La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Capítulo 16 - Los caballeros del credo de los inquisidores

Tiempo: 

8:56 am, 16 de abril de 2002. 

Lugar: 

Puerto Rodkae, Condado de Alzeka, Continente Ranmer. 

 

El puerto de Rodkae era la principal atracción de aquel lugar. Había algunas casas, pero la mayoría vivía de la pesca. Era mucho más pequeño que todos los poblados como Rasheljaw o Engiter. El puerto daba directamente hacia el mar llamado Romilna, que era el que dividía los continentes de Ranmer y Apsurer, entre medio, seguramente se encontraría la isla a la que debían de llegar Zoey y los demás.  

A pesar de que Zoey había logrado comprender lo que había pasado (una parte de ella no quería aceptarlo) todavía no podía recordar lo que había sucedido. Lo último que recordaba había sido que Efraín le había saludado por su cumpleaños y se había aventurado a confesarle lo que sentía por ella. Zoey nunca había estado tan segura de que podía estar enamorada hasta aquel momento, desgraciadamente... Eso ya no podría ocurrir. ¿Cómo iba a hacer para seguir sin Efraín? Estaba claro que no había pasado tanto tiempo con él, pero... de eso se trataba el hecho de que quisieran estar juntos, reforzar aquella relación que estaban a punto de construir. No podía quedarse atrapada en los recuerdos. Salió de sus pensamientos y logró oír como Lanss les decía que ya se encontraban a pocos metros del puerto Rodkae.  

Las casas previas al puerto estaban separadas por una sola calle y parecía que ni siquiera era un sitio turístico, pues la mayoría de las personas que se hallaban allí eran de aquel lugar, parecía que hacía bastante frío afuera (dentro de la casa rodante estaba la calefacción encendida) llegaron hasta la única calle principal y Lanss detuvo el vehículo. 

—Yo iré a revisar que la lancha sigue en perfecto estado para irnos ahora —dijo Deymon—, Zoey y Lanss quiero que revisen la piedra y el camino que marca. Aboran quiero que vayas a comprar alguna ropa, el océano puede ser bastante más frío que acá —decía Deymon mientras se marcaba sus brazos nuevamente con claras instrucciones de ir a ver la lancha. Deymon le tendió algunos Ijefs a Aboran y la chica se fue hacía la única tienda de ropa que había en los alrededores. Lanss sacó la pequeña piedra y se la colocó en las manos a Zoey.  

—No hace falta que me acompañen —expresó Zoey antes de revelar el camino hacia a isla. Lanss negó con su cabeza.  

—Zoey, nosotros te vamos a cuidar. No importa hacía dónde tengas que ir —contestó Lanss.  

—Ustedes podrían irse a salvar a su propia familia, sin embargo, me están siguiendo a mi para poder salvar a mi padre —contestó la niña.  

—Solamente queremos que estes a salvo, las otras cosas pueden esperar. Tampoco nos demoraremos tanto. Tengo la leve sospecha de que la isla está relacionada en algún modo con la neblina azul que se llevó todos —dijo Lanss—, ahora... Deja de pensar en que debes ir sola y concéntrate en encontrar el camino a la isla. Por favor, Zoey Viquery —dijo Lanss mientras le sonreía a la niña. Zoey le devolvió la sonrisa. La niña suspiró y se concentró en su pensamiento de hallar la isla y parpadeó para ver la línea violeta que se generó desde la piedra del mismo color. Zoey salió de la casa rodante y pudo ver que la línea violeta se disparaba hacia el océano de Taff perdiéndose en horizonte.  

—Lanss —expresó Zoey—. La isla se encuentra por allá —la niña señalaba hacia el océano. Lanss le tendió una brújula y esta comenzó a apuntar, la isla se encontraba hacia el suroeste. Lanss recordó la dirección y guardó la brújula, Deymon les había dicho que no podían indicar en todo momento el camino hacia la isla con la línea violeta, además de que Zoey se esforzaría por mirar la línea y podía cansarse hasta el extremo y seguramente terminar enferma. Había otra clase de personas que podían ver el camino, y eso podía ser peligroso.  

En ese momento, la línea violeta que se proyectaba dejó de marcar dicho camino. Zoey le dio la piedra a Lanss, Aboran regresaba con unas bolsas, completamente cargas, Zoey ni siquiera se había dado cuenta del frío que hacía en aquel lugar, abrazó su propio cuerpo y su prima le tendió una campera de color rosa con unos detalles en negro al costado. Zoey la abrazó y luego se la puso. Le entregó un buso verde a su novio y un par camperas grises para cuando Deymon volviera, afortunadamente el hombre estaba caminando hacia ellos cuando Aboran sacó los abrigos. Le tendió uno a Deymon.  

—Muy bien, según mis recuerdos había comprado una lancha —dijo Deymon seriamente—, pero parece que era un barco. No entiendo muy bien que hice tal vez se me olvidó en medio de la compra. Lo bueno es que tenemos barco, lo están terminando de estacionar en el puerto número veinte y ocho. Vamos yendo.  

—Eh... Deymon —dijo Lanss—. ¿Qué hacemos con la casilla rodante? —preguntó el chico señalando el vehículo.  

—Estaciónalo detrás del cartel del puerto y después nos alcanzas —expresó Deymon. Lanss asintió y Aboran y Zoey cubrieron con un par de mantas a Lorko y Ardoz que se hallaban todavía en el interior del vehículo. Los dos animales y las tres personas se dirigieron a los puertos. Lanss terminó de estacionar cuando decidió parar la casilla rodante. Pero... Algo raro sucedió el sonido persistió, se agachó para comprobar si seguía encendida, pero se dio cuenta de que estaba apagada y aquel sonido venía desde afuera. Se empezó a oír más fuerte y Lanss salió afuera caminando a toda velocidad por la única calle que había.  

Las personas habían salido afuera de las casas y miraban hacia arriba, el ruido se intensificó y Lanss pudo ver que las personas miraban hacia el cielo. Seguramente deben ser Rojo y los demás, pensó Lanss con incredulidad. Pero el sonido estaba en cielo, ellos venían en auto por tierra... Un enorme avión se encontraba suspendido por encima de ellos casi del tamaño del propio puerto. Las puertas se abrieron y dos figuras saltaron de él. Parecía una proeza inhumana. No puede ser... Han vuelto Calíope y los demás, pensó Lanss inmediatamente apretando su quijada y corriendo hacia el puerto número veinte y ocho. Cuando llegó pudo ver que había dos personas paradas, uno de los barcos había estallado y una cortina de fuego se alzaba detrás de las dos figuras. Eran dos hombres. Zoey, Aboran y Deymon estaban a varios pasos de ellos, Lanss llegó al siguiente momento al lado de sus amigos y desenvaino su espada sin pensarlo ni una milésima de segundo. Los dos hombres llevaban un par armaduras que parecían de la época medieval, eran de color plateado y brillaban con intensidad, parecían que recién salían a estrenarse, uno de los hombres le faltaba uno de sus brazos y portaban un par de redes en sus cinturones que también brillaban, pero estos eran del mismo color violeta que la piedra que Zoey se había centrado en encontrar el camino a la isla minutos antes.  




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.