La última lágrima rodó por mi cara sonriente y me sentí completa. Uno no se vuelve fuerte por las cosas que le pasan, sino por su actitud ante ellas. ¿Me equivoqué? Estoy sacando la oscuridad en mi corazón.
Empiezo a entender, que la mayoría de las veces no existen personas buenas y personas malas, simplemente personas, con todos los sinónimos que eso conlleva.
No te sorprendas por la ficción cuando la realidad nos sorprende todos los días.