CAPITULO 13
Cinco años habían pasado desde el nacimiento de Sol. Aethermoor había crecido aún más —era un centro de paz y cultura para todos los mundos, con la ciudad llena de escuelas, museos y plazas donde gente de diferentes lugares se reunía para compartir conocimientos y alegría. El prado de flores azules se había expandido, y ahora tenía árboles de todos los mundos —árboles eternos del Reino de los Árboles Eternos, árboles de cristal de Lucerna, árboles de hielo de los Hielos Helados.
Sol corría por el prado, persiguiendo a Lyra, que ahora tenía seis años y era tan ágil como un pájaro. Ambos llevaban amuletos —el de Sol era el de plata que Mikel le había dado, y el de Lyra era un cristal de luz que Luna le había hecho. Los dos se reían y jugaban, su magia se mezclaba en el aire —la luz de Sol y la combinación de sombra y luz de Lyra creando figuras de colores que bailaban alrededor de ellos.
Elara se sentó en un banco, mirándolos con amor. Kael estaba a su lado, con su brazo alrededor de ella. "Ellos son increíbles," dijo Kael. "Sol ya puede controlar su magia de equilibrio, y Lyra es una hechicera nata."
Elara sonrió. "Sí," dijo. "Son el futuro del universo. Nuestro legado creciendo ante nuestros ojos."
En ese momento, Luna y Torvin llegaron al prado. Luna llevaba un paquete con comida —pan de Lucerna, frutas de los Hielos Helados, vegetales del Reino de los Árboles Eternos. Torvin llevaba un libro antiguo que había encontrado en los archivos de los Sombres Vigilantes.
"Buenos días!" dijo Luna, colocando la comida en una mesa de madera mágica que apareció en el prado. "Los niños deben estar hambrientos después de jugar tanto."
Sol y Lyra corrieron hasta la mesa, riendo. "¡Quiero pan de Lucerna!" gritó Sol, con sus ojos azules helados brillando de alegría.
"¡Yo quiero frutas de hielo!" gritó Lyra, con sus ojos púrpuras brillando.
Mientras comían, Torvin abrió el libro. "Este libro habla de los primeros guardianes," dijo. "De cómo crearon el equilibrio del universo por primera vez. Hay una historia que no habíamos escuchado —había un tercer guardián, además del que se convirtió en el Abismo y la primera guardiana de luz."
"¿Un tercer guardián?" preguntó Elara, interesada.
"Sí," dijo Torvin. "Se llamaba Aero, y era el guardián del viento y la conexión. Su papel era mantener los mundos conectados entre sí. Pero desapareció cuando el primer guardián cayó en la oscuridad —nadie sabe dónde está."
Elara sacó la llave del Alba, y la llave empezó a vibrar. Un nuevo hilo de luz se extendió desde ella hacia el portal de las estrellas crecidas —un hilo de color azul claro que recordaba al viento. "Él está vivo," dijo Elara. "Y necesita ayuda."
Los niños se quedaron silenciosos, mirando a la llave. "¿Quién es Aero?" preguntó Sol, con la mirada seria. "Es un amigo?"
"Es un guardián, como nosotros," dijo Kael. "Y necesitamos ir a ayudarlo. ¿Queréis venir con nosotros?"
Sol y Lyra asintieron con entusiasmo. "¡Sí!" gritaron los dos a la vez.
Se prepararon rápidamente. Sol se puso una túnica de dorado y azul, con su amuleto de plata al cuello. Lyra se puso una túnica de púrpura y negro, con su cristal de luz. Elara, Kael, Luna y Torvin se pusieron sus armaduras y cogieron sus hechizos y armas.
Se dirigieron a la escuela de los Cielos, donde el portal de las estrellas crecidas brillaba con luz azul claro. Los guardianes de los demás mundos habían llegado, alertados por la energía del nuevo hilo. "Queremos ayudar," dijo Aldric, que venía con Valerius y su propia hija, Estrella.
"La llave dice que solo nosotros seis podemos ir," dijo Elara. "Sol, Lyra, Kael, Luna, Torvin y yo. Aero necesita la conexión de las nuevas generaciones para despertar."
Los demás guardianes asintieron. "Cuídense," dijo Lyra la Reina del Frío. "Y que la luz les acompañe."
Entraron en el portal. El viaje fue de viento y luz —sentían como si volaran por el aire, con las estrellas pasando a su lado. Sol y Lyra riendo, disfrutando del vuelo. Elara agarró la mano de Sol, y Luna agarró la de Lyra, manteniéndolos seguros.
Finalmente, aterrizaron en un mundo de viento y nubes —el Reino del Viento Eterno. El cielo era de color azul claro, y el viento soplaba con fuerza, haciendo que las nubes formaran figuras diferentes. Pero algo estaba mal —el viento estaba descontrolado, y no había vida visible. En el centro del mundo, había una montaña de nubes donde una figura estaba atrapada en un capullo de viento.
"Ese es Aero," dijo Elara, mirando la montaña. "Está atrapado en su propia magia, despertado por la oscuridad del pasado."
