CAPITULO 6
La luna de Aethermoor brillaba con un color blanco helado, bañando el prado de flores azules en luz suave. Elara y Kael se habían quedado allí hasta la noche, mirando los hilos de luz que se extendían hacia las estrellas. Ahora, caminaban de regreso a su apartamento —un pequeño espacio acogedor que habían compartido desde que Kael se había establecido en la ciudad—, agarrados de la mano.
"¿Has pensado en cuál mundo iremos primero?" preguntó Kael, mirando el cielo. "Hay tantos hilos... no sabemos por dónde empezar."
Elara suspiró. "Lo sé. Pero la llave nos guiará, supongo. Siempre lo hace."
Llegaron al apartamento y entraron, cerrando la puerta detrás de ellos. Elara encendió las luces mágicas, que llenaron el espacio de un color amarillo cálido. Kael se quitó su armadura y se cambió a pantalones cómodos y una camisa blanca. Elara guardó la llave en el cajón del sofá —el mismo donde la había ocultado la primera vez que la encontró— y se sentó junto a él.
"Estoy cansada," dijo Elara, apoyando su cabeza en el hombro de Kael. "Cansada de pelear, cansada de tener miedo por lo que vendrá."
Kael le cogió la mano y la apretó. "Yo también lo estoy," dijo. "Pero no podemos parar. Los mundos necesitan nosotros."
"Lo sé," dijo Elara. "Pero a veces deseo que fuéramos solo dos personas normales, que vivieran una vida tranquila en Aethermoor, sin tener que preocuparse por el Abismo o por portales de estrellas."
Kael le besó la cabeza. "Yo también deseo eso," dijo. "Pero si fuéramos normales, nunca nos hubiéramos encontrado. Nunca hubiéramos recordado nuestro amor anterior. Tal vez esto es lo que está escrito en los hilos del destino —ser guardianes, pero también amantes."
Elara sonrió y se acurrucó más cerca de él. "Tal vez tengas razón," dijo.
Mientras tanto, en el centro del universo, el verdadero Abismo se concentraba en su poder. Sus ojos rojos brillaban con furia, y su mente se extendía por todos los mundos, buscando una forma de llegar a los guardianes. Finalmente, encontró lo que buscaba: el sueño.
"Si no puedo atacarlos en el mundo real," gruñó, su voz resonando en la oscuridad. "Atacaréolos en sus sueños. Destruiré su amor desde dentro, y entonces no tendrán fuerza para detenerme."
Esa noche, cuando Elara y Kael se acostaron, el Abismo envió su energía a sus sueños. Elara cerró los ojos y se quedó dormida rápidamente, transportada a un mundo de sueños que parecía familiar —el prado de flores azules de su vida anterior. Pero algo estaba mal: las flores estaban marchitas, y el cielo estaba cubierto de nubes negras.
"Kael?" llamó Elara, mirando a su alrededor. "¿Dónde estás?"
De repente, Kael apareció en el prado, pero no era el hombre que conocía. Llevaba su armadura de Sombra Vigilante, pero estaba oscura y cubierta de símbolos de la oscuridad. Sus ojos verdes habían cambiado de color —ahora eran rojos, como los del Abismo.
"Elara," dijo, con una voz fría y maléfica. "Tienes que darme la llave. El Abismo me ha prometido poder infinito, y yo lo voy a tener."
Elara se retrocedió, con miedo. "No... no eres tú. Eres el Abismo, ¿verdad?"
El hombre rio, una risa fría y vacía. "Soy yo y soy el Abismo," dijo. "La oscuridad está en todos nosotros, Elara. Incluso en ti."
De repente, Elara se vio a sí misma con la ropa negra y los ojos rojos, sosteniendo la llave en la mano y enviando luz negra hacia el prado. "No!" gritó. "Esto no es real!"
"Es más real de lo que crees," dijo el hombre que parecía Kael. "Tu amor es una mentira. Tu poder es una mentira. Todo lo que eres es una herramienta del Abismo."
Mientras tanto, en su propio sueño, Kael estaba en la fortaleza de los Sombres Vigilantes. Torvin estaba frente a él, con una expresión de furia. "Kael," dijo. "Has traicionado a la orden. Has elegido el amor antes de la misión. Y ahora, tienes que pagar."
De repente, Elara apareció en la fortaleza, pero estaba cubierta de sombras y sus ojos eran rojos. "Yo también te traicioné," dijo. "El llave era mía todo el tiempo. Yo soy el Abismo."
Kael se retrocedió, con el corazón roto. "No... no puedes ser tú."
"Es verdad," dijo la figura de Elara. "Te usé para obtener el poder. Ahora, el Abismo dominará el mundo, y tú no podrás hacer nada."
Los dos despertaron al mismo tiempo, jadeando y con la respiración agitada. Elara se sentó en la cama, con lágrimas en los ojos. Kael se acercó a ella y la abrazó.
