Tiempo:
9:17 am, 20 de abril de 2002
Lugar:
Isla de los Kabarys
—Debes prestarles mucha atención a los enemigos que tienes en frente —explicó Amanda Uyadul con completa calma, mientras sostenía una espada de madera. Se encontraba en un pequeño campo de entrenamiento contra un muñeco hecho de ramas. De hecho, había dos muñecos, al lado de la mujer líder de los kabarys se encontraba Zoey. Quién prestaba atención muy de cerca. La mujer cargó contra el objetivo con su espada de madera a la altura de la cintura con el filo apuntando hacia el suelo por el que se movía con total destreza. Dos metros antes de llegar al muñeco dio tres pasos que parecieron más como saltos por lo largo que eran. Llegó a dar el tercero y luego, movió rápidamente su espada de madera haciendo un corte diagonal de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba, el corte fue tan limpio que la espada ni siquiera se trabó y quedó apuntando hacia el cielo. Milisegundos más tarde la mitad cortada del muñeco cayó al suelo. Zoey asintió seriamente. Miró su objetivo y cargó contra él a toda la velocidad que le permitía su nuevo estado físico. Aunque solamente había pasado algunas horas desde que era una Kabary, Zoey podía notar una más que gratificante diferencia, sus músculos se había puesto más duros, aunque Amanda le había explicado que era algo que debía mantener si quería seguir teniendo. No por que tuviera fuerza de más significaba que mantendría aquella dureza y firmeza sin entrenarlos. Zoey hizo los tres pasos que Amanda le había mostrado segundos antes.
Se detuvo al frente del muñeco, movió su espada de madera (era mucho más pequeña que la que cargaba Amanda) de abajo hacia arriba, de derecha a izquierda en su caso. El corte llegó hasta el ficticio estómago del muñeco y allí se trabó la espada.
—No puede ser por Narelam —maldijo Zoey intentando sacar la espada de donde la había dejado su corte. Tiró de ella hasta que pudo sacarla.
—Tranquila Zoey —dijo Amanda—, yo necesite de años de práctica para hacer un corte tan limpio con un arma que no tiene tanto filo —Amanda miró las espadas de madera.
—Entonces... ¿Por qué no me das una espada de metal? ¿Una que pueda tener más filo? —preguntó Zoey levantando una ceja—, ¿Es por qué todavía soy débil para ser una Kabary?
Amanda rió por eso.
—Para nada niña —contestó la mujer—, es porque prefiero que entrenes con armas que no pesen tanto —Zoey miró hacia el cielo pensativamente.
—Saininar y su hijo me dijeron que las espadas de Balkhar pueden llegar a pesar mucho más —dijo Zoey.
—Exactamente —contestó Amanda—, las espadas de Balkhar, dependiendo de su largo. Pueden pesar entre setenta y cien kilogramos.
—¿Qué? —expresó Zoey con su boca abierta—, las espadas con las que había entrenado antes del condado de Alzeka pesaban entre siete y diez kilogramos. Recuerdo que intenté entrenar con una que pesaba doce y apenas pude moverla para dar una estocada lentísima... Por todos y cada uno de los espíritus ¿Cómo voy a hacer para cargar con el doble de mi peso?
—Eso es por qué el Balkhar siempre pesa ocho veces más que cualquier metal de Maleran —dijo Amanda.
—Eso tiene un poco más de sentido —dijo Zoey—, ¿Qué es eso de Maleran? —Amanda la miró confusa.
—Pensé que sabias que era —Zoey negó con su cabeza—, digamos que... —Amanda agarró del hombro a Zoey y la hizo mirar hacia un lado de la isla—, imagina que hacia allá queda el último condado del continente Ranmer —volvió a girar hacia un costado—, imagina que hacia allá se encuentra el árbol de piedra del continente Delrich —volvió a girarla para el otro costado—, e imagina que hacia allá se encuentra la última nación del continente Apsurer. Bueno, todo lo que puedes ver... Desde la primera nación hasta el último condado forman parte de lo que es Maleran. Maleran es nuestro mundo, nuestras plantas animales, nosotros mismos, los autos, casas, espíritus y la misma tierra. Maleran es nuestro universo.
—¿Dónde he escuchado el nombre de Maleran antes...? —preguntó Zoey—, no sabía que nuestro universo tenía nombre.
—Te suena —dijo una voz desde detrás de ellas dos, era Otidas—, porque es un anagrama.
—¿Un qué? —preguntó Zoey—, lo siento tampoco era buena ortografía —se puso roja y encogió sus hombros.
—Una palabra que puede leerse de atrás hacia delante —contestó Otidas con una leve sonrisa—. Es decir que nuestro dios Narelam, en algún momento nombró a este universo como Maleran, que es Narelam al revés —Zoey quedó con su boca abierta.
—Por Narelam —dijo Zoey—, ¿De verdad no existía otro nombre? Qué deidad tan floja para que solamente haya tenido que invertir las letras de su nombre para el de su universo. Espera, eso quiere decir ¿Que existen otros dioses? —Amanda asintió ante aquella pregunta.
—Cada universo tiene a su dios, o dioses —expresó la líder de los Kabarys—, en el universo que es hermano de este. De nombre Haleran, tienen al dios Narelah, es Narelah, la H suena como si fuera una J —dijo Amanda al ver que Zoey lo estaba pronunciando mal—, este es el próximo universo al que vas a ir. Por eso tienes que saber todo sobre él. Ven conmigo niña.
Zoey y Otidas acompañaron a Amanda hasta su casa, donde llegaron hasta su oficina, allí, la mujer sacó un pequeño libro. Era bastante grande, y parecía contener cientos de páginas.