Empezaron a caminar hacia la montaña. El viento descontrolado trataba de empujarlos hacia atrás, pero Sol usó su magia de equilibrio para crear un campo de fuerza que protegía a todos. "Yo puedo ayudarlos," dijo Sol, con la voz firme.
Lyra usó su magia de sombra y luz para crear un camino de luz en el viento, haciendo que el camino fuera más fácil. "Yo también," dijo ella.
Llegaron a la montaña y encontraron el capullo de viento. Aero estaba dentro —un hombre alto con pelo de color azul claro y ojos de color cielo. Estaba dormido, atrapado en sus recuerdos del pasado.
"Tenemos que despertarlo," said Kael. "Pero su magia es fuerte —tenemos que usar la conexión de todos nosotros."
Elara sacó la llave del Alba, y Sol, Lyra, Luna y Torvin se acercaron a ella. Sus manos se encontraron en el centro, y su magia se mezcló —la luz de Sol, la combinación de Lyra, la sombra y luz de Kael, la luz de Luna, la sombra de Torvin y la energía de la llave creando una energía de conexión que se extendió hacia el capullo.
"Recuerda, Aero," dijo Elara, con la voz suave. "Tu propósito no era solo mantener los mundos conectados —era mantener el corazón de los seres conectados. La oscuridad del pasado no te define —tu luz lo hace."
La energía de conexión envolvió el capullo, y el viento empezó a calmarse. Aero se despertó, abriendo sus ojos de color cielo. "Los guardianes," dijo, con una voz suave como el viento. "Había esperado por vosotros. Había quedado atrapado en el recuerdo de cuando mi amigo cayó en la oscuridad —creí que era mi culpa."
"No es tu culpa," dijo Kael. "La oscuridad es una elección. Tu papel era proteger la conexión, y lo has hecho —aún atrapado, has mantenido los mundos conectados a través del viento."
Aero se levantó del capullo, y su magia se extendió por todo el reino. El viento se calmó, volviéndose suave y refrescante. Flores de todos los mundos empezaron a brotar de la tierra, y ríos de viento mágico empezaron a fluir. El Reino del Viento Eterno volvió a la vida.
"Gracias," dijo Aero, acercándose a los niños. "La nueva generación es la clave. Sol, Lyra —vosotros tenéis el poder de conectar todos los mundos con amor y amistad. Ese es el verdadero legado de los guardianes."
Le dio a Sol un amuleto de viento, que brillaba con luz azul claro. A Lyra le dio un amuleto de nube, que brillaba con luz blanca. "Para que siempre mantengáis la conexión," dijo.
La voz del ser de luz del Corazón del Universo se escuchó en el aire:
"Habéis cumplido vuestra misión. El Reino del Viento Eterno ha recuperado su conexión, y Aero ha vuelto a su papel de guardián. El legado de los guardianes no es solo una historia —es un regalo que crecemos cada día, con amor y amistad."
Los seis se miraron, sonriendo. Era hora de volver a Aethermoor. Aero les dio un último abrazo y les despidió. "Si necesitáis ayuda," dijo. "Solo tenéis que llamarme —el viento llevará vuestra voz a mí."
Entraron en el portal y volvieron a Aethermoor, llegando al prado de flores azules. La gente de Aethermoor y los guardianes de los demás mundos les esperaban con aplausos y abrazos. Sol y Lyra corrieron hacia Estrella, la hija de Aldric y Valerius, y empezaron a jugar, mostrándole sus nuevos amuletos.
Mikel se acercó a Elara y Kael, con un nuevo expositor para el museo. "Esto es para el legado de los guardianes," dijo. "Tiene los amuletos de Sol, Lyra y Aero, y la historia de todo lo que habéis hecho."
Elara sonrió. "El legado no está en objetos," dijo. "Está en las personas —en Sol, en Lyra, en Estrella, en todos los niños que vendrán. Ellos son el futuro, y ellos continuarán nuestra misión."
Se sentaron en el prado, mirando a los niños jugar. El sol brillaba con luz dorada, el portal de las estrellas crecidas conectaba todos los mundos, y los árboles de todos los lugares crecían juntos. Elara agarró la mano de Kael, y Sol se acercó a ellos, cogiendo la mano de cada uno.
"Papá, mamá," dijo Sol. "¿Cuándo volveremos a ayudar a otros mundos?"
Kael sonrió y acarició su pelo. "Cuando el universo lo necesite," dijo. "Pero por ahora, disfrutemos de la paz. Porque la paz es el legado que hemos creado, y la paz es lo que nos permitirá crecer."
Elara miró al cielo, donde las estrellas brillaban con luz más intensa que nunca. Sabía que el camino de los guardianes seguía, pero ahora no había miedo —había esperanza, amor y una nueva generación lista para llevar el legado al futuro.
El legado que crecían cada día, con cada sonrisa, cada abrazo, cada acto de amistad. El legado de la luz, el equilibrio y la conexión. El legado que nunca se apagaría.
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Editado: 14.12.2025