace un año en aquella habitación, nunca más la vimos, y de junto a esto, nuestro monarca jamás volvió a presentarse en público.
«No puede ser, realmente llegué tarde», pensó abrumado, Cuando la sirvienta terminó de contar lo ocurrido, su mente estaba totalmente nublada, además comenzó a temblar, lleno de ira, frustración y dolor
—No puede ser—Se lamentó a la vez que sentía mucha ira 
—Señor...—Marian lo miró con tristeza mientras puso su mano en el brazo del caballero, en señal de apoyo.
—Gracias—Respondió—Pero no me aguantaré, ¡Voy a matar a ese maldito!
Sus ojos brillaban con una gran cólera que él no podía, ni pretendía esconder. Se dio media vuelta y con paso apurado se marchó en dirección al salón del Rey, estaba decidido, lo iba a asesinar y si sus cálculos estaban correctos, tenía la protección suficiente para lograrlo, antes de subir las escaleras, escuchó a Marian a sus espaldas.
—Será mejor que te escondas hasta que escuches a las tropas entrar al castillo—Le dijo seriamente
Con paso apresurado llegó en pocos instantes a la cámara real, allí se trató de tranquilizar y respirar lo más posible, abrió un poco la puerta y pudo ver por fin al Gobernador, el hombre que indirectamente había arruinado su vida, pues Drake estaba al tanto de todo lo realizado por él, incluso sabía ya que su hermano había traicionado a la familia por el poder que ganaría por apoyarlo de manera personal y ahora Beatrice. Pero algo no le agradaba al contemplarlo sentado en aquel gran trono, pues su cuerpo era muy pequeño en comparación a este, pudo divisar que su ropa también era muy grande, pero más allá de estos detalles, logró ver a la distancia la corona que le había dicho su hermano, y colgando desde su cuello un collar, el cual tenía un brillo escarlata.
—Veo que han llegado antes—Se volteó y era uno de los soldados que había conocido esta mañana—¿Está allí dentro?
Así es—Respondió, su voz era rasposa—Voy a entrar
Pero Sir Drake—Exclamó—Cómo le hará para no escucharlo y dejarse llevar por sus palabras, esperemos a los demás.
Tengo mi plan—Escarbó en su bolsillo y sacó un puñado de algodón—Usaré esto para taparme los oídos.
Dicho esto, sacó un trozo que lamió, para introducirlo en sus oídos con asco, así no podía escuchar nada. Se infiltró con cuidado por la puerta, sin perder de vista a su objetivo, el cual miraba con distracción el trono que estaba tan mal tratado, era de metal, pero se encontraba abollado como si hubiera recibido muchos golpes en los reposabrazos, cuando por fin notaron su presencia, vio como este se movía al igual que un niño hiciera un berrinche, mientras golpeaba el asiento furioso, esto explicó las abolladuras del asiento real, lo que mostraba una fuerza bruta colosal. Como ya había sido descubierto, se sacó su capa y desenvainando la espada corrió en dirección al gobernante, pero al hacerlo  su corazón comenzó a palpitar con mayor fuerza, pues su enemigo tenía el cuerpo de un niño, cuando lo tenía de cerca pudo ver unos rasgos muy juveniles y delicados, sus ojos estaban cubiertos por la corona, pero su boca gritaba con una detonante ira, al menos él no podía escuchar absolutamente nada, dio una estocada directo a la corona, la cual pudo golpear, pero no se salió completo, como si una fuerza mayor la mantuviera sujetada, la corona comenzó a brillar con un dorado intenso y el collar hizo reacción de igual manera, bajó la mirada y observó lo más impactante de su vida hasta ahora, unos brillantes ojos esmeraldas, los cuales solo una persona había portado en sus viajes, era Beatrice quien la miraba desde abajo, su expresión reflejaba solo locura y maldad, trató de alcanzarla pero fue golpeado con gran fuerza por parte de esta, alcanzó a sujetarse del collar con la mano izquierda, este desprendió de su cuello, pero él calló al suelo pesadamente, sintiendo un fuerte pitido en su cabeza, luego unos pasos que se acercaban.
