La lista de Malena Jal

Capítulo 9

Sentí mi celular vibrando y me pareció raro, ya había pasado más de media hora de la discusión con mis papás, pero no eran ellos, era mi hermano. Soy la única mujer y la más chica, sin contar a mis hermanastras, claro, con las que nunca me llevé bien, en realidad, nunca me llevé muy bien con ninguno de mis hermanos excepto con Benjamín, el más joven de mis cuatro hermanos mayores, ahora estaba llamándome.

De chicos casi no tuvimos relación y me maltrataba, pero hace unos años, vivimos juntos con mamá y papá, nos hicimos cercanos. Me ayudó con varios problemas, y sentí su ausencia cuando se fue de la casa, lo extrañaba mucho.

 

Yo seguía mirando el cielo. Agarré y contesté con miedo por lo que venía, no estaba segura si podía hacerle frente a otra persona, dejaba ir a todo el que me hacía mal que incluso perdí relaciones que podían salvarse. No quería decir algo incorrecto y que él también se vaya.

 

—Hola, Benja.

 

—Hola Male, ¿cómo estás?

 

—Bien… —el silencio marcó una premonición—, ¿mamá y papá te pidieron que me llames, no?

 

—No, me dijeron lo que pasó, pero yo te quise llamar.

 

—Bueno… estoy bien. —nunca lloré mientras decía eso, porque no solía hablar, era la primera vez y se notó en mi voz cortada.

 

—Te amo mucho, monchita.

 

—Yo también —no quería ocultar lo que sentía o lo que quería decir, por eso lo dije—, pero el amor no puede curar todo.

 

El silencio era tan grande y duró tanto que pensé que cortó, estaba por bajar el teléfono y alcanzar a los demás sin sentirme bien del todo, hasta que sentí su voz.

 

—Creo que... se trata de amor propio. Amarse con sus defectos y virtudes… para curar hay que conocerse, parece fácil, pero no lo es… se trabaja, y mucho. No soy el mejor hablando de superación, ni para decir palabras que embellezcan la vida… Yo entendí que nadie pidió venir a este mundo, la vida es una mierda, ¿entonces? ¿Qué hacemos? ¿Nos lo pasamos sufriendo o lo afrontamos? Somos tan fuertes que aún estamos vivos. A partir de eso es cuando puedo decir que la vida merece ser vivida, hay cosas bellas y horribles, pero ya estamos acá, somos fuertes, y somos muchos.

 

No creía en dios pero me sentía bendecida, vi cosas que me costaban. Dejé de llorar. Había alguien esperándome, alguien respetándome, alguien consolándome, y yo queriendo continuar por mi cuenta. Corté el teléfono después de un melifluo “Chau, mi amor”. Me sentía tan lejana de algo que estaba demasiado cerca, la felicidad. No pude llorar después de sus bellas palabras, había perdonado cada batalla perdida. En varias de mis novelas y poemas me imaginaba un mundo diferente a este, me dolía el hecho de no vivir en una utopía, pero me parece que no es tan malo vivir imaginando otro mundo, mientras vivo y cambio este.

 

Dejé de pensar qué pensará de mí alguien que ni siquiera está acá. Llegando a la parada donde me tenía que encontrar con Mar y Joshua tuve tiempo de conversar con mi amiga imaginaria mientras caminábamos. Las bolsas me pesaban, ya quería llegar. Pero no quería pensar.

 

—¿Cómo estás? —preguntó preocupada.

 

—Mucho mejor, a veces yo también puedo ser tan mala como los que me maltrataban.

 

—Yo creo que Eli se merecía que la trataras así, no fuiste tan cruel, ella siempre te hacía sentir menos.

 

—Creo que la mayoría de las veces solo era yo sintiéndome menos.

 

—¿Y ahora? ¿Qué nos espera?

 

—Quiero seguir, pero no con la mentalidad de antes, no quiero disfrutar el ahora por si no voy a disfrutar el mañana, quiero disfrutar el ahora para disfrutar todavía más mañana, y que termine donde termine.

 

Empecé a agitarme por caminar rápido, seguro estaban preocupados. A unos metros de llegar a la parada me gritaron cochinadas desde un auto y como nunca levanté mi dedo del medio en lugar de sentir miedo. Mar y Joshua me vieron llegar y sonrieron. Me apuré aunque mis bolsas estaban pesadas y yo cansada porque el colectivo justo venía.

 

Subimos y ellos notaron un pequeño cambio en mí. No soy solo una chica triste, a veces estoy contenta como en ese momento, soy una amiga, pero a veces una enemiga, soy una compañera, una hija, una hermana, y ahora también valiente. Me acordé de un meme de gatitos y supe que es gracioso teniendo razón, a veces la vida no es como queremos, pero que se le va a hacer. Pensé sentada entre Joshua y Mar, sonriendo mientras el colectivo se meneaba de lado a lado.

 




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