El hombre acababa de dar cuenta de un delicado plato de codornices, la copa de vino clamaba por ser rellenada y no faltarían manos en el local para servir al enorme sujeto sentado en el reservado.
El local, ubicado en Florida, era el escenario perfecto para la última transacción. El hombre, de gran volumen y altura, resultaba intimidante sin necesidad de que sus guardaespaldas, más pequeños que él, hicieran guardia a ambos lados de la mesa. Tenía todo el aspecto de un capo de la mafia, pero era algo mucho peor.
Durante años los Cazadores habían provisto a ciertos individuos de todo material "extraño" que necesitasen, usando todos los medios posibles. Asesinatos, hurtos, extorsión y, en las últimas semanas, secuestros.
Frente a él se sentaba una mujer tan intimidante como su jefe, rubia, y con rostro cruel. La cazadora.
- Y dime mi pequeño ángel - la voz del hombre era sutil y casi burlona - ¿El cliente quedó satisfecho?
- Si, le envié justo lo que pidió, aunque maldito si sé que pretende.
- Pues habrá que mantener los ojos abiertos, podría ser interesante, aunque... - El hombre sostenía un trozo de papel en sus manos, luego de pensarlo un segundo, decidió compartirlo con su subalterna - No creo que hagamos muchos negocios en el futuro próximo.
La mujer tomó el trozo de papel que le tendía su jefe y, tras una rápida lectura, miró con curiosidad a su jefe.
- Estos son clientes nuestros... Pero ¿quién es Tombs?
El hombre sonrió sombriamente.
- Es el as bajo la manga de la Troyes... Nuestra clientela fué descuidada y pagará el precio, me temo.
- No necesariamente, digo, si poseemos está información, ellos también... Podrían tomar cartas en el asunto.
El hombre rió torvamente.
- Ángel mío... Esos hombres ya están muertos, sólo que aún no lo saben. Tombs no es un ser humano. Tombs es una máquina asesina, literalmente sólo tiene por objetivo matar y lo hace condenadamente bien el maldito. ¿Oíste hablar de los "Vultures" alguna vez?
Por supuesto que había oído de ellos. Fueron un grupo de Cazadores bastante eficiente. Entre sus logros se encontraba haber robado un antiguo códice de Roma, en las mismas narices del Vaticano.
- Si claro... Se expusieron demasiado y la Troyes los atrapó ¿No?
- No... La Troyes ordenó que se les detuviese, pero los Vultures los sobrepasaban. Tenían talento para lidiar con Extraños, ¿Sabes?... Y entonces los Troyes enviaron a Tombs. En menos de una semana Tombs cazó y asesinó a cada Vulture que encontró.
-¿El sólo? - La mujer parecía incrédula, conocía la reputación y habilidades de los Troyes, pero bien sabía que no eran ni todopoderosos ni inmortales.
- El sólo... Para cuándo los Vultures se dieron cuenta que los cazaban pensaron que los seguía un ejército y se reunieron... Treinta sobrevivientes, armados hasta los dientes y capacitados para enfrentarse a Satanás si hiciese falta... Pero en menos de quince minutos... ¡Poof!
Tombs parecía ser alguien de cuidado, la mujer sabía que su jefe no trataba de asustarla. Pero no podía evitar sentir cierta curiosidad. Querría enfrentarle, querría colgar su cabeza en su salón...
Pero debía seguir sus órdenes. Casi lamentaba, sin embargo, no saber dónde se encontraría Tombs... ¿Quién sabe que alma tendría la oportunidad de enfrentar a este, a todas luces, digno adversario?
En una calleja al sur de París se encontraba "la tienda". No vendía souvenirs baratos hechos en China para los turistas, no, en La Tienda vendían objetos valiosos y todos lo sabían. Las autoridades habían intentado requisarla más de una vez, incluso la interpol había tratado de intervenir en su comercio. Pero La Tienda pertenecía a importantes e influyentes personajes y hasta la Troyes tenía problemas para ingresar en ella.
Graves no era muy conocido por los círculos de París, esa era la razón por la cual se le había convocado en principio para rastrear a integrantes de uno de los más nefastos grupos de humanos de la faz de la tierra.
Ahnenerbe.
Su .emblema, una espada envuelta en una cinta no fue tan conocido como la bandera que les dió cobijo originalmente. Perseguir y capturar a cualquier integrante del Ahnenerbe era prioritario para la Troyes, los Caballeros de Oriente en Rusia, los Emisarios en el medio oriente, los Guerreros de David en Israel, los Pendragón en el Reino Unido y claro, por las diversas Oficinas repartidas en el mundo. Cada entidad, ya fuese gubernamental o privada tenía en la mira a los Ahnenerbe y por una buena razón.
Entre los enemigos del Hombre se encontraban los Cultos, grupos de humanos que adoraban a los Antiguos y añoraban su regreso. Rara vez eran un problema puesto que la mayoría se basaba en rituales absurdos e infantiles y muy pocos habían sido un problema alguna vez.
Los Aquelarres, brujos y hechiceros, muchas veces procuraban poder y riquezas a través de su dominio de las artes místicas, pero no eran invencibles y no todos estaban compuestos por malas personas. Más de un Aquelarre había luchado codo a codo con las Oficinas e incluso gozaban, si bien no de respeto, al menos de cierta tolerancia por grupos como los Troyes o los Pendragón, este último fundado, irónicamente por un brujo( no, de hecho fueron fundados por EL brujo).
Muchos grupos de Cazadores, que perseguían dinero obviamente, también causaban inconvenientes aquí o allá pero, salvo raras ocasiones, nada tan grave como para intervenir seriamente.
Pero la Ahnenerbe era un problema bastante serio.
Casi todos sus integrantes eran meramente humanos "normales", muy pocos de ellos, y siempre ocupando privilegiadas posiciones, eran Extraños. Eso sí, se consideraban distintos y mejores que el resto de los mortales pues, según clamaban, su sangre se remontaba a los Atlantes, muchos de los cuales eran descendientes directos de los Antiguos.
Entre sus objetivos estaban la "restauración de la sangre Atlante" y la "limpieza de los infectos"... Que dicho de otro modo se traducía en la instauración de un gobierno global y el exterminio de las "razas inferiores".