La Loca Esa (novela Cristiana)

8. Humillación innecesaria

"De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió."

Juan 13:16

Tres, en total eran tres los intentos de suicidio por parte del hermano mellizo de Haza, Aidan, a pesar de lo sombría de la situación Haza no pudo evitar pensar que ni siquiera para eso su hermano servía, ni siquiera para suicidarse y al instante ...

Tres, en total eran tres los intentos de suicidio por parte del hermano mellizo de Haza, Aidan, a pesar de lo sombría de la situación Haza no pudo evitar pensar que ni siquiera para eso su hermano servía, ni siquiera para suicidarse y al instante se arrepintió de sus pensamientos, y deseo clavarse un tenedor en los ojos. No podía creer que acabara de pensar eso, era horrible.

— Dios, aleja esos malos pensamientos de mi mente, te lo ruego Jehová. 

Suplico Haza, parada en frente su cama, empezaba a sentirse como un monstruo, sentía que debía pagar por haber pensado en semejante crueldad, Aidan había sufrido demasiado, tanto que Haza jamás sería lo suficientemente fuerte como para afrontar algo asi, Haza supo al instante que la autolesión en cortadas no era una opción, no quería preocupar más a sus padres de la cuenta, "Golpeate" pensó, fue por eso que empezó a azotar su cabeza contra el suelo de madera y no se detuvo hasta que sintiera que el dolor era más grande que su arrepentimiento, bueno, en realidad se detuvo cuando escuchó los pasos cojeantes de su padre fuera de la habitación, Haza rápidamente se puso de pie y saltó a la cama, fingiendo que estaba leyendo un libro de ciencias.

— Cariño, ¿Estás bien? Escuche unos golpes — Owen abrió la puerta completamente preocupado por su hija.

Haza tuvo el impulso de saltar a los brazos de su padre y decirle que todo iba a estar bien, pero se contuvo, los ojos de Owen estaban hinchados de tanto llorar y enrojecidos de manera en la que parecía que le habían puesto ácido en los párpados.

— Si, papá, solo que...— Haza se llevó una mano a la cabeza e hizo una mueca adolorida —, me golpee contra la pared cuando me acomodaba en la cama.

Owen asintió, intentando sonreír, pero en vez de eso obtuvo una mueca, ahora que Haza lo pensaba no había visto a su padre sonreír de verdad desde...desde el "incidente", todos en la familia estaban acostumbrados a esas sonrisas falsas que habían pasado horas practicando frente al espejo. Ada era la única que realmente sonreía de verdad.

— Bien, ten cuidado, cielo, no quiero que te lastimes — Haza vio el rostro de su padre quebrarse al ver a Evangeline detrás de él, sin poder aguantarlo más el hombre se dejo caer en los brazos de su esposa y empezó a llorar —. Dios, no permitas que mi hijo se mate, por favor, no lo permitas, te lo ruego.

Evangeline acarició la cabeza de su esposo, ella no lloraba, solo miraba a la nada, como si su cuerpo estuviera allí, pero no su alma.

— No te preocupes, cariño, el psiquiatra Stilinski hará todo lo posible por nuestro niño, Dios no nos dará más dolor.

Esa última parte parecía más una pregunta que una afirmación, sin soportarlo más Haza salto de su cama y abrazó a sus padres.

— No se preocupen, todo va a estar bien.

Evangeline sonrió.

— Somos tus padres, deberíamos ser nosotros quienes te digamos eso.

Haza levantó la cabeza y miró fijamente a sus padres.

— Entonces díganmelo, díganme que todo va a estar bien.

— Todo va a estar bien, amor mío — respondió Owen abrazando a Haza —, Dios nos dará paz y tranquilidad, todo va a estar bien.

Haza se despidió de sus padres y volvió a su habitación, allí observo el cuaderno de Katherina, quería sentir a su hermana cerca, por eso opto por releer el primer capítulo de su diario, sin importarle si era vendida como esclava.

"Hoy fue mi primer día de la universidad, ¡Que emoción! Técnicamente debería haber iniciado hace un año, pero papá tuvo un accidente que lo dejó en coma por diez meses. Pobre mi papá, él fue muy valiente al afrontarlo todo.
En otras noticias mi prima, Harper me dio un recorrido por toda la universidad, ¡Fue asombroso! ¡Era demasiado grande y si no fuera por Harper me habría perdido para siempre, de seguro encontrarían mi cadáver en el fondo de un pasillo..."

Haza hizo una pausa.

— No, hermanita, encontramos tu cadáver en medio de un campo frente a más de 40 acampantes.

Haza suspiro profundo y siguió leyendo.

"Descubrí algo extraño de la prima Harper, hay un chico que siempre le da un extraño sobre y siempre tiene las pupilas dilatadas, no quiero ser una soplona, pero creo que Harper consume alguna clase de droga, es extraño, Harper parece alguien muy pura e inocente en presencia familiar, pero en la universidad la he visto tomar y bailar, creo que eso explica porque su voz siempre suena como si estuviera resfriada o acabara de llorar. No quiero meterme en problemas, no diré nada. "

Haza sonrió, sintiéndose repentinamente más feliz.

— ¡Eso es cierto! Harper tiene una voz muy rara.

Dijo Haza en voz alta para nadie en especifico, solo para ella, una especie de afirmación sobre su existencia.

"Pero eso no es lo importante, hay un chico, cuyo nombre no diré en el caso de que tu, madre, papá, Haza, Aidan o tu pequeña demonio de Tasmania estén leyendo esto no puedan identificarlo..."

La sonrisa de Haza desapareció, odiaba esa parte del capítulo.

"Es como un sueño, tiene veintitrés pero al igual que yo tuvo que tomarse un tiempo libre de la escuela, cursa mí mismo año y se acercó a mí porque al parecer nos conocimos cuando tuve ese tonto trabajo de verano en la heladería de la ciudad, ese cuando tenía quince años y mamá enviaba a Aidan a la tienda para que yo lo cuidara, y le diera helado que luego descontaban de mi paga, no me ha dicho aún el motivo, pero parece ser alguien dulce y gentil, creo que mis padres lo amaran, es tan interesante y...¡Charlamos por horas! Yo tenía una boba sonrisa todo el tiempo, sus palabras fueron como un suspiro de aire fresco. Todo el tiempo que pase a su lado fue perfecto, todo estuvo perfecto."




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