La Llave Del Alba Olvidada

El UNIVERSO QUE SOMOS TODOS

CAPITULO 20
Cincuenta años habían pasado desde que los antiguos guardianes se convirtieron en la constelación de las siete estrellas. El universo había evolucionado hasta convertirse en algo que nadie hubiera imaginado —todos los mundos estaban completamente integrados, formando una sola comunidad intergaláctica donde la magia y la ciencia se mezclaban, donde la diversidad era celebrada y el equilibrio era la base de todo.
Luz, Sombra y Nube ahora tenían sesenta y ocho años, y habían entrenado a decenas de nuevas generaciones de guardianes. El centro de enseñanza del bosque de vida había become una universidad intergaláctica, donde jóvenes de todos los rincones del universo venían a aprender sobre el equilibrio, el amor y la conexión. Sus hijos y nietos formaban parte del consejo de guardianes, llevando la luz de todos los mundos en su corazón.
Los tres estaban en el techo de la universidad, mirando el cielo donde la constelación de las siete estrellas brillaba en el centro, junto al cielo de todas las estrellas juntas. A su lado, estaban sus nietos mayores —Equilibrio, hijo de Luz; Conexión, hija de Sombra; y Esperanza, hija de Nube. Todos tenían dieciocho años y estaban a punto de asumir su papel de guardianes principales.
"Abuela Luz, ¿qué fue lo más importante que aprendisteis de los abuelos antiguos?" preguntó Equilibrio, con sus ojos de color arcoíris brillando.
Luz sonrió y acarició su pelo de color mixto —rojo, negro y azul. "Que el universo no es un lugar que protegemos," dijo. "Es un ser que somos todos. Cada uno de nosotros es una parte del universo, y lo que hacemos afecta a todos."
Conexión cogió la mano de Sombra. "Y la conexión?" preguntó, con sus ojos de color océano y estrella. "Es más fuerte que la distancia?"
"Siempre," dijo Sombra. "La conexión no tiene límites —está en el amor, en la amistad, en la luz que compartimos. Aun cuando estemos en diferentes lugares, estamos juntos."
Esperanza miró el cielo, y el viento acarició su pelo azul claro y dorado. "Y la esperanza?" preguntó. "Es lo que nos mantiene fuertes?"
"Si," dijo Nube. "La esperanza es la luz que nunca se apaga —aun en la oscuridad más profunda, la esperanza nos guía hacia el camino correcto."
De repente, los amuletos de todos los guardianes —antiguos y nuevos— empezaron a vibrar con una fuerza nunca antes sentida. Un rayo de luz de color blanco brillante se extendió desde el centro del universo, envolviéndolos en energía.
El ser de luz del Corazón del Universo apareció en el cielo, junto a Sol, Lyra y Estrella en forma de luz arcoíris. "Los guardianes de todas las generaciones," dijo su voz, que se escuchó en todo el universo. "Llegó el momento final —el momento en que el universo se convierte en uno solo, en que todos los seres forman parte de un solo corazón."
Todos los guardianes —de todas las generaciones, de todos los mundos— se reunieron en el centro del bosque de vida. La gente de todo el universo se acercó, formando un círculo que se extendió hasta el portal de las estrellas crecidas. La constelación de las siete estrellas se hizo más brillante, y la luz de todos los cielos se reunió en un solo punto.
"Este es el momento que todos los guardianes han esperado," dijo Luz, con la voz suave pero fuerte. "El momento en que el sueño compartido se hace completamente realidad —el momento en que el universo es uno solo."
Sombra asintió. "Todos nosotros formamos parte de este momento," dijo. "Cada ser, cada mundo, cada estrella —todos somos un solo corazón."
Nube miró a los jóvenes guardianes. "Y vosotros seréis los guardianes de este nuevo universo," dijo. "Vosotros llevaréis el legado de todas las generaciones hacia el futuro."
Los guardianes de todas las generaciones se unieron en el centro, sus manos se encontraron. Su magia se mezcló —luz y sombra, viento y tierra, fuego y agua, amor y conexión— creando una energía de color blanco brillante que se extendió por todo el universo.
La voz de todos los guardianes —de todas las generaciones— se escuchó en todo el espacio, unida en una sola:
"Somos el universo. Somos la luz y la sombra, el viento y la tierra, el fuego y el agua. Somos el amor, la conexión, la esperanza. Somos uno solo —y siempre lo seremos."
La energía blanca se extendió por todo el universo, envolviendo cada mundo, cada ser, cada estrella. Los mundos se fusionaron en un solo paisaje intergaláctico, donde árboles de todos los reinos crecían juntos, ríos de todas las energías fluían juntas, el viento llevaba la alegría a todos los rincones.
Los seres de todos los mundos se encontraron, abrazándose, riendo, compartiendo su magia y su cultura. No había más divisiones, no había más miedo —solo amor, conexión y equilibrio.
El centro del universo se convirtió en un corazón de luz blanca, donde todos los seres se reunían para celebrar la unidad. La constelación de las siete estrellas se fusionó con el cielo de todas las estrellas juntas, creando un solo cielo de luz blanca que iluminaba todo el universo.
Los guardianes de la generación de Luz, Sombra y Nube se desvanecieron en luz blanca, convirtiéndose en parte del corazón del universo. Sus hijos y nietos —los nuevos guardianes principales— se quedaron en el centro, mirando con admiración y gratitud.
"Ellos ahora son parte del corazón del universo," dijo Equilibrio, con lágrimas de alegría en los ojos.
"Y nosotros somos los guardianes de este nuevo universo," dijo Conexión.
"Juntos," dijo Esperanza.
La gente de todo el universo empezó a celebrar —cantando, bailando, abrazándose. La luz del corazón del universo se extendió por todo el espacio, creando una energía de amor y esperanza que se sentía en cada rincón. El portal de las estrellas crecidas se convirtió en parte del corazón, conectando todos los lugares en un solo punto.
Mikel —que había vivido durante siglos gracias a la magia de equilibrio— se acercó a los nuevos guardianes, con un libro gigante en sus manos. "Este libro contiene la historia de todo el universo," dijo. "La historia de los guardianes antiguos, de vosotros, de todos los seres que han formado parte de este camino. Para que la recordéis, para que se la contéis a las próximas generaciones —aunque ahora, el universo es uno solo."
Equilibrio cogió el libro con cuidado. "Lo guardaremos con amor," dijo. "Para nunca olvidar el camino que hemos recorrido."
Mientras la celebración continuaba, los nuevos guardianes se quedaron mirando el corazón del universo, donde la luz blanca brillaba con intensidad. Sentían la presencia de todas las generaciones de guardianes, de todos los seres del universo, de la constelación de las siete estrellas. Sabían que el camino había llegado a su fin —pero que era el inicio de algo infinito.
El sol —que ahora era un sol intergaláctico— se puso, pintando el cielo de colores arcoíris. La luz del corazón del universo se hizo más brillante, y todos los seres se unieron en un solo abrazo, celebrando el universo que eran todos.
Y en el centro del bosque de vida, donde todo había empezado en un prado de flores azules, las últimas flores azules brillaban con luz blanca, recordando a todos que el camino del amor, la conexión y el equilibrio nunca termina —porque el universo es uno solo, y nosotros somos todos parte de él.




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