Parte 1
Tiempo:
9:40 pm, 10 de febrero de 2002.
Lugar:
Pueblo de Engiter, Condado de Alzeka, Continente Ranmer.
Los tres chicos tuvieron que ponerse sus máscaras nuevamente.
Ya estaban a menos un kilómetro de distancia de Engiter, y la neblina azul se veía como una gran cúpula de humo alrededor de la pequeña ciudad, Engiter era mucho más grande que Rasheljaw. El hecho de estar más cerca del Condado principal la ponía como una ciudad que recibía más "atención" por par del Emperador Futtso.
El carro era lo bastante grande para que pudiera turnarse para dormir un rato cada uno. No era seguro que los tres se durmieran, algunas veces podían oír disparos en la lejanía, o era eso, o ya estaban comenzando a perder la cabeza por la situación. Ingresaron por un gran arco que apenas podía verse. Por volver a la densa niebla azul, todos los edificios eran de varios pisos, los más pequeños por lo menos debían de tener tres pisos, no se veía ninguna casa y también era raro no tener las casa o edificios en altura con cuatro columnas debajo para evitar los terremotos.
—Es curioso que los terremotos solamente lleguen hasta el pueblo de Rasheljaw —mencionó Lanss.
—¿No había algún otro pueblo que también lo sufría? —preguntó Aboran mientras se colocaba una campera, la noche estaba bastante helada.
—Sí. Los pueblos de Siba, y Balero de las nubes —expresó Lanss—. Qué, causalmente son los que se encuentran más lejos del Condado.
—¿Y los Galboreales se habrán presentado por lo menos en los otros pueblos de la neblina? —preguntó Zoey quién recién se despertaba junto con Ardoz, quien olfateaba a su amigo Lorko para jugar un rato. El gato se encontraba dormido y no había nada ni nadie en el mundo que lo despertara. De pronto, Lanss chitó a Zoey—. Oye, no me chites —reto Zoey con un susurro golpeando a Lanss en el hombro.
—Apaguen las velas —pidió Lanss sin dejar de mirar al frente. El chico solamente señaló y los ojos de Zoey y Aboran se abrieron como un par de inmensos platos. Al fondo de la calle principal que estaban transitando se podía ver una brillante luz a pesar de la espesa neblina azul. Rápidamente Zoey fue hasta las cuatro puntas de la carreta apagando las velas que estaban colgadas de improvisados arcos con platos de metal como base.
Se quedaron a oscuras en pocos segundos, y continuaron recto por la calle. Por favor Narelam, pedía Zoey con las palmas de sus manos juntas. Qué los caballos no hagan ruido es lo único que te pido, pensó. Realmente hacía mucho que no le pedía nada a Narelam, la última vez había sido en el funeral de su madre. La luz del fondo no se movía por alguna extraña razón, ¿Los habían visto y estaban esperándolos? ¿Se habían dado cuenta? O tal vez ellos tenían la ventaja esta vez, fuera como fuese nadie sería tan idiota para dejar una luz en medio del pueblo.
—¿Y si alguien necesita ayuda? ¿Podemos salvarlos? —preguntó Zoey bajo un susurro casi audible para Aboran y Lanss. Los dos la miraron.
—Zoey si necesitan ayuda, no podremos salvarnos a nosotros mismos —dijo Aboran—. Tenemos comida para nosotros tres y si metemos a más personas aquí. No podremos llegar al Condado sin sacrificar algunos días de comida, sin menconar que nos tardaríamos más tiempo tenemos todo calculado. No podemos levantar a cualquier persona —concluyó su prima.
A medida que faltaba poco más de diez metros las luces se fueron dividiendo en luces más pequeñas, eran alrededor de unas treinta, o cuarenta tal vez cincuenta o incluso sesenta. Era complicado contarlas, se toparon con una vereda que hizo detener las ruedas de la carreta. Los dos caballos tumbaron sus cuellos para tomar agua, estaban frente a una fuente, los caballos habían subido un par de escalones, en cada uno de ellos se hallaban un montón de velas y pequeñas fotos.
Los tres se bajaron en el acto y comenzaron a caminar alrededor.
—Parece una especie de altar —dijo Aboran levantando la imagen de una familia abrazada, se veían muy felices en la foto—. Son un montón de personas.
—¿Creen que haya estado antes del incidente? —preguntó Zoey levantando la foto de un bebé sonriendo, Zoey le entregó una leve sonrisa a la foto para volver a estar con su rostro inexpresivo y abandonar la foto al lado de la vela de donde la había sacado.
—Son bastantes personas y las velas todavía están prendidas, si hubiera sido antes del incidente claramente ya estarían apagadas —contestó Aboran.
—Tiene bastante lógica, eso quiere decir que hay personas cerca —añadió Lanss—. ¿Quiénes podían ser los responsables? —preguntó el chico de ojos negros, y como si de una respuesta al instante se tratase Zoey tocó el hombro de Lanss señalando hacia el cielo. Por lo poco que se podía ver una bandera ondeaba en un improvisado mástil que antes había sido una señal de alto. La bandera era una letra "F" con sus tres finales de las líneas dibujados con una flecha la letra era de color dorada en un fondo negro. Lanss cayó al suelo en aquel instante, parecía muy impresionado pues no cerraba su boca y sus manos temblaban débilmente, sin mencionar que un calor se estaba produciendo en su interior que acabaría en un sudor incomodo recorriendo todo su cuerpo—. No puede ser —Lanss tragó saliva un par de veces por poco y se ahoga. Aboran lo levantó suavemente.