La Llave Del Alba Olvidada

EL SUEÑO DEL BEBÉ GUARDIÁN

CAPITULO 11
Tres meses habían pasado desde la apertura del Portal de las Estrellas Crecidas. Aethermoor estaba más llena de vida que nunca —gente de todos los mundos caminaba por sus calles, compartiendo tradiciones, magia y alegría. El prado de flores azules se había convertido en un centro de reunión, donde familias venían a pasar el día y parejas hacían votos de amor bajo el portal de luz arcoíris.
Elara se sentó en el porche de su apartamento, mirando el prado. Su vientre estaba ya muy grande —el bebé llegaría en unas semanas. Kael estaba a su lado, con una mano sobre su vientre, sintiendo los movimientos del niño.
"Está muy activo hoy," dijo Kael, con una sonrisa. "Seguramente quiere ver el prado."
Elara sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de Kael. "Sí," dijo. "Creo que le gusta la luz del portal. Cada vez que lo miramos, se mueve más."
En ese momento, Luna llegó con Lyra, que ahora tenía seis meses y ríe todo el tiempo. "Buenos días!" dijo Luna, sentándose junto a ellas. "Lyra también quería ver el prado —dice que le gusta las flores azules."
Lyra rió y extendió sus pequeñas manos hacia el prado, como si quisiera agarrar las flores. Elara sonrió y cogió una flor que Kael le había traído, y se la mostró a la niña. "Esto es una flor azul," dijo. "Es el lugar donde tu padre y yo nos reencontramos."
Mientras hablaban, el bebé de Elara empezó a moverse con más fuerza. Elara cerró los ojos, y de repente tuvo una visión —un sueño que el bebé estaba teniendo. Vió un mundo desconocido, cubierto de árboles que alcanzaban los cielos y ríos de luz dorada. En el centro del mundo, había una estatua de dos guardianes agarrados de la mano, con una llave en la mano de la mujer.
"Qué pasa?" preguntó Kael, preocupado al ver la expresión de Elara.
"El bebé está soñando," dijo Elara, abriendo los ojos. "Está soñando con un mundo que nunca hemos visto. Un mundo que necesita ayuda."
Sacó la llave del Alba del cuello, y la llave empezó a vibrar con una fuerza que no habían sentido desde el Corazón del Universo. Un nuevo hilo de luz se extendió desde la llave hacia el portal de las estrellas crecidas —un hilo de color dorado brillante, más intenso que los demás.
"Luna, tienes que ayudarme a ver más claro," dijo Elara. "Necesito saber qué mundo es ese y qué le pasa."
Luna colocó su mano sobre el vientre de Elara y cerró los ojos. Activó un hechizo de visión de sueños, y las dos empezaron a ver el sueño del bebé con más claridad. Vieron que el mundo se llamaba el Reino de los Árboles Eternos, y que estaba en peligro —los árboles estaban marchitando, los ríos de luz se estaban secando, y los habitantes se refugiaban de una oscuridad que se alimentaba de la vida misma.
"Es un mundo de vida y crecimiento," dijo Luna, abriendo los ojos. "Pero la oscuridad está matando todo lo que existe. El bebé está soñando con él porque es su destino ayudarle —es su primera misión como guardián."
Kael frunció el ceño. "Pero el bebé no ha nacido aún," dijo. "Cómo puede ayudar?"
"Porque su sueño es el puente," dijo Elara. "Su energía está conectada a ese mundo. Si no vamos pronto, el mundo se destruirá, y el sueño del bebé se convertirá en pesadilla."
Torvin llegó en ese momento, con noticias. "Los guardianes de los demás mundos han sentido la energía del nuevo hilo," dijo. "Quieren ayudar. Pero la llave dice que solo vosotros dos podéis ir —vosotros y el bebé, a través de su sueño."
"Cómo?" preguntó Kael.
"Tenemos que entrar en el sueño del bebé," dijo Luna. "Ese es el único camino para llegar a ese mundo. Yo puedo crear un hechizo de entrada en el sueño, pero es peligroso —si el bebé se despierta mientras estáis dentro, podríais quedaros atrapados."
Elara miró a Kael. "Tenemos que ir," dijo. "Es la misión de nuestro hijo. Y tenemos que ayudarlo."
Kael asintió. "Juntos," dijo.
