CAPITULO 17
Tres años habían pasado desde que el sueño compartido se había hecho realidad. El universo era más unido que nunca —los mundos no estaban solo conectados, sino que se habían integrado en una sola comunidad. Los niños de diferentes reinos iban a las mismas escuelas, los hechiceros trabajaban juntos para crear nuevas magias de equilibrio, las parejas de diferentes lugares formaban familias que llevaban la luz de todos los mundos en su corazón.
Elara y Kael se encontraban en el bosque de vida, caminando por el sendero que llevaba al portal de las estrellas crecidas. A su lado, iban sus nietos —Luz, hija de Sol y una hechicera del Reino del Fuego Pacífico, y Sombra, hijo de Lyra y un guerrero del Reino del Océano Profundo. Ambos tenían seis años, y su magia se mezclaba en el aire —la luz de Luz y la sombra de Sombra creando figuras de colores que bailaban alrededor de ellos.
"Abuela Elara, ¿cuándo conoceremos a papá Sol?" preguntó Luz, con sus ojos de color fuego brillando de entusiasmo.
Elara sonrió y acarició su pelo rojo como el fuego. "Tu papá está en todos los lugares, mi amor," dijo. "Está en la luz del sol, en la luz de las estrellas, en el amor que nos une."
Sombra cogió la mano de Kael. "Y mi mamá Lyra?" preguntó, con sus ojos de color océano. "Está en la sombra de los árboles?"
"También," dijo Kael, sonriendo. "Tu mamá está en la sombra que protege, en la luz que ilumina, en el viento que lleva nuestras voces."
Mientras caminaban, encontraron a Luna y Torvin con su nieta, Nube —hija de Estrella y un guardián del Reino del Viento Eterno. Nube tenía el pelo azul claro y ojos de color cielo, y se reía mientras jugaba con el viento.
"Buenos días!" dijo Luna, abrazando a Luz y Sombra. "¿Estáis listos para la reunión de las nuevas generaciones?"
Los niños asintieron con entusiasmo. "¡Sí!" gritaron los tres a la vez.
Se dirigieron al centro del bosque, donde cientos de niños de todos los mundos se habían reunido. Los guardianes nuevos —Sol, Lyra y Estrella— habían aparecido en forma de luz arcoíris, y estaban hablando con los niños, enseñándoles sobre el equilibrio, el amor y la conexión.
"Los niños son el futuro," dijo Estrella, en forma de luz. "Y vosotros tenéis el poder de hacer que el universo sea aún más brillante."
Sol se acercó a los nietos de Elara y Kael. "Luz, Sombra," dijo, con voz de luz. "Vosotros tenéis la magia de la luz y la sombra —la clave del equilibrio. Usadla con amor."
Lyra asintió. "Y recordad —la sombra no es mala, y la luz no es perfecta," dijo. "Lo importante es el equilibrio entre ellas."
Los niños escuchaban con atención, sus ojos brillando con admiración. Después de la charla, empezó la celebración —los niños jugaban, cantaban y bailaban, su magia se mezclaba en el aire, creando una luz arcoíris que se extendió por todo el bosque.
Mientras los niños jugaban, Elara se acercó a Aero, que estaba mirando el cielo. "El viento está lleno de alegría," dijo Aero. "Todos los mundos están felices —esto es lo que siempre quisimos."
"Sí," dijo Elara. "Pero hay algo más, ¿verdad? Siento una energía nueva, una luz que no hemos visto antes."
Aero asintió. "La luz del amor eterno," dijo. "Es el siguiente paso —el lugar donde el amor no solo es fuerte, sino que es eterno, que no se desvanece con el tiempo."
De repente, la llave del Alba en el cuello de Elara —que aún brillaba con luz dorada después de todos estos años— empezó a vibrar con una fuerza suave pero constante. Un hilo de luz de color rosa brillante se extendió desde ella hacia el portal de las estrellas crecidas.
