La libreta de Levi

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"El diablo también puede ser encantador"

Liz Covath

Lo que pasó el otro día todavía se mantiene dando vueltas en mi cabeza: La sonrisa de Demian. Sí, estoy riéndome como idiota. Las clases acaban de terminar, y aunque es un riesgo que me encuentren escribiendo en estos momentos, no he podido contenerme; estos días me he sentido más seguro de mí mismo, y todo gracias a las palabras que Demian me dijo en casa.

Hablemos de Demian. ¿Puedes imaginarlo? Él es un maldito hijo de puta, pero a pesar de todo no puedo dejar de mirarlo. Adoro cuando me sonríe, y adoro más cuando me hace un cumplido, (es muy raro en él hacerlo, por eso atesoro esos momentos de bipolaridad). ¿Qué es lo que me hace quererlo tanto?, ¿qué es lo que tiene que me provoca una sonrisa instantánea? (y a veces los instintos de un pervertido enjaulado). No lo sé, pero lo quiero.

Mmm... Ahora que lo pienso, ha estado más, ¿cómo decirlo?, pendiente de mí que de costumbre. Hoy incluso quitó una pequeña basura enredada en mi cabello, después de eso me miró unos segundos para luego desordenarlo con maldad. Pero no importa, fui feliz por su gesto.

Voy a trazar un plan para conquistarlo. Lo he decidido. Sonreírme, desordenar mi cabello, seguirme hasta casa, disculparse y defenderme delante de todos debe significar algo, ¿no?




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