La Loca Esa (novela Cristiana)

1. Un ángel en la iglesia

Capítulo cada sábado o viernes en la noche.


"El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor."
1 de Corintios 13: 4-5.

Ella estaba allí, inmóvil, con su mirada lasciva sobre aquel pequeño y débil cuerpo, tan pálido, tan arrugado y viejo

Ella estaba allí, inmóvil, con su mirada lasciva sobre aquel pequeño y débil cuerpo, tan pálido, tan arrugado y viejo. Haza observaba tranquila la escena, sentada justo frente a él, su muerte solo aumentaba la inevitable realidad que implicaba el estar viva.
Sus ojos marrones brillaban, dando su último respiró de vida. Haza ni se inmutó, ya no sentía nada, los gritos de Katherina corriendo por su vida, el sonido de las armas cargadas, sus risas, los niños llorando, suplicando por su vida, Aidan cubriéndola con su cuerpo.
Calma...todo va estar bien.
La punta del arma sobre su cien. Haza giro su cabeza para mirar hacia el pasillo su madre cayó de rodillas sobre el suelo marfileño, llorando siendo consolada por su esposo, él se había ido, era real, su abuelo se había ido junto con Katherina, Aidan tampoco estaba, ella estaba sola y las cicatrices se habrían una y otra vez, pero Haza no pudo gritar.

Haza giro su cabeza para mirar hacia el pasillo su madre cayó de rodillas sobre el suelo marfileño, llorando siendo consolada por su esposo, él se había ido, era real, su abuelo se había ido junto con Katherina, Aidan tampoco estaba, ella estaba ...

Haza recordaba a la perfección aquél día, el día en que lo conoció: ese sábado la iglesia estaba repleta, cientos de personas habían asistido en esa frívola mañana de enero. Todas las semanas veía a las mismas personas, las conocía bien, Haza nunca había dedicado el tiempo suficiente como para recordar el nombre de sus hermanos en fé, para ella referirse a un miembro de la iglesia como "hermano" o "hermana" era suficiente, no conocía sus nombres o apellidos pero si podía identificarlos dónde fuera, era como un sexto sentido, "El detector de adventistas", así lo había bautizado su hermana pequeña, Adaliah.

Su familia vivía allí como reyes, en uno de los pequeños pueblos de Jesús. No es que tuvieran mucho dinero, de hecho apenas si podían darse el lujo de un automóvil barato para transportarse y de una casa lo suficientemente grande como para que Haza, y Adaliah tuviesen su propia habitación, pero también para que la habitación de su hermano, Aidan, estuviera intacta, al igual que la de Ketherina, aunque curiosamente esta última jamás iba a volver. Vivían como reyes por sus amigos y hermanos de iglesia, que les habían manifestado una ayuda incondicional en los tiempos difíciles. Eran una bendición. Ser adventista era una bendición, al menos para Haza.
Haza y Adaliah estaban sentadas en primera fila junto a sus padres, Evangeline y Owen, una pareja perfecta, con peleas dignas de una comedia, pero perfecta.
Adaliah tiraba con sus manitas una de las astillas de la vieja silla de madera, hacía poco la iglesia había hecho una recaudación para poder arreglar el interior y las paredes de la misma, el grupo juvenil de de la iglesia les tocaba ayudar con pintura y herramientas donadas por la comunidad.

Haza suspiró agotada, había pasado hasta tarde pidiendo las donaciones, claro que el grupo con el que iba no servía de ayuda, a la mayoría le daba vergüenza y los pocos que se animaban eran eclipsados por la ridícula de Nathaly, que no dejaba de alardear de sus "dones" para hablar. Tonta. Aunque Haza siempre se mordía la lengua, Nathaly ni siquiera era creyente, solo participaba porque sus padres la tenían amenazada con echarla de la casa si volvían a encontrarla con otro chico, Nathaly ya había pasado por varias iglesias "ayudando" en sus tiempos libres, puesto que asi no tendría tiempo para hacer cosas indebidas, claro que después de que casi quemará la casa cural de la iglesia católica de la ciudad hasta los pentecostales se negaron a recibirla. Fue una bendición que en su iglesia estuvieran faltos de personal, porque sino, quizás no la habrían aceptado. Aunque la mala reputación de Nathaly seguía vigente, ese y otros inconvenientes daban como resultado un fracaso rotundo en la tarea de conseguir donaciones, tampoco podía ir a pedirle a la directora del grupo juvenil, Los Conquistadores, que la cambiara de grupo o que al menos se llevará a Nathaly a otro, no, porque la directora era amiga de su padre, a la hermana Jazmine le encantaba exaltar las cualidades de sus hijos y de los hijos de sus amigos, opacando las cualidades de los otros niños, a puesto a que si lo intentaba saldría regañada y su madre, Evangeline, saldría a la defensiva y se armaría una guerra civil entre ambas mujeres. Era mejor prevenir.

Haza soltó un leve gritó al escuchar un chasquido, al girar se encuentro con los ojos marrones de Adaliah muy abiertos y con una risilla maliciosa alzaba sus manos mostrando un pedazo de la portada del libro de madera que le habían regalado por su investidura de aventureros. Evangeline y Owen se miraron entre sí, Evangeline ocultó su vergüenza bajó la Biblia y Owen sólo soltó una carcajada disimulada. Haza sonrío, Adaliah siempre ha sido una niña adorable, pero ¡Madre mía! ¡Sí que era destructiva! Tal era el historial de destrucción de Adaliah que ya la apodaban "El demonio de Tasmania", pero era inevitable no amarla, con sus rizos perfectos y negros, y su piel negra, era una niña preciosa. Adaliah había heredado el color de piel del abuelo materno de ambas, Evangelista, contrario a su madre, la cual no compartía muchas similitudes con su padre, el ADN se había pasado las reglas por donde quiso y decidió que era buena idea traer el gen recesivo de nuevo a la jugada. Mientras que Haza era de piel pálida, su padre era de piel trigueña y su madre más blanca que un papel, claro que causaba orgullo ser la única familia interracial de la minúscula ciudad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.