"Éste es el lugar donde el amor es eterno," dijo Elara, cerrando los ojos. "Un mundo que ha estado oculto durante siglos, donde el amor se mantiene para siempre. Necesita nuestra ayuda —necesita la luz de las nuevas generaciones."
Sol, Lyra y Estrella se acercaron a ellos en forma de luz. "Vosotros los antiguos guardianes tenéis que ir," dijo Sol. "La luz del amor eterno necesita la experiencia del amor que habéis compartido durante toda la vida."
Los niños se acercaron a ellos. "¡Nosotros también vamos!" gritaron Luz, Sombra y Nube.
Elara miró a Kael, Luna, Torvin y Aero. "Juntos," dijo.
Se prepararon rápidamente. Los niños se pusieron amuletos nuevos —Luz un amuleto de fuego y luz, Sombra un amuleto de océano y sombra, Nube un amuleto de viento y cielo. Los adultos se pusieron sus túnicas de guardianes, y Elara cogió la llave del Alba con fuerza.
Entraron en el portal de las estrellas crecidas, y el hilo de luz rosa los guió hacia el mundo del amor eterno. El viaje fue de luz rosa y viento suave, y sentían un calor de amor que llegaba hasta sus huesos.
Finalmente, aterrizaron en el Lugar del Amor Eterno. El cielo era de color rosa y dorado, y la tierra estaba cubierta de flores de todos los colores que emitían luz de amor. Pero algo estaba mal —las flores estaban marchitando, la luz estaba disminuyendo, y los habitantes —seres de piel de color rosa con ojos de color amor— se refugiaban en cuevas, con expresiones de tristeza.
Una mujer mayor con ojos de color dorado se acercó a ellos. "¿Quiénes son vosotros?" preguntó, con la voz temblorosa. "¿Venís para devolvernos el amor eterno?"
"Sí," dijo Elara, sonriendo suavemente. "Somos guardianes, venidos con las nuevas generaciones para ayudar. Me llamo Elara, y estos son mis amigos y mis nietos."
La mujer sonrió por primera vez en mucho tiempo. "Me llamo Amor," dijo. "Soy la líder de este mundo. El amor eterno se ha desvanecido —los habitantes han olvidado cómo amar con todo su corazón, y la luz se está apagando."
"¿Por qué?" preguntó Kael.
"Porque un ser de oscuridad llamado el Olvido del Amor llegó hace unos meses," dijo Amor. "Ha hecho que olvidemos los momentos de amor, las conexiones que tenemos. Si no lo detenemos, todo el amor del universo se desvanecerá."
"¿Dónde está el Olvido del Amor?" preguntó Luna.
"En el centro del mundo, en el Jardín del Amor Eterno," dijo Amor. "Ha tomado el árbol del amor como su morada. Allí es donde controla toda su magia."
Empezaron a caminar hacia el jardín. El camino era difícil —la luz de las flores era débil, y el aire estaba lleno de un silencio triste. Pero los niños usaron su magia —Luz con su luz de fuego, Sombra con su sombra de océano, Nube con su viento de cielo— para crear una luz de amor que iluminó el camino.
Los adultos usaron su amor y su conexión para fortalecer la luz. Elara cogió la mano de Kael, Luna la de Torvin, Aero la de Amor. Su amor se mezcló en el aire, creando una energía de amor que se extendió por todo el mundo.
Llegaron al Jardín del Amor Eterno al atardecer. El árbol del amor —un árbol enorme con flores de todos los colores— estaba marchitando, su luz casi apagada. En la cima del árbol, estaba el Olvido del Amor —una figura negra con ojos vacíos.
"LOS GUARDIANES! HABÉIS VENIDO A OLVIDAR TAMBIÉN!" rugió su voz, resonando en todo el mundo. "EL AMOR NO ES ETERNO —ES UN SUEÑO QUE SE DESVANECE!"
Alzó sus manos y envió una ola de oscuridad hacia ellos. Torvin creó un escudo de sombra que detuvo la ola, pero la oscuridad intentaba hacer que olvidaran sus momentos de amor.
"¡No lo permitáis!" gritó Elara. "Recuerden los momentos de amor —los abrazos, las sonrisas, las conexiones que tenemos!"
