La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Capítulo 26 - La historia que cuentan los sobrevivientes

Parte 1 

Tiempo: 

3 horas, día 34, del quinto mes, del año 4032 

Lugar: 

Casa de Aupa, Dominio de los pozos, Continente Vanlión, Universo Haleran 

 

Una semana había pasado desde que se encontraban en la casa de Aupa, era una semana de Haleran. Así que probablemente habían pasado más días, de hecho, en unas cuantas horas podría hablar con Lanss y Aboran. Era todo muy confuso, con aquellos horarios diferentes. Afortunadamente, Aupa había tenido razón en todos aquellos días no habían llegado los soldados Cha. En cualquier momento saldrían de allí en unas horas, Norberto y Fizante habían hecho las pases y Aupa les había conseguido pases para uno de los lasmers. Evidentemente tendrían que ir encubiertos como si fueran cruzados, ya que por obvias razones su contextura física no les daría para hacerse pasar por lagartropodos.  

En aquellos días, ni Markus, ni Zoey habían tenido oportunidad de volver a la biblioteca subterránea de Aupa. Los dos chicos habían llegado a la conclusión de que Aupa se había dado cuenta por que no solo había cambiado la cerradura, sino que ahora estaba en todo momento cerca de la entrada, incluso cuando dormía, de hecho, dormía sobre ella. Literalmente.  

Aupa los había dejado salir al jardín, después de más de dos semanas encerrados (según el calendario de Zoey) habían tenido problemas hasta de convivencia.  

El patio era amplio, bastante para practicar. Zoey no había practicado en todos esos días, en su lugar había hecho ciertos movimientos con un cuchillo que Etry le había prestado. No era lo mismo, pero... No podría andar blandiendo una espada en el interior de una casa le terminaría cortando un brazo a alguien. Aquella mañana, Fizante estaba como su maestro, entre los tres se iban turnando durante varios días. Fizante ya había probado varias técnicas para decantar su poder ninguna había tenido el resultado esperado en la joven kabary. Saldría el primer color que saliera, pero alguno tenía que poder invocar. ¿Cómo podía ser la destinada a viajar por los universos y no poder evocar la magia de su tribu? 

—Hoy vamos a practicar algunas posturas que seguramente te van a ayudar a poder invocar la antigua magia de los kabarys —expresó Fizante, juntando sus piernas y poniendo la espada al frente suyo como cortando su rostro por la mitad movió suavemente su espada hacia el costado derecho dejándola horizontal y luego comenzó a hacer cortes en la nada como si estuviera talando el tronco de recto árbol. Zoey desenvainó su espada si bien todavía la llevaba en la espalda por costumbre al igual que su maestro se había dado cuenta de que no podía sacarla tan fácilmente, había ideado una forma un poco más efectiva, con mano izquierda (la diestra) sobre el mango tiraba de ella hasta que la correa se estiraba dejando el arma horizontal a la altura de su codo derecho y tiraba de la espada moviéndola hacia el frente. Luego envainarla era más complicado, pero tenía todo el tiempo del mundo terminado el entrenamiento. Fizante por su parte levantaba la espada completa por encima de su cuerpo con un leve tirón de su mano, la espada giraba en el aire y caía en sus manos perfectamente equilibrada. Zoey colocó a Luz Nocturna al medio de su rostro, tal y como lo había hecho Fizante. La dobló lentamente y pudo notar a medida que iba curvando su arma como sus dos manos, ante brazos, codos, brazos y hasta el hombro comenzaban a temblar, apretó con más fuerza el mango de su espada negra y pudo contener un poco más sus incontrolables movimientos de temblar los brazos. Inició con mover sus antebrazos con el mismo corte que Fizante producía, Zoey intentaba que fuera recto pero el peso de Luz Nocturna la tiraba abajo con leves movimientos involuntarios. Luego de algunos minutos y más de quinientos cortes constantes a una velocidad en la que un bebé o incluso el despistado Markus habría podido agacharse y evadirlo. Zoey pudo ver como Ardoz estaba entretenido, menos mal, pensó Zoey soltando un leve suspiro. Se encontraba a poco menos de cinco metros y estaba jugando con una pelota que Markus y Saininar el estaban tirando cada uno de un lado. Deymon también había salido y se encontraba comiendo una mandarina que había traído de Maleran. Parecía que le habían dicho que podía recuperar la memoria si comía mucho aquella fruta, seguramente había sido Aboran, siempre con extraños consejos. Zoey sonrió al ver a Markus reírse por una payasada que Ardoz estaba haciendo.  

—Zoey —dijo Fizante sin siquiera verla—, concéntrate en efectuar bien el corte.  

La adolescente miró fijamente hacia una colina que se encontraba al horizonte. Asintiendo y borró aquella sonrisa de su rostro para formar uno inexpresivo y hasta cansado de aquel ejercicio.  

—Muy bien —dijo su maestro, dejando de mover la espada dejándola horizontalmente apuntando a la derecha—, creo que ya ha sido bastante calentamiento. Según los antiguos kabarys —comenzó a explicar el anciano, mientras Etry y Norberto salían—. Este era uno de los mejores métodos para poder ver los colores de los kabarys, no quiere decir que, al primer, cuarto o decimo intentó logres verlos. Pero era lo que le resultaba a la mayoría. Saininar conoce otros dos y Etry otro más. Puede que este te funcione, puede que no, solamente el tiempo lo dirá niña.  

Zoey tomó aire llenando por completo sus pulmones, y su ojo violeta brilló levemente, Zoey y sus maestros pudieron ver como la bruma oscura comenzaba a rodear la espada como si fuera una serpiente en una rama, Luz Nocturna se embulló por completo y la joven comenzó a ver el reflejo de la espada negra que no se podía siquiera formar un color. Intentó moverla levemente en todas las posiciones que podía. Giró la espada hasta ponerla en un ángulo de noventa grados dejando el fino filo ante su ojo violeta, y ni siquiera así, pudo ver algún atisbo de los tres colores. Soltó un agotador suspiro y dejó de hacer brillar su ojo, la bruma a vista de sus maestros y ella desapreció. Zoey podía mantener un poco más su ojo brillando buscando un color, pero le era imposible en aquellas cansadas condiciones, tal parecía que aquel calentamiento la había agotado por completo. Envainó nuevamente a Luz Nocturna en su espalda y sentó sobre el pasto.  




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