La llave del alma

La llave del alma

El polvo y la suciedad nos ciegan lentamente, pero nos hacen sentir bien. Y aunque duele, seguimos escalando porque nuestras adicciones nos atrapan desde el interior.

Diríamos lo que sea sólo para escuchar lo que queremos, correcto o equivocado, después mentimos para ser perdonados.

Venderíamos cualquier cosa para simplemente comprar lo que no somos, a cualquier costo.

Kill Our Way To Heaven, Michl

 

 

HERI exhaló despacio antes de colocarle al hombre frente a él el collar pesado que usaba en su muñeca como pulsera. El tipo gritó algo inteligible bajo la mordaza y movió todo su cuerpo hacia atrás, tratando de alejarse del calor que emitía la joya, pero sus movimientos eran en vano, tenía las manos atadas entre sí y a la silla. El collar resplandeció por unos segundos, la luz azul brillante aumentaba de a poco, obligando a Heri a cerrar los ojos como era ya costumbre y los gemidos y gritos provenientes del hombre subieron de volumen, convirtiéndose en una cacofonía hiriente.

De repente, hubo un silencio atronador y Heri se dio un par de segundos más con los ojos cerrados, tarareando una melodía baja para distraerse del olor a quemado y repitiendo en su cabeza una sola línea una y otra vez. Este es un pueblo peligroso para una cara tan bonita, cariño. Sonrió débil y abrió los ojos, la botella en el centro del círculo de sal estaba llena de una luz compacta que se movía de un lado a otro, pero las runas pintadas en su base impedían que ésta escapara. Usó su zapato para despejar una línea gruesa del círculo y poder entrar y se agachó para sellar la botella, sacudiendo con ligereza el contenido, luego la guardó en el maletín que había al lado suyo antes de levantarse.

Miró la cascara vacía que antes solía ser el hombre y torció la boca en una mueca. Su rostro no daba la impresión de que una vez estuviera vivo, la mordaza se había quemado alrededor de su boca, dejando ver unos labios negros por la magia y la piel era de un color pálido innatural, los ojos opacos, sin vida.

Heri se inclinó sobre el cuerpo, retirando el collar con algo de esfuerzo pues el material se había pegado a la piel al quemarse, él sacudió la cabeza con molestia y lo guardó en un pañuelo que metió en un bolsillo de su chaqueta negra, haciendo una nota mental de abastecerse de joyas en vez de usar las propias en los rituales.

Quemó los restos del ritual, cuerpo incluido, con fuego blanco y se marchó del lugar sin mirar atrás, la botella con el alma del hombre segura en su maletín.

 

* * * *

 

La Asociación Gubernamental para la Obtención Nacional e Internacional de Almas, AGONÍA, era la corporación energética más grande de Ibano, con sucursales en cada población mayor del país, suministrando energía eléctrica continua a precios bajos a través del uso de un compuesto especial que no necesitaba recargarse ni reciclarse, y cuyo ciclo de utilización era eterno, aunque limitado.

Todo comenzó con la escasez de recursos para generar energía que pudieran soportar a una población cada vez más grande y con mayores demandas de consumo. Ninguna opción natural funcionaba ya y aunque la idea de usar magia para abastecer las grandes compañías parecía descabellada y poco viable, la Junta de Gobiernos aceptó ponerla a prueba a pesar de los detractores, pero los costos eran demasiado altos y los magos y brujas existentes no podían sostener una demanda que crecía con cada día que pasaba.

Finalmente, un grupo de empresarios originarios de Covalina, el territorio más pequeño del oeste, presentó ante la Junta un plan revolucionario al que le tomaría años desarrollarse por completo: energía eléctrica a bajos costos a partir de una fuente no perecedera. Así surgió el negocio más lucrativo del país, la comercialización de almas humanas. 

Heri trabajaba para esta empresa como recolector. Sus labores iniciaban en el momento en que recibía un contrato expirado, cuyo precio era un alma que debía cosechar. Heri mismo había tenido uno de esos, pero la suerte le había sonreído en el último momento y ahora, ocho años después, seguía vivo, tenía un trabajo e ingresos estables, sin mencionar que estaba a dos años de retirarse del negocio y comenzar una vida nueva.

La idea lo emocionaba bastante, no era que odiara su trabajo como tal, pero se había convertido en una actividad repetitiva y eso lo llevaba a sentirse amarrado a una rutina que ya no lo satisfacía. Las únicas veces en las que disfrutaba más cosechando era entrenando nuevos recolectores o cuando algún contrato resultaba particularmente difícil.

Su última asignación era un buen ejemplo, Heri tuvo que reconocer que el hombre era inteligente, le había perdido la pista en tres ocasiones y tuvo dos semanas de inactividad mágica, lo que lo llevó a sospechar que el hombre sabía que un circulo de tierra peruana virgen desactivaba cualquier tipo de magia rastreadora, pero para su mala suerte, Heri conocía a la única persona en todo Ibano que la vendía y, además, ella le debía un par de favores.



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En el texto hay: accion, magia, violencia

Editado: 05.02.2019

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