La Llamada

CAPÍTULO 9

 En ese momento Zaid  tomó mis dos brazos con fuerza llevándome a la pared, mi espalda dio un fuerte golpe en la pared, pude ver que Nat me estaba viendo, la mirada de Zaid era extrañísima, no supe muy bien que estaba pasando en ese preciso instante. Puse mis manos sobre el pecho de Zaid con la intención de apartarlo, pude sentir el fuerte latido de su corazón.

 - Zaid, por favor... -no necesitaba acabar la frase para que se diera cuenta de lo que intentaba decirle.

  - ¿Nao?

 - ¿Qué quieres?

 - ¿Porqué estás tan hermosa?

 Sentí como mi corazón dió un fuerte brinco, no sabía si sentirme bien porque al parecer mi amor era correspondido; espera un momento,qué estoy diciendo, él nunca se sentiría atraído por una persona como yo, con una persona que se guarda las cosas para sí misma.

 - No lo estoy

 - Nao... ¿Te das cuenta de lo que dices? ¿Acaso te has visto en un espejo? Nao, hay niñas que darían todo por tener tú físico.

 Lo mire con incredulidad, al momento Zaid cambió su mirada de atontado a una de confusión. Quería decirle miles de cosas en cuánto a mi persona pero lo único que pudo salir de mi boca fue lo que menos quería saber.

 - ¿Sólo por mi físico?

 Me miró confundido, yo sé que no esperaba que le preguntará eso.

 - Nao, tú eres una bomba de luz, a dónde sea que vayas siempre llamas la atención y no sólo por tú físico; eres tan divertida, y no sé, tienes algo que te hace diferente de las demás, y ese algo me vuelve loco a más no poder, y no sólo yo pienso eso. Pregúntale a Nat porque se te acercó tan amablemente sin conocerte - su voz fue de lo más tierna.

 - ¿Qué decías de mí?

 Zaid movió su cabeza hacía un lado al igual que yo para ver quien era. Nat venía caminando a grandes pasos hacía donde estaba con Zaid. Sus pasos eran firmes y su mirada dura, me preguntaba si Nat en su escuela era el típico muchacho rebelde que se mete en todo, aunque en ese momento le agradecía mucho que viniera a meterse para que Zaid me soltara de una vez.

 - Sólo le decía a Nao que lo sentía.

 Me sorprendió la manera tan relajada en la que le contesto a Nat, tomando en cuenta lo feo que le había hablado hace un momento.

 - Pues ya lo hiciste ahora déjala ir, no vez que se siente incómoda.

 Soltó mis brazos sin voltear a verme, se acerco a Nat y le dio la mano, no sabía muy bien si Nat estaba sorprendido o si de plano no le interesaba lo que estaba pasando. 

Cómo Zaid vio que Nat no tenía intención alguna de darle la mano lo agarró por los hombros y lo alejó de mi, le dijo algo a Nat y él sólo me volteó a ver y asintió, Zaid sonrió burlón y le dio unas palmaditas en la espalda mientras le decía algo. Al parecer a Nat no le agradó lo que Zaid le dijo por que lo vio como si le deseara la muerte y se fue de donde estaba. 

 Zaid se veía un poco chico al lado de Nat, calculo que Zaid a de medir 1 metro con 70 centímetros y Nat unos nueve centímetros más que él.  Y yo que mido 1 metro con 64 centímetros, me siento muy bajita al lado de Zaid y al de Nat parezco un duende.

 Nat llegó a donde yo estaba, me veía como si fuera una niña y ocupará que me protegieran. De cierto modo me sentí muy bien aunque fuera como la mirada de un desconocido. 

 - ¿Qué pasa? - le pregunté tratando de no sonar demasiado preocupada- ¿Qué te dijo? 

 - Nada demasiado importante - me dijo mientras se agachaba para revolverme el pelo y sonreírme de una manera demasiado tierna - Ven, vamos quiero ver que tan bien juegas - señaló con la cabeza al balón que estaba en el patio y tomandome de la mano me llevó a la pequeña cancha de fútbol que había.

 Me pasaba el balón y yo se lo regresaba, duramos un buen rato haciendo eso hasta que se nos unieron más primos. 

 Cuando empezó a anochecer Zaid se nos unió y un primo propuso otro juego. Uno iba a llevar un bate de plástico y los demás debíamos evitar que nos tocará con el bate. Entre risa y risa sentía que volvía a ser una niña pequeña, sin preocupaciones, con la única intención de divertirme, hasta que  por fin decidimos parar y descansar un rato. 

 Zaid se acercó y dijo. 

 - ¿Quién se va a meter a la casa a obscuras? - y señaló la casa estaba en construcción. A lo que nadie respondió. 

 - ¿Por qué no vas tú? - dijo un primo mientras se acercaba. 

 - No, no lo creo - dijo Zaid y desvío la mirada. 

 - Vamos, ¿por qué no?, ¿le tienes miedo a la oscuridad? 

 Zaid no respondió y no dejaba de ver el pasto removido de tanto que corrimos y de las incontables veces que se tropezaron mis primos. Y cómo no contesto mi primo fue a tomarlo de la muñeca para empezar a jalarlo. 



#44547 en Novela romántica

En el texto hay: primer amor

Editado: 01.12.2019

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