—No sé quién serás, pero pagaras por tus actos—Era Beatrice, su voz era cargada y había dejado atrás ya su dulce voz—Creo que ya sé que hacer contigo
«Oh no, se me salió un tapón, estoy en sus manos», pensó asustado
—¡Beatrice, eres tú! —Exclamó—¡Soy Drake!, ¿Me recuerdas?
—¿Drake? —Respondió intrigada—El único hombre que he querido en esta vida tuvo ese nombre, no juegues conmigo.
Mientras él se levantaba, la joven lo tomó del cuello y lo alzó como si fuera una pluma, usando solo un brazo, soltó lo que llevaba en sus manos y se sacó el casco. Sus ojos volvieron a encontrarse luego de tanto tiempo, lo miró con incredulidad.
—¿Qué haces aquí? —Vociferó—¡Me has abandonado y no cumpliste tu promesa!
—¡Mi señor llegaron los demás, vamos por usted en su ayuda! —Escuchó que gritaba detrás de él Marian
《Debo hacer algo si ellos la toman la matarán y no puedo permitir eso》, pensó asustado. 
Aún no sabía ni entendía que ocurría con su preciada Beatrice, pero estaba en peligro y si fuera necesario estaba dispuesto a sacrificar su vida. Las palabras de su hermano resonaban en su mente, la Corona y el Collar
—Intrusos, ¡Ve y mátalos! —Ordenó ella—¡Hazlo ahora!
Pero él no sentía impulso de hacerlo en contra su voluntad, 《No estoy bajo la influencia de sus palabras como otros, acaso será…》
—¿Por qué no me haces caso? —grito furiosa—Haz lo que te digo
Miró la Corona, desesperado 《Debo quitarla, rápido》, concluyó en su mente pues los pasos de compañeros ya resonaban muy cerca
Tomó la Corona con sus manos y comenzó a forcejear para retirarlo, estaba muy apretada por lo cual usaba toda su fuerza
—¿Qué haces maldito? — Exclamó llena de ira, mientras lo ahorcaba—¡Muérete!
Todo se estaba apagando con gran rapidez, pero él no se rindió, aprovechando su peso, altura y fuerza se dejó caer hacia atrás sin soltarla, logrando así por fin arrancarla de la cabeza, profiriendo un gran grito de dolor. Drake cayó pesadamente de rodillas, seguido de él, Beatrice quien se desplomó sobre sus brazos, soltando la Corona logró atraparla.
—¡Deténganse! —Exclamó alzando su mano en señal de alto—¡Ya está todo listo, bajen sus armas!
Una mano le acarició la mejilla, bajó la vista, Beatrice la miraba con los ojos llenos de lágrimas.
—¡Drake! —Dijo casi en susurro—¿En verdad eres tú?
Lo abrazó con fuerza, la que no pudo sentir por su armadura, pero aun así se lo devolvió con la mayor ternura posible.
—¡Lo siento, sabía que eras tú, pero no podía detenerme! —Decía entre llantos—¡Perdóname!
—Ya estás a salvo—Tranquilizó—Vine por ti, Perdóname por demorarme tanto tiempo.
—¿Ella es la mujer que tanto buscabas? —Dijo Sir Samuel—¿Pero qué ha pasado?
—¡De acuerdo niña! —alzó la voz Sir Cristoff—Explica porque eres el Rey o Reina en este caso, además alguien debe responder por los crímenes cometidos en este reino.
—No creo que ella sea la culpable—Interfirió Drake—¡Se que es inocente!
Déjenme explicarles por favor—Dijo asustada—Solo un momento
Vio como la corona comenzó a rodar por sí sola en dirección al caballero con armadura de Bestia, hasta llegar directo a sus pies, esto le preocupó mucho, por el momento solo sostenía en sus manos a la persona que tanto había deseado encontrar.
—¡Pero hazlo rápido! —Ordenó el caballero—¡No tenemos todo el tiempo!
—¡Muy bien, ahora lo hago! —Respondió exaltada
Marian se puso junto a ellos y se agachó para verla de cerca, se miraron por un momento, aunque pareció que se hablarían, no lo hicieron, pues sabían que tendrían problemas con el caballero que hablaba pesadamente.
