La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Prologo

Tiempo: 

Sin especificar. 

Lugar: 

Sin especificar. 

 

—Al fin es momento de comenzar mi Calíope —expresó Lord Vilurian, se hallaba sentado sobre un sillón de color negro, y en su mano de color roja sostenía una copa con una bebida alcohólica de color amarillento, revolvió su contenido y bebió otro sorbo. Dejó la copa sobre una pequeña mesa y se levantó, giró su cabeza roja y calva hacia donde se encontraba su mano derecha: Calíope. Sus ojos amarillos con su iris negro en forma de rombo miraron a la mujer, Lord Vilurian no tenía orejas, en su lugar dos largos tubos con piel roja caían de donde se suponía debía de tener sus oídos, caían hasta su pecho apoyados sobre su traje color verde oscuro. 

Calíope se acercó y le ofreció su bastón, Lord Vilurian lo aceptó y posando su mano derecha sobre aquel bastón negro de pomo dorado dejó al descubierto pare de su brazo, en él había unos números marcados (en dorado y entre algunos números había dos puntos verticales) esos números eran: uno seis dos (dos puntos) uno cuatro cuatro. 

Parecía que de alguna manera estaba como digitalizado en su piel. Llegó hasta su alfombra azul pisándola con delicadeza.  

—¿Qué necesita que haga mi señor? —preguntó Calíope, su piel en este caso era de color celeste clara, casi blanca, su pelo marrón claro terminaba en una extensa trenza que llegaba hasta su cintura. Tenía dos cuernos que sobresalían de su cabeza de color negros, eran de un aproximado de diez centímetros. Sus ojos eran color azul claro.  

—Necesito que vayas a Máleran —expresó Lord Vilurian—, llévate a Saturno y Neith contigo, estarás a cargo de la misión. Pasa a buscar a Delta también. Les explicaré el plan a los cuatro y luego podrán irse.  

—A la orden Lord Vilurian —contestó Caliope saliendo de la habitación con paso decidido y el retumbar de sus tacos sobre el piso de cerámicos negros. Lord Vilurian suspiró.  

Ya falta poco tiempo para que todas las piezas estén en su lugar, pensó. Y si eso falla, yo tendré que hacerme cargo por mano propia. Recuerda lo que solía decir Gardaron ya han pasado tantas décadas que me está comenzando a costar recordar... pensó el Lord. Pero por primera vez no podía recordar. Por Abotsel ¿Será el Exande?  

En ese momento las grandes puertas de sus aposentos se abrieron nuevamente haciendo salir a Vilurian de sus pensamientos. Otras tres personas entraron con Calíope. Dos hombres y una mujer.  

—Estoy a sus órdenes Lord Vilurian —dijo un hombre de unos cuarenta años aproximadamente, tenía cabello rubio y ojos azules. Era un señor bastante atractivo.  

—Ya lo sé Saturno, ¿Qué tal andas querida Neith? —preguntó Lord Vilurian.  

—Perfecto Lord Vilurian lista para la misión ¿De qué se trata esta vez? —preguntó Neith, la mujer tenía cabello largo de color castaño claro, de ojos negros y morena.  

—Delta —dijo Lord Vilurian observando al cuarto integrante del equipo. El tipo tenía una máscara blanca con una sonrisa pintada de color roja, era algo tétrica. Tragó saliva sin contestar nada y Vilurian revolvió sus ojos de rombo—. Eres el más especial del equipo. No quiero fallas. De ustedes depende todo lo que hemos creado y nuestro objetivo como integrantes de Liberación.  

Delta miró con sus ojos verde oscuros. Asintió, un nudo en su estómago se había formado, si no hubiera estado frente a Lord Vilurian seguramente, su primer instinto habría sido vomitar a un costado.  

Lord Vilurian tenía tres lleves de color gris colgadas de su pecho. No se las sacaba ni cuando dormía (si es que en algún momento dormía) se acercó hasta el inmenso ventanal que estaba opuesto a la puerta, nieve de color negra caía con violencia fuera del cristal, un viento atroz se alzaba frente a ellos.  

—Vayan ahora mismo —dijo Lord Vilurian—, no hay tiempo que perder. Calíope, ya sabes que hacer tienes las instrucciones en la hoja. Viajen por el telescopio dorado, y ubíquense en el pueblo del incidente. Quiero que uses el traje de Extremis Número Tres.  

—Pero señor... —dijo Calíope. 

—Sé que es un prototipo —interrumpió Lord Vilurian—, pero después de todo eres la única que podría soportar el peso de la armadura, antaño también habías usado aquella otra clase de armadura, ¿No es así? 

—Si Lord. 

—Bien, entonces está decidido. Tienes que estar al nivel de poderes de Saturno y Neith. 

—¿Y yo qué Lord Vilurian? —preguntó Delta.  

—Tú no cuentas —contestó Lord Vilurian—, vayan a cumplir con su misión.  

Calíope, Delta, Saturno y Neith asintieron y salieron caminando por la gran puerta.  

—Ya estamos un paso más cerca —susurró Lord Vilurian—, Proden, niños. 




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