"Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta"
Sam Keen.
¿No sería de infarto decir que la noche con Demian fue fenomenal? Sí, sería de infarto, ¡pero para mi triste realidad! No, no estoy decepcionado, más bien enojado conmigo mismo por ser tan cobarde. Más de una vez me estremecí cuando él chocó accidentalmente sus brazos con los míos. No estoy tratando de decir que Demian lo haya hecho a propósito, el tonto no tiene ni idea de que cualquier mínimo roce hace que mis piernas parezcan de pollo.
No dormí en toda la noche tal como lo tenía previsto. Antes, cuando éramos más pequeños, Demian y yo dormíamos en la misma cama, éramos unos niños y mi mejor amigo no estaba tan paranoico con los homosexuales como lo está ahora. Extraño a ese Demian sobre protector. Yo ocupé un espacio en el suelo, envuelto en un saco de dormir, mirando su mano caer por la orilla de la cama, tentándome a que levantara la mía para tocarlo al menos unos segundos. Pero adivinaste, no hice nada. Solo me tragué las ganas, así de sencillo. Patéame.
Me he despertado temprano. Aprovecho para escribir mientras lo veo dormir. Es un maldito, de verdad que no tiene ni idea; si Demian supiera que su mejor amigo es homosexual no bajaría la guardia de esta manera. Casi parece un ebrio durmiendo así, ¿qué no se cansa de parecer un alambre retorcido? Y aun así se ve guapo, (mi suspiro fue bastante audible), una corta fantasía pasó por mi sucia mente, una que lo involucraba a él y su sonrisa pícara...
¡Mierda!, ¡mierda! Me concentro en escribir e ignoro su mirada justo ahora, creo que me ha sorprendido mirándole.