Se dirigieron a la casa de Luna, donde prepararon el hechizo. Luna colocó unas velas de luz dorada alrededor de Elara y Kael, y empezó a decir palabras antiguas. Elara se sentó en una silla cómoda, con Kael al lado suyo, y cerró los ojos.
"Recuerden," dijo Luna. "Están entrando en el sueño del bebé. Todo lo que ven es real para él, así que tened cuidado. Mantened la conexión con él —eso es lo que os llevará al Reino de los Árboles Eternos."
El hechizo se activó, y una luz dorada envolvió a Elara y Kael. Entraron en el sueño del bebé —un mundo de luz y colores, donde los sueños se hacían realidad. Vieron al bebé, en forma de luz pequeña, flotando en el centro del sueño.
"Hola, mi amor," dijo Elara, acercándose a la luz. "Venimos a ayudarte con tu sueño."
La luz del bebé brilló con más intensidad, y un camino de luz se extendió desde él hacia el Reino de los Árboles Eternos. Elara y Kael caminaron por el camino, y pronto llegaron al mundo del sueño.
El Reino de los Árboles Eternos era hermoso, a pesar de la peligro. Los árboles eran tan altos que no se veía su cima, y los ríos de luz fluían entre ellos. Pero los árboles estaban marchitando —sus hojas estaban cayendo, su corteza estaba seca. Los ríos de luz se habían convertido en pequeños arroyos, y los habitantes —seres de piel verde con ojos de color marrón— se agrupaban en esquinas, con expresiones tristes.
Un hombre mayor con barba de hojas se acercó a ellos. "¿Quiénes son vosotros?" preguntó, con la voz temblorosa. "¿Venís de la Oscuridad de la Vida?"
"No," dijo Elara, sonriendo suavemente. "Somos guardianes, venidos por el sueño de un bebé que quiere ayudarlos. Me llamo Elara, y este es Kael."
El hombre sonrió por primera vez en mucho tiempo. "Gracias," dijo. "Me llamo Faron, y soy el líder de los habitantes. La Oscuridad de la Vida llegó hace un mes y ha empezado a matar a los árboles y a los ríos. Nuestra energía se está agotando —la vida misma se está desvaneciendo."
"¿Dónde está la Oscuridad de la Vida?" preguntó Kael.
"En el centro del reino, en el Árbol Eterno —el árbol más grande de todos," dijo Faron. "Ha tomado su tronco como su morada. Allí es donde controla toda su magia."
Elara miró a la luz del bebé, que flotaba a su lado. "Tenemos que ir hasta allí," dijo. "Antes de que la oscuridad mate al Árbol Eterno."
Faron asintió. "Yo voy con vosotros," dijo. "Conozco el camino al Árbol Eterno, y sé sus secretos."
Los cuatro —Elara, Kael, Faron y la luz del bebé— se dirigieron al centro del reino. El camino era difícil —los árboles marchitos se caían a su alrededor, y la oscuridad empezaba a envolverlos. Pero la luz del bebé brillaba con más intensidad, iluminando el camino y protegiéndolos de la oscuridad.
Llegaron al Árbol Eterno al anochecer. Era un árbol tan grande que su cima alcanzaba el cielo, y su tronco era tan ancho que diez personas no podrían abrazarlo. Pero el árbol estaba marchitando —sus hojas estaban completamente caídas, su corteza estaba negra por la oscuridad. En el centro del tronco, había una entrada oscura donde la Oscuridad de la Vida estaba.
"La oscuridad está dentro," dijo Faron, señalando la entrada. "Cuidado —su magia se alimenta de la vida. Todo lo que toca muere."
Elara y Kael se acercaron a la entrada, con la luz del bebé a su lado. La oscuridad salió de la entrada, en forma de una figura negra sin rostro. Su voz resonó en todo el reino, como el susurro de la muerte:
"LOS GUARDIANES! HABÉIS VENIDO A MORIR CON ESTE MUNDO! LA OSCURIDAD DE LA VIDA DOMINARÁ TODO, Y LA VIDA MISMA DESAPARECERÁ!"
Alzó sus manos y envió una ola de oscuridad hacia los cuatro. Kael usó su magia de sombra y luz para crear un escudo que detuvo la ola, pero la oscuridad se quedaba adherida al escudo, intentando destruirlo.
