La libreta de Levi

27

Nunca había probado algo tan asqueroso, ¡la sopa de Demian tenía un kilo de sal! Pese a que sabía cómo la mierda, tuve que tragar el veneno poniendo mi mejor cara. Demian había puesto la sopa al lado para que la comiera, pero después de inventarle que me dolía la mano pude convencerlo para que me la diera él mismo.

Creo que tengo poder de convencimiento, hasta ahora puedo darme cuenta de ello, últimamente acata todo lo que le digo, o casi todo. "Demian, olvida tu tonta fobia y ámame"; estoy actuando como imbécil de nuevo, eso no va a funcionar.

Debería hacer algo, lo que sea. Esta tarde me las arreglé para tocar su mano en más de una ocasión, luego todo se fue al carajo, la sopa de Demian solo hizo que me doliera el estómago, ahora sí estoy más jodido que antes.

Pero sigo pensando que valió la pena.

—Gracias, ya sabes, por cuidarme —le dije en una pizca de valor.

—No es nada.

Luego de pasar la tarde juntos, Demian se despidió, pero lo que hizo antes de irse me dejó flipando.

—Descansa, enano —se inclinó sobre la cama y besó mi frente.

Recuerdo su rostro, el asombro en su cara al descubrir lo que acababa de hacer. Él hacía eso cuando cuidaba a su hermana Crystal, y ahora me había besado a mí. Confundirse era lo más lógico, pero quería seguir pensando que quizás no era así.




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