"Está bien," dijo. "Era solo un sueño."
"Pero se sentía tan real," dijo Elara, llorando en el hombro de Kael. "Viéndote así... viéndome a mí misma así... me dio miedo."
"Yo también lo sentí," dijo Kael. "Viéndote como parte del Abismo... fue el peor sueño que he tenido en mi vida."
De repente, escucharon un golpe en la puerta. Kael se levantó y sacó su espada, listo para luchar. "¿Quién es?" preguntó.
"Yo, Luna!" gritó una voz desde fuera. "Abreme, por favor —tengo un problema."
Kael abrió la puerta y encontró a Luna, que estaba jadeando y con la cara pálida. "Luna, ¿qué pasa?" preguntó.
"Los hechiceros de la escuela... han tenido sueños terribles," dijo Luna. "Sueños en los que el Abismo los controla, en los que destruyen a sus amigos y familiares. Algunos no se han despertado aún —están atrapados en sus sueños."
Elara se levantó de la cama y se acercó a ellas. "Kael y yo también tuvimos sueños," dijo. "Sueños en los que el Abismo nos hacía creer que éramos parte de él."
"Es el Abismo que lo está haciendo," dijo Luna. "Está atacando a todos desde sus sueños. Si no lo detenemos, todos se quedarán atrapados en la oscuridad, y el Abismo podrá tomar el mundo sin luchar."
"¿Cómo lo detenemos?" preguntó Kael.
"Los hechiceros mayores han estado investigando," dijo Luna. "Hay una forma de entrar en el mundo de los sueños del Abismo y destruir su influencia desde dentro. Pero es peligroso —si nos atrapa a nosotros, no saldremos vivos."
Elara miró a Kael. "Tenemos que ir," dijo.
"Yo también voy," dijo Luna. "No me quedaré aquí mientras vosotros arriesgáis vuestras vidas."
"Y yo también," dijo una voz desde la puerta. Eran Torvin, acompañado de dos Sombres Vigilantes. "La alianza no se queda atrás. Si el Abismo ataca a uno de nosotros, ataca a todos."
Los cinco se reunieron en la escuela de los Cielos, en la sala de hechizos. Los hechiceros mayores estaban allí, preparando un hechizo de entrada al mundo de los sueños. En el centro de la sala, había una cama de piedra donde los hechiceros atrapados estaban acostados, con expresiones de miedo en sus rostros.
"El hechizo está listo," dijo el hechicero mayor, un hombre de barba blanca y ojos azules. "Pero solo pueden entrar cuatro personas —los guardianes y sus dos aliados más cercanos. El resto debe quedarse aquí para mantener el hechizo."
Elara, Kael, Luna y Torvin se acercaron a la cama de piedra. El hechicero mayor levantó sus manos y empezó a decir palabras antiguas. Una luz azul brilló en la sala, y los cuatro se sentaron en la cama, cerrando los ojos.
"Recuerden," dijo el hechicero mayor. "El mundo de los sueños del Abismo es peligroso. Todo lo que ven es una ilusión, pero puede hacerte daño si crees en él. Mantengan su amor y su amistad cerca —eso es lo único que puede protegerlos."
Con esas palabras, la luz azul envolvió a los cuatro, y desaparecieron en el mundo de los sueños.
Llegaron a un lugar de oscuridad absoluta, donde no había luz ni sonido. El aire estaba lleno de tristeza y miedo, y sentían como si su energía se estuviera desvaneciendo.
"¿Dónde estamos?" preguntó Luna, con la voz temblorosa.
"En el centro del sueño del Abismo," dijo Elara, sacando la llave. La llave empezó a brillar con luz dorada, iluminando un camino en la oscuridad. "Por aquí."
Empezaron a caminar por el camino de luz. Mientras avanzaban, empezaron a ver figuras en la oscuridad —los hechiceros atrapados, caminando con expresiones vacías. Sus ojos eran rojos, y estaban envueltos en sombras.
"Tenemos que ayudarlos," dijo Torvin, acercándose a uno de los hechiceros.
"Espera," dijo Kael. "Son ilusiones. Si te acercas demasiado, el Abismo te atrapará."
De repente, el Abismo apareció en frente de ellos —una figura colosal de sombra, con ojos rojos que brillaban como brasas. "Los guardianes," dijo, con una voz que resonaba en toda la oscuridad. "Habéis venido a mi mundo de sueños. Eso es un error."
Alzó sus manos y envió una ola de sombras hacia ellos. Elara levantó la llave, y la luz dorada se extendió por todo el camino, deteniendo las sombras.
"Tu ilusión no nos engañará," dijo Elara, con la voz firme. "Nuestro amor es real, y tu oscuridad no puede destruirlo."
El Abismo rio. "¡Veremos!" dijo.
