Durante el siglo XVI, época en la que las tierras eslovenas se encontraban bajo el dominio de la monarquía austríaca de los Habsburgo, el Archiduque Carlos II de Austria fundó las primeras caballerizas donde se desarrollaría una raza de caballos sublime.
Lo hizo en el año 1580, en la tierra del Carso, en Lipica, Eslovenia.
A estos caballos, al comienzo se los bautizó como «caballos de raza cársica de cría lipizana» y fue hace doscientos años cuando se les cambió el nombre por el que conocemos hoy en día, simplemente, como «lipizanos» en honor al pueblo de Lipica, de donde han sido oriundos.
Las cuadras de la región de Lipica, cuentan, actualmente, con cerca de medio millar de ejemplares y los mejores son adiestrados al más alto nivel, acorde a lo requerido por las principales escuelas de equitación, las cuales consideran al lipizano, junto con el caballo español y el frisón holandés, como los más dotados del mundo.
La raza lipizana fue el resultado de la cruza entre el caballo andaluz y una autóctona de la región, conocida desde tiempos de los romanos.
Mundialmente es admirado por el blanco de su pelaje, su belleza física, su inteligencia y sus movimientos armónicos.
El lipizano cuenta, también, con una característica por demás pintoresca y única: los potros nacen negros o de un color castaño oscuro y a medida que crecen, se van decolorando hasta volverse casi o totalmente blancos.
El caballo lipizano muestra un carácter bondadoso y alegre. Requiere de una buena dosis de atención y se suele encariñar con su jinete o entrenador.
Cuando se establece una amistad fuerte con algún ejemplar, este es capaz de hacer prácticamente todo lo que se le pida, pero, si se le descuida e ignora, puede volverse bastante indomable; su inteligencia emocional se encuentra muy desarrollada.
Tradicionalmente se lo ha distinguido como un caballo para el entrenamiento en equitación clásica.
Sus principales características, como son: su paso resuelto y armónico, su longevidad, su capacidad de aprender y su conductibilidad excepcional, lo convierten en el favorito de las escuelas de adiestramiento de alto nivel por sobre otras razas.
Esta maravillosa estirpe de caballos, me fascinó desde mi temprana infancia, cuando la conocí y no solo fue por la belleza en su aspecto y sus movimientos llamativos y perfectos, sino, principalmente, por su tan peculiar cambio de color de pelaje al crecer.
Como escritor, siempre pensé que merecía tener una leyenda que resaltara sus características principales, es por ello que escribí esa leyenda, la cual incorporé en el primer libro de mi saga de novelas Recuérdame y en la que me he basado para realizar este cuento en el cual la desarrollo a pleno, contándola con gran detalle, como se merece esta historia.
Deposito en ella toda mi admiración por tan noble y bella raza equina, una de las más hermosas del mundo entero... la raza lipizana.
M. F. Masvil
Editado: 02.07.2022