Capítulo 39 - El reflejo de la sangre

Tiempo:

28 horas, día 50, del sexto mes de 4032

Lugar:

Terraza del palacio del nunqui Ona, Dominio Montañoso, continente Vanlión, universo Haleran

—Ardoz —expresó Zoey, mirando hacia abajo su perro estaba gruñendo frente a Calíope y el otro hombre— ve a ayudar a Markus y Norberto al interior del castillo, yo voy a estar bien —el pequeño canino se relajó y subiendo sus dos patas a la pierna de Zoey y mirándola, dio un salto de regreso al interior de la torre bajando a toda velocidad.

Zoey apretó su mano derecha en el mango de Luz Nocturna y cargó contra su objetivo, Calíope, la mujer evadió el primer corte que la adolescente kabary intentó. Un golpe bastante desesperado, un puño se hundió en la mejilla derecha de Zoey haciendo que cayera al suelo, claro, su compañero ¿Delta se llamaba?… La persona con aquella tétrica máscara la miró, esos ojos, pensó Zoey. Pero sin tiempo para deducir ni un segundo más comenzó a esquivar las pisadas de Calíope, parecía tener mucha fuerza, más que un kabary. Tal vez comparada con la fuerza de un serotiano.

Aunque nunca tuvo el placer de estar presente cuando un soldado del condado demostró su fuerza, por historias que contaba su abuela Megan, estaba claro que eran muy poderosos, al menos los de más alto rango.

Las manos de Calíope tenían los mismos tubos metálicos de sus brazos, pero estos eran como un esqueleto por encima de sus dedos celestes. Zoey por fin se levantó y tomó distancia de un salto, miró hacia atrás y pudo ver bastante terreno en aquel amplio techo. Calíope sacó la llave del interior de su túnica bordo y la movió para llamar la atención de la kabary.

—La llave puede ser tuya —expresó Calíope—, acaba con mi subordinado Delta.

El hombre se plantó frente a Zoey.

—No voy a luchar contra alguien que desconozco —contestó Zoey, levantando su arma.

—Ah claro que lo conoces —expresó Calíope—. Este fue el hombre que acabó con la vida de tu madre.

Zoey negó con su cabeza, mientras dejaba de pensar con claridad aquellas dudas de los ojos de aquel hombre desparecieron por completo, apretó su quijada a punto de romper una de sus muelas y cargó contra Delta sin aguardar otro segundo.

Unos tres cruzados golpearon sus espadas contra Nube Espiral, Fizante las repelió con facilidad mientras otros dos se abalanzaban contra él. Giró en un segundo y cortó un dedo de cada uno de aquellos soldados con precisión, los dos cruzados comenzaron a gritar, Fizante cargó contra cinco soldados Pim que se hallaban cerca de Norberto y Markus abatiéndolos con cortes que partieron sus armas, otros dos soldados con lanzas terminaron hachas añicos por enfrentarse a uno de los mejores espadachines kabarys y, claramente a Nube Espiral.

—Bajen hacía los calabozos del nunqui —expresó Fizante—, ¡Yo me voy a encargar de estos aquí mismo!

Norberto asintió corriendo hacia detrás del trono del nunqui Ona este lo quiso detener, pero Norberto le propinó un golpe con su puño que terminó desmayando al lagartropodo noble. Dos cruzados se interpusieron antes del pasillo, Norberto golpeó a uno con una débil patada, pero igual de poderosa por su gran tamaño, el cruzado cayó inconsciente. Mientras que el otro soldado bajó su arma (una pequeña pero filosa hacha) hacía el brazo de Markus, este cerró los ojos atajándose con sus manos, pero los gritos del cruzado hicieron que el joven abriera sus ojos rosas nuevamente. Ardoz estaba colgado del brazo del soldado, con sus pequeños dientes penetrando en la carne de aquel cruzado. Markus levantó la parte de una lanza y la partió en la cabeza del soldado Pim.

—Ardoz, ¿Qué haces aquí? —preguntó Markus mientras el perro sacaba su mandíbula del brazo del cruzado, sus pequeños dientes estaban manchados con la sangre blanca del soldado. Ardoz solamente ladró y corrió hacia el interior del pasadizo. Norberto y Markus lo siguieron.

Fizante acabó con el último guardia de los soldados Pim y un poco agitado tomó aire y corrió hacía el pasillo por donde Zoey se había perdido. Uno de los que estaba combatiendo parte del ejército del nunqui se giró.

Se trataba del general Mayorej. El cruzado sonrió, mientras de fondo. Los dos justicieros avivadores se enfrentaban a parte del grupo de Calíope.

—A bailar humanesco —expresó Mayorej mientras comenzaba a gritar sin ninguna razón, ¿Qué espíritus está haciendo este loco? Se preguntó Fizante en el interior de su mente. Bastante bien pensado en irte hacía el aire libre Zoey, vas a poder tener más oportunidad de alcanzar los reflejos del sol, sé que tú puedes niña.

Desde la muñeca del cruzado se abrió un corte bastante extenso, comenzaron a salir unas grandes escamas en forma triangulo desde el interior con la punta hacía el frente, otras escamas fueron saliendo detrás formando una especie de garra que cernía sobre su puño. De su otro brazo se abrió el mismo corte, pero está vez las escamas estaban un poco separadas, juntadas solamente por un hilo conductor de color verdoso. Parecía un látigo, Fizante pudo notar que unas de las escamas triangulares de su rostro se caían al suelo. El cruzado cargó contra el kabary haciendo girar su “látigo”, la garra de escama chocó con todas las fuerzas contra Nube Espiral. No, no me voy a contener contra un general, pensó Fizante. Tengo que ir a ayudar Zoey cuanto antes.

Pero Nube Espiral no pudo romper el arma que formaba parte del cuerpo del cruzado, la garra y la espada de balkhar comenzaron a chocar, mientras que Fizante intentaba saltar y agacharse debido a los continuos ataques que llegaban desde el otro brazo de general con su látigo. Los golpes por parte del kabary comenzaron a ser mucho más ceberos, pero por favor, Narelam. Dios de nuestro pueblo, ¿Qué está pasando aquí? No puede haber un material que iguale al balkhar y no estoy viendo que sea metal negro de este universo, entonces… ¿Qué espíritus está pasando? Se preguntó Fizante. No queda otra opción…