De repente, el mundo de sueños cambió. Estaban en el prado de flores azules de Aethermoor, pero las flores estaban marchitas y el cielo estaba negro. Kael se separó de Elara, y sus ojos se volvieron rojos.
"Elara," dijo, con una voz fría. "Tienes que darme la llave. Si no lo haces, mataré a Luna y a Torvin."
Luna y Torvin aparecieron en el prado, atados a una piedra. Un hombre con la cara de Kael, pero con ojos rojos, se acercó a ellos con una espada.
"¡No lo hagas!" gritó Elara.
"Es tu elección," dijo el hombre. "La llave o sus vidas."
Elara miró a Luna y a Torvin, luego a la figura de Kael. Sabía que era una ilusión, pero se sentía tan real que le costaba creerlo. "No," dijo finalmente. "Tu no eres Kael. Kael nunca me pediría que eligiera entre él y mis amigos."
La luz de la llave se hizo más intensa, y la figura de Kael se desvaneció, revelando la verdad: era un ser de sombra que trabajaba para el Abismo. Luna y Torvin se liberaron de las cuerdas, y se acercaron a Elara.
"Lo hiciste bien," dijo Kael, que había vuelto a su forma real. "No te dejó engañar."
El mundo de sueños cambió nuevamente. Ahora estaban en la fortaleza de los Sombres Vigilantes, y Torvin se había vuelto contra ellos, con sus ojos rojos. "Kael," dijo. "Has traicionado a la orden. Ahora tienes que morir."
"Es una ilusión, Torvin!" gritó Kael. "Recuerda tu pasado, recuerda el amor que tuviste por tu esposa. Eso es lo real."
La luz de la llave se extendió hacia Torvin, y la figura de sombra se desvaneció. Torvin volvió a su forma real, con lágrimas en los ojos. "Gracias," dijo. "Almost me dejó engañar."
El Abismo apareció nuevamente, más furioso que nunca. "¡No podéis ganar!" rugió. "Mi oscuridad es demasiado fuerte!"
Alzó sus manos y creó una torre de sombra que se extendió hacia el cielo. Dentro de la torre, estaban los hechiceros atrapados, gritando de dolor. "Si no te rindes," dijo al Abismo. "Mataré a todos ellos."
Elara cerró los ojos y se concentró. Los hilos del destino aparecieron, conectando a todos los hechiceros, a sus amigos y a ella misma y a Kael. Sentía su amor, su amistad, su valentía —todo ese sentimiento se convirtió en energía que fluía hacia la llave.
"Juntos," dijo Elara, abriendo los ojos.
"Juntos," repitieron Kael, Luna y Torvin.
La luz dorada de la llave se extendió hacia la torre de sombra, envolviéndola completamente. Los hechiceros atrapados gritaron de alegría cuando la luz los tocó, y sus ojos volvieron a su color natural. La torre de sombra se desvaneció, y el Abismo se arrodilló, con el cuerpo desvanecerse.
"¡No!" gritó. "No puede ser!"
"Tu oscuridad no es más fuerte que nuestro amor y nuestra amistad," dijo Elara. "Eso es lo que te destruirá."
La luz dorada se extendió hacia el Abismo, y su cuerpo se desvaneció en una nube de sombra. "Volveré," dijo su voz, antes de desaparecer completamente. "Volveré y dominaré el mundo."
Con la desaparición del Abismo, el mundo de los sueños se convirtió en luz. Los hechiceros atrapados se despertaron, y los cuatro —Elara, Kael, Luna y Torvin— volvieron al mundo real, apareciendo en la sala de hechizos de la escuela.
La gente les recibió con aplausos y abrazos. Los hechiceros mayores le dieron las gracias a Elara y a sus amigos por salvarlos. Torvin se acercó a Kael y le cogió la mano. "Gracias," dijo. "Por recordarme lo que es importante."
Luna abrazó a Elara. "Eras increíble," dijo. "Nunca hubiéramos podido hacerlo sin ti."
Elara miró a Kael, y él le sonrió. "Tú eres la más fuerte de todas," dijo.
Más tarde, cuando volvieron al apartamento, Elara y Kael se acostaron en la cama, agarrados de la mano. Elara cerró los ojos, pero esta vez no tuvo miedo. Sabía que el Abismo volvería, pero también sabía que tenía a Kael, a Luna y a Torvin con ella. Y eso era suficiente.
"Te quiero," dijo Kael, acariciando su pelo.
"Yo también te quiero," dijo Elara.
Mientras dormían, la llave en el cajón del sofá brilló con luz dorada, y los hilos de luz se extendieron hacia las estrellas —un signo de que el camino seguía, pero también de que tenían la fuerza para enfrentarlo juntos.
#4506 en Novela romántica
#1103 en Fantasía
amor dolor desilucion tristeza poesia, guerrero del amor, ojos azules
Editado: 14.12.2025