"Elara, usa la llave y la energía del bebé!" gritó Kael.
Elara sacó la llave del Alba y la colocó junto a la luz del bebé. La luz dorada de la llave se mezcló con la luz del bebé, creando una energía de vida que se extendió por todo el reino. Los árboles marchitos empezaron a brotar nuevas hojas, los ríos de luz volvieron a fluir, y la oscuridad empezó a retroceder.
La Oscuridad de la Vida gritó de rabia y atacó a Elara con un rayo de oscuridad. La luz del bebé se interpuso y detuvo el rayo, pero la fuerza de la oscuridad hizo que la luz del bebé disminuyera. "¡No!" gritó Elara, corriendo hacia la luz.
Usó la energía de la llave para alimentar a la luz del bebé, y la luz se hizo más intensa. El bebé emitió un sonido de alegría —un susurro que se escuchó en todo el reino. Kael atacó a la Oscuridad de la Vida con su espada, y Faron usó su magia de árboles para crear raíces que atraparon a la figura negra.
Elara cerró los ojos y se concentró en la luz del bebé y la llave. Los hilos del destino se extendieron por todo el reino, conectando a los habitantes, al Árbol Eterno y a la Oscuridad de la Vida. Vió el pasado de la oscuridad —era un ser de vida que había perdido a su familia en un desastre natural y había caído en la oscuridad, creyendo que la vida era un sufrimiento.
"Recuerda tu pasado," dijo Elara, con la voz suave. "Recuerda que eres un ser de vida, que tu propósito es proteger, no destruir. La vida tiene dolor, pero también tiene alegría, amor y esperanza."
La energía de vida de la llave y el bebé se extendió hacia la Oscuridad de la Vida, envolviéndola completamente. La figura negra se desvaneció, y apareció un ser de piel verde con ojos de color marrón —un ser de vida que había estado atrapado en la oscuridad.
"Gracias," dijo, con lágrimas en los ojos. "He estado perdido durante siglos, atrapado en mi dolor. Ahora, puedo cumplir mi verdadero propósito —proteger la vida."
Se acercó al Árbol Eterno y colocó sus manos sobre el tronco. La energía de vida se extendió por todo el árbol, y este empezó a recuperarse —nuevas hojas brotaron, su corteza volvió a ser verde, y su cima brilló con luz dorada.
Los habitantes del reino salieron al exterior, celebrando su libertad y el retorno de la vida. Faron se acercó a Elara y Kael y les agradeció. "Gracias a vosotros y al bebé," dijo. "El reino está a salvo. La vida ha vuelto."
La voz del bebé se escuchó en el aire —un susurro lleno de alegría. La luz del bebé se hizo más intensa, y un camino de luz se extendió hacia el sueño. "Es hora de volver," dijo Elara.
Los cuatro entraron en el camino de luz y volvieron al sueño del bebé. Luego, regresaron al mundo real, apareciendo en la casa de Luna. Elara abrió los ojos y vio a Kael al lado suyo, con una sonrisa en la cara.
"Lo hicimos," dijo Kael. "Juntos, con nuestro hijo."
Elara tocó su vientre, y el bebé se movió suavemente, como si estuviera sonriendo. Luna se acercó y le dio un abrazo. "Eran increíbles," dijo. "El bebé es ya un guardián."
Más tarde, se dirigieron al prado de flores azules, donde el portal de las estrellas crecidas brillaba con luz dorada intensa. El hilo de luz que se dirigía al Reino de los Árboles Eternos se había convertido en un puente permanente, conectando el reino a todos los demás mundos.
Elara se sentó en el suelo, con Kael al lado suyo, y miró el portal. "Nuestro hijo ya ha hecho su primera misión," dijo. "Aún no ha nacido, pero ya está protegiendo el universo."
Kael le besó la cabeza. "Es un guardián nato," dijo. "Como su madre."
El sol se ponía, pintando el cielo de colores rojos y naranjas. El prado de flores azules brillaba con luz dorada, y el portal de las estrellas crecidas conectaba todos los mundos en un tejido de vida y amor. Elara cerró los ojos, agradecida por su familia, sus amigos y el bebé que estaba a punto de nacer —el bebé guardián que había salvado un mundo en su sueño.




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