Meses después de ver a Drake como era atacado por mi padre—Comenzó a decir, con esto vino el sobre salto de Marian—Llegaron unos soldados a mi casa, los cuales me llevaron ante el Rey Marcus Rodrick, quien me contempló totalmente, me entregó una habitación cerca a la de él, me dio muchos vestidos lujosos, me alimentó igual que fuera alguien de la realeza y me dio un tutor para que fuera educada.
—¡Eso no queremos saberlo! —Gritó furioso Sir Cristoff—¡Dinos cómo llegaste a ser la reina!, ¿Acaso estas de reemplazo?
—¡A eso llego señor, espere por favor! —Respondió asustada—No me lastime
—No lo hará mientras esté aquí—Dijo Drake—Continúa
Miró en dirección a este, logrando ver que en su rostro solo existía cólera
Una noche me solicitó que fuera a verlo a sus aposentos, con el mejor vestido que me tenían a disposición, incluso la ropa interior que más fácil fuera de sacar—Continuó, mostrando vergüenza, por esto último—Fui vestida lo más elegante posible, me dio de tomar vino, el cual no consumí, luego de improviso me tomó para dejarme en su cama donde me arrojó y comenzó a quitarme la ropa, dejando solo en el fino corset que él había encargado personalmente.
Escuchar más de la historia le provocaba malestar, lo cual empeoró cuando notó que Sir Cristoff levantaba la corona y la contemplaba pensativo.
Pero cuando se acercó a mí, mientras se sacaba solo su túnica—Continuaba Beatrice su relato— Se detuvo de golpe, frunció el ceño, luego comprendí que era dolor,  giró su cabeza hacia atrás, luego volvió a mí, para caer pesadamente en frente mío—Pausó—La corona se desprendió de su cabeza, sin que pudiera hacer algo, cayó sobre la mía, la cual bajó hasta cubrirme los ojos, mi cabeza comenzó a dar vueltas, me maree y comencé a ver todo distorsionado, perdiendo el control de mis acciones, y mis palabras, logré ver que detrás del Rey estaba un hombre vestido de negro y totalmente encapuchado, él había sido su asesino, los guardias entraron por la puerta, el sicario trató de hablar con ellos, mientras tanto el collar se soltó de Marcus, como él quería que le llamara, y saltó a mi cuello como si fuera una serpiente y se aferró, seguido a esto me bastó decir que yo mandaba, hablando sin control, y decirles a todos lo que debían hacer: no debían comentar acerca de la muerte del rey, mandé a matar al asesino quien puso resistencia, pero cuando llegaron los demás guardias lograron retenerlo para ser decapitado, nunca quise decir o hacer nada de eso ni lo que hice ni las decisiones siguientes y por último como era el mandamás, tomé posesión del reino, me pertenecía y se hacía lo que yo quería. Como el mandar a destruir un reino solo porque quería una flor que sólo crecía en ese lugar—Concluyó—Hace un año que he suplantado al Rey, hice cosas terrible, matanzas masivas, robos, solo para cumplir mis caprichos y saciar mi corrompida voluntad.
Terminado su relato no aguantó más sus lágrimas y comenzó a llorar desconsoladamente, lo único que se me ocurrió fue abrazarla contra mi pecho.
—Así que esto te permite controlar a los demás—Comentó Sir Cristoff viendo la corona, a medida que se retiraba su casco—El que lo porte, dominará el Reino, incluso más, si se lo propone
—Es mejor que deje eso a un lado—Dijo Sir Samuel—Es un objeto muy peligroso, ¡Debemos destruirlo!
—Será peligroso para ustedes—Respondió arrogante—¡Para mí significa poder y la realización de mis deseos!
Acto seguido, sin que nadie pudiera detenerlo, se colocó la corona sobre su cabeza, luego de dar un grito, golpeó a Sir Samuel en la cabeza, tenía el casco puesto, pero esto no impidió que se azotará contra el suelo, con un gran estruendo, no se necesitó mucho para saber que eso lo dejó inconsciente. Ahora Sir Cristoff se acercaba hacia ellos con paso lento
¡Entréguenme ese collar! —Ordenó—¡Y su muerte será menos dolorosa!
CONTINUARÁ…



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En el texto hay: aventura accion drama

Editado: 07.09.2019

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