La Llave Del Alba Olvidada

LA CONSTELACIÓN QUE NOS GUIA

CAPITULO 19
Diez años habían pasado desde que los antiguos guardianes se convirtieron en la constelación de las siete estrellas. El universo había entrado en una nueva era —una era de crecimiento, descubrimiento y unidad, dirigida por la nueva generación de guardianes. Luz, Sombra y Nube ahora tenían dieciocho años, y habían asumido completamente su papel de guardianes del equilibrio.
El bosque de vida seguía siendo el corazón de Aethermoor, y el centro de enseñanza había crecido hasta convertirse en una escuela universitaria donde jóvenes de todos los mundos venían a aprender magia, ciencia y el arte del amor y la conexión. Luz era la maestra de magia de luz y fuego, Sombra de sombra y océano, Nube de viento y cielo.
Los tres estaban en el techo de la escuela, mirando el cielo donde la constelación de las siete estrellas brillaba en el centro. A su lado, estaban sus amigos —Solana, hija de un guardián del Reino de las Estrellas Oscuras; Tierra, hijo de un hechicero del Reino de los Árboles Eternos; y Agua, hija de una guerrera del Reino del Océano Profundo. Todos formaban parte del consejo de los nuevos guardianes.
"¿Recuerdas cuando éramos niños y los abuelos nos contaban historias?" preguntó Sombra, con sus ojos de color océano brillando. "Nunca imaginé que estaríamos aquí, haciendo lo mismo que ellos."
Luz sonrió y acarició su pelo rojo como el fuego. "Ellos siempre nos guiaban," dijo. "Ahora, su constelación es nuestra guía. Cada noche, cuando miramos al cielo, sabemos que están con nosotros."
Nube miró el cielo, y el viento acarició su pelo azul claro. "El viento lleva sus voces," dijo. "Ayer, sentí a Aero —me dijo que un nuevo mundo necesita nuestra ayuda."
De repente, el amuleto de Luz —que era un fuego de luz— empezó a vibrar. Los amuletos de Sombra y Nube también vibraron, y un hilo de luz de color arcoíris se extendió desde ellos hacia el portal de las estrellas crecidas.
"Es un mundo que no ha sido descubierto antes," dijo Luz, cerrando los ojos. "Se llama el Reino de las Sombras y las Estrellas —un mundo donde la sombra y la luz vivían en equilibrio, pero ahora están en guerra."
Los amigos se miraron, con la mirada seria. "Tenemos que ir," dijo Tierra. "Es nuestra misión."
Se dirigieron al portal de las estrellas crecidas, donde encontraron a los demás miembros del consejo. La gente de Aethermoor y los habitantes de todos los mundos se reunieron a lo lejos, saludándolos y deseándoles suerte.
"La constelación de las siete estrellas se ha hecho más brillante," dijo Solana, mirando al cielo. "Ellos también quieren que vayamos."
Luz cogió las manos de Sombra y Nube. "Juntos," dijo.
Entraron en el portal, y el hilo de luz arcoíris los guió hacia el Reino de las Sombras y las Estrellas. El viaje fue de sombra y luz, con estrellas que brillaban en la oscuridad. Sentían la energía del mundo —una mezcla de sombra y luz que había perdido su equilibrio.
Finalmente, aterrizaron en el reino. El cielo estaba dividido —una mitad de sombra negra, la otra de luz dorada. La tierra estaba dividida en dos partes: una con árboles de sombra que no tenían hojas, y otra con árboles de luz que estaban demasiado brillantes. Los habitantes se dividían en dos grupos —los de sombra, con piel negra y ojos de color estrella, y los de luz, con piel dorada y ojos de color sol. Estaban enfrentados, con armas en la mano.
Una mujer de sombra y un hombre de luz se acercaron a ellos, con la mirada suspicaz. "¿Quiénes son vosotros?" preguntaron a la vez. "¿Venís a ayudar a los de luz o a los de sombra?"
"Ninguno," dijo Luz, sonriendo suavemente. "Somos guardianes del equilibrio. Venimos para ayudar a ambos —para devolver el equilibrio entre la sombra y la luz."
Los habitantes se quedaron silenciosos, mirando a los guardianes. "El equilibrio se perdió cuando nuestro rey y reina murieron," dijo la mujer de sombra. "Ellos eran de sombra y luz, y mantenían la paz. Ahora, cada grupo cree que su poder es mejor."
"Y la guerra se ha extendido por todo el reino," dijo el hombre de luz. "Si no lo detenemos, el reino se destruirá."
"¿Dónde está el centro del reino, donde el rey y la reina vivían?" preguntó Sombra.
"En el Templo del Equilibrio, en el centro de la división," dijo la mujer de sombra. "Pero está cerrado —solo alguien con poder de sombra y luz puede abrirlo."
Empezaron a caminar hacia el templo. El camino estaba lleno de ruinas de la guerra, y la tensión entre los habitantes de sombra y luz era palpable. Pero los guardianes usaron su magia —Luz con su luz de fuego, Sombra con su sombra de océano, Nube con su viento de cielo— para crear un campo de equilibrio que calmaba a todos.
