Parte 1
Tiempo:
5:37 pm, 25 de enero de 2003
Lugar:
Condado de Tyrkub, continente Ranmer, Universo Maleran
Aboran Mardiver miró sobre la diminuta tacita de té en la cual acababan de servirla y humeaba abundantemente.
Miró a Otidas y este ya estaba levantando la taza para ingerir su contenido, miró al frente, la subcomandante de los serotianos Marci Amolie la miraba con una sonrisa mientras bebía un sorbo del mismo té. El otro hombre parte de los serotianos de cabello azul la imitó y por último se sumó Cranwuel, mientras Aboran bebía, Marci le sonrió a Otidas.
—Entonces… ¿De verdad quieres que te ayude a atacar a una nación? Teniendo en cuenta que estoy en la segunda posición más importante de los serotianos de Tyrkub. —Otidas asintió con una sonrisa, Aboran pudo ver que Marci se ponía roja de la vergüenza que le provocaba simplemente mirar al caballero kabary, Aboran sonrió mientras intentaba pasar aquella bebida, por Narelam ¿Por qué era tan horrible aquel té? ¿A caso la subcomandante quería matarlos? Terminó tragándolo, le parecería una falta de respeto despreciar el té de Marci.
—No quiero que se te arme un alboroto Marci —contestó Otidas por fin.
—A pesar de que es muy probable, te puedo decir que la emperatriz Meyen estaría de acuerdo en ayudarlos. Solamente necesito darle pruebas fehacientes de que ese tal Rojo tiene tropas, y que no pasará lo mismo que hace diez meses. Si no es seguro, no me quiero ni involucrar, ni siquiera involucrar a mi emperatriz o subordinados, ni siquiera a Airlath.
—¿Confías en Rojo? —preguntó Marci. Otidas contestó encogiéndose de hombros.
—Si te soy sincero Marci, no lo sé. Solamente lo ví una vez hace algunos meses, ella —Otidas señaló a Aboran—. Y él creo que lo conocen un poco más —el caballero kabary señaló a Cranwuel también.
—Tú me habías dicho que Rojo es tú líder ¿No? —preguntó la subcomandante mirando a Cranwuel.
—Así es —expresó el hombre cortando un par migajas de pan para darlas en el pico de un par de cuervos que tenía posados sobre sus hombros—, es normal que no confíen en Rojo, yo lo hago por qué el me saco de prisión. Bueno es una forma de decirlo.
—Claro, tú ya lo conoces… Confias en él —expresó Marci—, entonces dime Cranwuel confiarías si te digo que el día de mañana vamos a atacar, no sé. A la reina Gina —el hombre abrió sus ojos tanto, que parecía que estaban a puntos de salirse de sus cuencas.
—No estamos hablando de lo mismo —contestó Cranwuel soltando una risa y comenzando a sudar—, la reina Gina tiene bajo su poder a diez naciones con oficiales más experimentados, no es lo mismo que plantarle cara al emperador Futtso.
Marci se levantó. Aún con la taza en sus manos.
—El punto es que todavía no confío —dijo Marci—, entiendo que necesiten tropas. De hecho, la emperatriz Meyen estaría encantada de atacar a Futtso. Y mi comandante Airlath más que nadie —susurró—, pero ¿Y si resulta que fracasan nuevamente? bueno, ustedes no tienen nada que perder. Son un ejército rebelde, en cambio nosotros somos un condado entero, ¿Sabes los tratados de comida y de paz que se irían a la misma mierda si atacamos? El primero en tomar acciones sería el condado de Matavcaba. Lo siento, pero mientras no tengamos nada seguro la respuesta sigue siendo, no. Perdón Otis.
Marci lo miró y recibió un abrazo.
—Puede que haya una forma —dijo Otidas, sacando una pequeña bolsa con aquel polvillo negro de los kabarys.
—Siempre con tu magia de kabary —contestó Marci revolviendo sus pupilas.
—Podemos esperar a que Rojo conteste es dentro de un par de horas —expresó Otidas.
—No hace falta, tengo que volver al trabajo —contestó Marci, el capitán kabary sacó un poco de aquella ceniza y se la entregó a Marci—, puedes llamar si me necesitas —expresó Otidas con una sonrisa—, pero solamente entre las seis de la tarde y seis y media. Cada martes.
Otidas se retiró, caminando al lado de Rusi, Aboran y Lorko lo siguieron. Cranwuel se quedó a las puertas del cuartel. Aboran tocó el hombro del capitán, este se giró.
—Cranwuel, ven con nosotros. Después de todo vamos a ir a la montaña Laikar —expresó Otidas.
—¿De verdad? —preguntó Aboran abrazando a Otidas—, ¿Vamos ir a la Laikar?
—Claro —contestó Otidas soltando una amplia sonrisa—, después de todo necesito hablar con ese tal Taran. Desde allí vamos a dirigirnos hacia el condado, aunque todavía quedan bastantes días.
Cranwuel se adelantó al grupo. Caminando junto a ellos.
—¿Crees que Marci se una a nosotros si le comentamos cuantas tropas ha logrado reunir el señor Rojo? —preguntó Cranwuel.
—No lo sé, todo depende de los números que tengamos —contestó Otidas—, aunque… Lo vamos a intentar nuevamente por las dudas.
Los cinco caminaron hacia las afueras del cuartel para seguir hacia las afueras del condado de Tyrkub.
Parte 2
Tiempo:
5:58 pm, 25 de enero de 2003
Lugar: