La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Capítulo 32 - La misión del nunqui

Parte 1

Tiempo:

1 hora, día 21, del sexto mes, de 4032

Lugar:

Consejo de Piratas

Zoey se terminó de cambiar y se miró al espejo, jamás en sus cortos años de vida se había visto con tantas ojeras como en aquel momento. Fizante ya había tocado la puerta más de dos veces y eso, más el leve hecho de no haber dormido nada la habían irritado. Se colgó a Luz Nocturna en su espalda y Ardoz se levantó corriendo por toda la habitación como si fuese un rayo.

—¡Ya Ardoz! —gritó la adolescente kabary. El perro se quedó quieto solamente moviendo su cola, Zoey suspiró y abrió la puerta. Extendió sus brazos hacia abajo y Ardoz movió su cola con mayor rápides, el pequeño canino saltó a los brazos de su ama.

—Por Narelam Zoey… —dijo Fizante—, ¿Qué te pasó? No puedes quedarte toda la noche practicando.

Zoey bufó. Si supiera, pensó.

—Tenía pensado practicar al menos una hora —dijo Fizante—, antes de que el rey no llamara, pero veo que ya te exigí bastante anoche. ¿Qué tal si nos tomamos este tiempo para desayunar e ir a ver a Saininar?

—Quiero practicar —expresó Zoey negando con su cabeza, ¿Lo estaba haciendo por que sentía culpa? ¿O por qué quería ser una Elegida? Se encogió de hombros, apartó aquellos pensamientos y siguió a Fizante.

Gracias a uno de los guardias salieron a fuera de aquellos pasillos. Era una plataforma de madera con paredes encerrándolos como si se tratase de un rombo gigante. Por Narelam que frío que hacía. Se quejó Zoey abrazándose a sí misma, Ardoz se había quedado en el pasillo durmiendo, era mejor eso a que estuviera pasando frío allí afuera. Fizante desenvainó su arma… ¿Cómo se llamaba?

—Bien hoy vamos a intentar que invoques la magia —dijo Fizante seriamente—, no quiero que tengas pensamientos, malos, ni buenos. No pienses en nada. Solamente… En ti y tu arma. ¿De acuerdo Zoey?

La adolescente asintió seriamente. Empuñó a Luz Nocturna y comenzó a respirar con calma, si solamente tuviera algún otro indicativo más qué… “sentir que el poder fluye a través de mi” pero nada lograba fluir, lo único que lograba fluir tras algunos segundos de pensamiento constante era el dolor de estómago a causa del horroroso trago que había tomado hacia unas horas. No, se volvió a concentrar, ¿A caso necesitaba otra cosa que sus maestros no le estaban diciendo a propósito? ¿Tal vez ella misma tendría que averiguarlo? Le habían dicho que su poder se desataría cuando menos lo esperase, pero más lo necesitara. ¿Cuándo era ese momento? Sabía que cuanto más entrenase ese momento llegaría, tal vez si su abuela Megan hubiera escrito algo sobre su entrenamiento, o a lo mejor si Amanda hubiera explicado algo más, que no solamente “no dejarte llevar por malos o buenos pensamientos”, eran las mismas palabras que sus maestros le decían, tal vez si su madre siguiera allí le habría podido explicar sin tantos acertijos. La luz del sol era débil, pero servía de todas formas, intentó ver con su ojo violeta, su mechón violeta también cruzó por encima de su vista debido a la suave brisa que corría, se concentró queriendo ver el relejo, alguno, aunque fuera un escaso segundo, no necesitaba cortar ni transformar la materia, solamente quería estar segura de que había avanzado algo en su entrenamiento, después de todo… Hacía unos siete u ocho meses que estaba entrenando, claro, no lo hacia todos los días. Pero era bastante constante. Tendría que existir algún resultado. Pero no, el único reflejo que se volvió a formar fue aquel color oscuro nuevamente, igual como le había pasado antes de salir de Maleran.

Aquel relejo no le dejó soltar el arma, tampoco podía hablar solamente las voces de su cabeza y ella. Nunca estaría lista para dominar nada, no estaba lista para salvar a nadie, ni siquiera había sido capaz de salvar a Efraín. ¿Qué clase de Elegida creía que podía llegar a ser, si no tenía la capacidad de invocar algo tan mundano como la magia de un kabary?

Un fuerte golpe se escuchó y aquella sensación de completa abrumación, pereció en el acto. La oscuridad de su mente desapareció abrió los ojos, bueno, se suponía que los tenía abiertos, pero en aquellos momentos solamente podía ver en completo negro. Fizante le había sacado a Luz Nocturna de sus manos con un golpe de su propia espada.

Fizante suspiró.

—Creo que ya tenemos suficiente niña —expresó el anciano kabary—, no quiero seguir forzando el entrenamiento.

—Yo sí quiero —dijo Zoey corriendo para tomar nuevamente a Luz Nocturna, inmediatamente, la joven comenzó a hacer posturas básicas que había aprendido con Fizante. Bajar con un corte recto desde encima de su cabeza, avanzar un paso, estocada, levantar el arma, efectuar un corte horizontal, avanzar otro paso y estocada, así sucesivamente.

—Zoey —dijo Fizante extendiendo su mano para intentar detenerla—, no va a servir de nada. Vas a continuar esforzandote para nada, vas a terminar no solo con dolor muscular, sino, incapacitada para volver a empuñar a Luz Nocturna por días, tal vez semanas.

Zoey continuaba con sus movimientos, claros, cortos y casi perfectos.

—Déjala —dijo una voz cansada desde detrás de Fizante, no sonaba como una exigencia, sino, como una comprensión. Fizante se giró y pudo ver al gran cruzado con una elegante capa y un saco a la medida, sus ojos azules y cansados no dejaban de mirar a Zoey. Fizante se inclinó ante el rey del consejo de piratas—, deja tanta formalidad joven. ¿Quieres que dejemos un rato a Zoey en paz? Necesito una mano para acomodar un poco mis aposentos.




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