Los amigos ayudaron —Solana con su magia de estrellas oscuras, Tierra con su magia de árboles, Agua con su magia de océano— para fortalecer el campo de equilibrio. Los habitantes de sombra y luz empezaron a caminar juntos, sin miedo, sentiendo la conexión que les unía.
Llegaron al Templo del Equilibrio al anochecer. El templo era de piedra negra y dorada, con una puerta dividida en dos partes —una de sombra, una de luz. Estaba cerrada con un candado de sombra y luz que nadie podía abrir.
"Solo alguien que tenga ambos poderes puede abrirlo," dijo el hombre de luz.
Sombra se acercó a la puerta. "Yo tengo magia de sombra y océano," dijo. "Y Luz tiene magia de luz y fuego. Juntos, podemos abrirlo."
Luz se acercó a Sombra, y sus manos se encontraron en el candado. Su magia se mezcló —la luz de Luz y la sombra de Sombra— creando una energía de equilibrio que abrió el candado. La puerta se abrió lentamente, revelando un templo con un altar en el centro, donde había una estatua del rey y la reina de sombra y luz.
En el centro del altar, había un cristal de equilibrio que estaba roto en dos partes —una de sombra, una de luz. "Este cristal mantenían el equilibrio del reino," dijo la mujer de sombra. "Se rompió cuando el rey y la reina murieron."
Los guardianes se acercaron al altar. Luz cogió la parte de luz del cristal, Sombra la parte de sombra. Nube usó su magia de viento para unirlas, y los amigos usaron su magia para fortalecer la conexión.
De repente, la constelación de las siete estrellas se hizo más brillante en el cielo, y una luz arcoíris se extendió desde ella hacia el templo. La voz de los antiguos guardianes se escuchó en el aire, unida en una sola:
"Los nuevos guardianes —recuerda que la sombra y la luz no son enemigas. Son dos partes de un todo, dos fuerzas que necesitan una a la otra para existir. El equilibrio es la clave, y el amor es la fuerza que lo mantiene."
La luz arcoíris envolvió el cristal, y este se unió en una sola pieza —un cristal de color arcoíris que brillaba con luz de equilibrio. Luz colocó el cristal en el altar, y la energía de equilibrio se extendió por todo el templo, por todo el reino.
El cielo dividido se unió en un solo cielo de sombra y estrellas, la tierra se unió en un solo paisaje de árboles de sombra y luz, y los habitantes de sombra y luz se abrazaron, olvidando la guerra.
"Gracias," dijo la mujer de sombra, con lágrimas de alegría en los ojos. "Habeis devuelto el equilibrio —habeis devuelto la paz."
El hombre de luz asintió. "Ahora, podemos vivir juntos, como lo hacían el rey y la reina," dijo. "Como deberíamos haber hecho siempre."
La voz de Sol, Lyra y Estrella se escuchó en el aire:
"Habéis cumplido vuestra misión con honor. El Reino de las Sombras y las Estrellas ha recuperado su equilibrio, y la unidad del universo se ha fortalecido. La constelación de los antiguos guardianes os guiará siempre —y vosotros guiaréis a las próximas generaciones."
Los guardianes se miraron, sonriendo. Era hora de volver a Aethermoor. El nuevo rey y reina del reino —un hombre de sombra y una mujer de luz— les dio un cristal pequeño de equilibrio, para que siempre recordaran a su mundo.
Entraron en el portal y volvieron al bosque de vida, donde la gente de todos los mundos les esperaba con aplausos y abrazos. Todos habían visto la luz de equilibrio que se había extendido por el universo, y sabían que el reino estaba a salvo.
Luz se acercó al centro del bosque, mirando el cielo donde la constelación de las siete estrellas brillaba con más intensidad. "Los abuelos estaban con nosotros," dijo, con la voz suave. "Nos guiaron, nos ayudaron."
Sombra asintió. "Y ellos seguirán guiándonos," dijo. "La constelación es nuestra guía —siempre lo será."
Mientras se quedaban allí, en el bosque de vida, con la luz del portal de las estrellas crecidas brillando a su alrededor, los guardianes cerraron los ojos y sintieron la presencia de los antiguos guardianes. Sentían su amor, su guía, su legado.
Los niños de la escuela empezaron a jugar alrededor de ellos, su magia se mezcló en el aire, creando figuras de sombra y luz que bailaban con el viento. La constelación de las siete estrellas brillaba en el cielo, iluminando el camino para la nueva generación —un camino de equilibrio, amor y unidad.
Y en el centro del bosque, las flores azules brillaban con luz de la constelación, recordando a todos que la guía de los antiguos guardianes nunca se apagará —que están en el cielo, en la luz, en el amor que nos une, guiándonos hacia un futuro más brillante.




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