En el Reino Calamity, Considerado el más poderoso del mundo conocido, tanto por su poderoso ejército, en riquezas y su vasto territorio siendo este tres veces mayor a algonio, con una fortaleza tan grande y extensa, siendo más grande que cualquier ciudad, más alta que cualquier estructura vista antes compuesta por cinco torres fortificadas, creando un pentagrama gigante.
Aquí yace el centro de Reino, donde habita su monarca, el lugar donde se dirige su monarquía, el ejército y toma sus decisiones para su gran territorio.
Al centro de esta estructura yace en el lugar más seguro, el Monarca quien sentado en su trono real, en donde atendía con total tranquilidad a un mensajero que le venía a comunicar grandes noticias. Este se encontraba temblando por la baja temperatura que siempre está en el salón real,un frío que permanecía incluso para el verano cuando la calor es sofocante, dentro es un frío que cala en lo más profundo de las personas que siempre debían ir a verlo, para cuando llega el invierno, hace creer a las personas que quizás el infierno no es ardiente si no más bien un mundo frío, desolado y silencioso, aquellos debian ingresar, tenían que portar consigo el abrigo más grueso disponible, ya que si uno no se cuidaba, podía llegar a morir por la grave hipotermia, para los caballeros era algo mucho peor, pues estos llegaban a perder sus dedos al pegarse con el metal de su armadura.
Mi señor, el Rey de Algonio fue destronado y ejecutado en la plaza principal - Contaba con un pie apoyado en el suelo, mientras se abrazaba a sí mismo - Pero ya fue elegido un nuevo gobernante, un hombre conocido como Sir Samuel, el único heredero perteneciente a la realeza, todo fue hace unos días, su excelencia, las águilas mensajeras realizaron un excelente trabajo en vuelo.
Son excelente noticia, me llenan de alegria - Exclamó jubiloso - Ya no tendremos una guerra en contra Algonio, esperemos que ahora prosperen, de aquí en adelante.
Lo que el mensajero no podía observar de su pequeño y simpático Rey, era que desde su nuca aparecían unos delgados filamentos que lo movían como una marioneta humana, los hilos comenzaban desde el trono, continuando por el suelo hasta atravesar una muralla, donde yacía en su propio trono, uno adornado posiblemente por figuras óseas, con características humanas, animales y otras criaturas nunca antes vista, aquí llega su origen. Una criatura con siete dedos huesudos totalmente peludos, poseedora de filosas uñas como largos cuchillos, los hilos emergen desde la punta de dicho dedo, cuando contemplamos el cuerpo completo de aquella mano, podemos ver un engendro nunca antes mencionada, su estructura humanoide totalmente gris, con cuatro ojos negros a los cuales solo tenía dos a la vez abiertos, estos tenían un brillo negro en su profundidad, pero si alguien miraba por mucho tiempo en este vacío de oscuridad, podrías ver algo peor que tus mayores miedos, su cuello largo siendo dos veces más que él de un humano, unos brazos tan largos como piernas y sus piernas de un tamaño superior aún, sentado en su propio trono, el cual estaba conformado con calaveras humanas, de animales e incluso bestias desconocidas para nuestros tiempos.
Mi señor siento fallarle - Exclamó Anicio, arrodillado con su cabeza pegada al suelo - Nunca creí que Sir Galahard llegara a interferir con nosotros otra vez en ese momento, no entiendo cómo se enteró.
Pero no solo por él, haz fallado - Contestó con su fría y rasposa voz - También estaba ese joven que te cortó la mano.
Solo fue un desafortunado accidente mi amo - Contestó.
Callate, sabes muy bien que la fortuna no existe - Dijo alzando las palabras - Lo que hizo, lo logró por habilidad, unida a tu estupidez.
Sí, mi señor tiene razón - Contestó disgustado.
Puedo verlo a traves de tus ojos - Comentó - A través de su casco, puedo ver sus ojos llenos de vida, de poder y pasión. Repletos de Valor. Es un Santo.
No puede ser mi señor - Exclamó Anicio - Ellos no deberian existir en estos tiempos.
Acércate.
Extendió la mano aquel repugnante ser, Anicio, sin poder oponer resistencia, voló hasta su mano, tomándolo del cuello fue alzado, sus pies estaban a un metro de altura.
No quiero lastimarte - Comentó - Pero has cometido muchos errores: Te descubrieron en la destrucción Laturion, fuiste detenido y además fallaste en matar a un nuevo Santo,que está por nacer, ellos siempre van a existir, recuerdalo.
Al no poder evitar, miró a tal ser directo a los ojos, ni siquiera con su maldad logró evitar gritar de dolor en la tortura que le provocó su mirada, para luego caer.
Le prometo mi señor - Dijo Anicio ahogado - Buscaré a Sir Drake, lo asesinare.
Sabes, acabo de escuchar a través del mensajero real - Comentó - Que un tal Sir Drake, El Dragón. Participó en el derrocamiento del Rey de Algonio, el mismo caballero ante el cual me fallaste, esto no es coincidencia y lo sabes.