Los niños se acercaron al centro, y su magia de amor se mezcló con la energía de los adultos. Luz encendió una luz de fuego que representaba el amor de la familia, Sombra creó una sombra de océano que representaba el amor de la amistad, Nube creó un viento de cielo que representaba el amor del universo.
Elara sacó la llave del Alba y la colocó en el centro de la luz. La luz dorada de la llave se mezcló con la luz de amor de los niños y los adultos, creando una energía de amor eterno que se extendió por todo el jardín.
El Olvido del Amor gritó de rabia y atacó a los niños con un rayo de oscuridad. Pero los niños se agruparon, y su luz de amor detuvo el rayo. Elara cerró los ojos y se concentró, y los hilos del destino se extendieron hacia el Olvido del Amor.
Vió su pasado —era un ser de amor que había perdido a su pareja y había caído en la oscuridad, creyendo que el amor solo traía dolor. "Recuerda tu amor," dijo Elara, con la voz suave. "Recuerda el momento en que amaste y fuiste amado. El amor no se desvanece —solo se olvida. Pero tu amor está todavía ahí, en tu corazón."
La energía de amor eterno envolvió a la figura negra, y la oscuridad se desvaneció. Apareció un hombre de piel rosa con ojos de color amor, que lloraba lágrimas de luz. "Gracias," dijo, con la voz temblorosa. "He estado olvidando durante siglos. Ahora, puedo recordar —puedo amar de nuevo."
Se acercó al árbol del amor y colocó sus manos sobre él. La energía de amor eterno se extendió por todo el árbol, y este empezó a recuperarse —nuevas flores brotaron, su luz se hizo más intensa. El mundo se llenó de luz de amor, y los habitantes salieron de las cuevas, celebrando su libertad.
Amor se acercó a Elara y los demás, agradeciéndolos. "Gracias a vosotros y a los niños," dijo. "El amor eterno ha vuelto. Nuestro mundo está a salvo —y el amor del universo está a salvo."
La voz de Sol, Lyra y Estrella se escuchó en el aire:
"Habéis cumplido vuestra última misión. El Lugar del Amor Eterno ha recuperado su luz, y el amor del universo es ahora eterno. Vosotros los antiguos guardianes habéis enseñado a las nuevas generaciones el poder del amor —un poder que nunca se desvanece."
Los guardianes antiguos se miraron, sabiendo que este era su último viaje. Elara abrazó a Kael, Luna a Torvin, Aero a Amor. Los niños se agruparon alrededor de ellos, su luz de amor brillando con intensidad.
"Es hora de volver a casa," dijo Elara, mirando el portal de las estrellas crecidas. "Y de dejar el futuro en manos de las nuevas generaciones."
Volvieron a Aethermoor, llegando al bosque de vida. La gente de todos los mundos les esperaba con abrazos y lágrimas de alegría. Todos habían sentido la luz de amor eterno, habían sabido que el amor del universo estaba a salvo.
Elara se acercó al centro del bosque, mirando el portal y el cielo donde todas las estrellas brillaban juntas. "Todo empezó aquí," dijo, con la voz suave. "En un prado de flores azules, con un amor que se reencontró. Y terminó aquí, con un amor que es eterno."
Kael abrazó a Elara con fuerza. "Nuestro amor es eterno," dijo. "Y siempre lo será —en la luz, en la sombra, en el viento, en todas las estrellas."
Mientras se quedaban allí, en el bosque de vida, con los niños jugando a su alrededor y la luz de amor eterno brillando en el cielo, Elara cerró los ojos y sintió el amor de todos los seres del universo. Sabía que su trabajo estaba completo, que el futuro estaba en buenas manos, que el amor era eterno.
Y en el centro del bosque, las flores azules brillaban con luz de amor eterno, recordando a todos que el lugar donde el amor es eterno no es un mundo lejano —es el lugar que creamos en nuestro corazón, cuando amamos con todo nuestro ser.
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Editado: 14.12.2025