La Loca Esa (novela Cristiana)

13. Feliz hogar, hogar feliz

"Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor."

Efesios 6:4

Haza observó en silencio el cuaderno frente a ella, lo miraba y analizaba como si fuera alguna especie de descubrimiento asombroso, como si en su interior tuviera todas las respuestas a las preguntas del universo, quizás si tenían algunas respuest...

Haza observó en silencio el cuaderno frente a ella, lo miraba y analizaba como si fuera alguna especie de descubrimiento asombroso, como si en su interior tuviera todas las respuestas a las preguntas del universo, quizás si tenían algunas respuestas, pero no precisamente Haza deseaba saberlas.

— ¿Qué me has estado ocultando, Katherina? 

Haza no sabía que esperaba, no lo sabía, quizás esperaba que el diario se abriera solo en la página la cual le contaría porqué, a pesar del infierno que ese monstruo le hizo vivir no se alejo de él hasta que ella y su mellizo vieron como la golpeaba, quizás solo tenia miedo de mirar el contenido, porque las respuestas no serían lo que ella quería o tal vez solo deseaba mantener la imagen inmaculada de su hermana, la imagen de la hermana mayor perfecta, la dulce e inteligente Katherina, Haza no quería perder esa imagen de ella.

"Resulta ser, que mi chico de la universidad es más atractivo cuanto más tiempo estoy a su lado.
Mi prima, Harper, me ha dicho que es un chico muy popular, además de hijo de alguien con influencia, por eso es un buen partido para ser...mi primer novio"

Haza cerró el diario, no queriendo leer más, pero debía hacerlo, necesitaba recordar, su mente había bloqueado todos los recuerdos relacionados a ese chico. Además... quería saber si...de alguna forma la muerte Katherina se podría haber evitado.

"Hoy, después de clases me invitó a comer un helado, Harper casi me lanza hacia el hermoso auto rojo que mi chico de la universidad conducía, pero tuve que negarme, lo cual fue muy triste ya que jamás había sentido esas mariposas en el estómago, jamás...al menos hasta ahora.
Estoy trabajando con mi madre en el hospital psiquiátrico, sin papá trabajando el dinero es escaso. Mi madre insiste en que no es necesario, pero sé que esta teniendo problemas para pagar las terapias de mi padre, el mantenimiento del auto, comprar comida, las clases extraescolares de los mellizos y a penas tiene tiempo para Ada. Necesito ayudar, es mi deber, soy la mayor, aunque mamá  sigue insistiendo en que la ayude demasiado en el año pasado, ese en el que puse en pausa mis estudios para cuidar de mi padre, los mellizos se ofrecieron a trabajar, pero aún son niños, deben disfrutar de su niñez, además ya tengo experiencia trabajando: durante unas vacaciones conseguí trabajo en la heladería de la ciudad, ¡Pude comprarme muchísimas cosas con mi sueldo! Claro que me descontaron un poco, porque cada vez que llevaba a Aidan terminaba comiendo dos o tres helados, ¡Todo un glotón mi hermanito!..."

Haza sonrió, eso era cierto, lo peor es sin importar cuanto comiera Aidan no engordaba, tenía el mismo metabolismo acelerado de Owen y Katherina, mientras que Haza fue maldecida con el metabolismo de un anciano de ochenta años.

"...me compre vestidos, ¡Cinco vestidos bellísimos para ir a la iglesia! También me compre dos pares de zapatos, unos deportivos y unos tacones, dos pantalones y tres camisas para salir, incluso me compre algunos libros y este diario, un poco de maquillaje y algunas cosas para mi familia. No creerás, querido diario, que soy una mala hermana, ¿Verdad? A mamá y papá les hice una reserva en un restaurante para que fueran a una cita, a Ada le compre un disfraz rosa de princesa que hacía mucho le estaba pidiendo a mis padres, a los mellizos les compre libros y material de dibujo, ¡Soy una gran hermana!

Ahora, retomando el tema, el trabajo en el hospital psiquiátrico es muy fácil, soy recepcionista, mi madre es enfermera y me pagan casi siete veces más que en la heladería, aunque solo puedo trabajar cuatro horas al día en la mañana, no sé porque, mi madre me dijo que se debe a que algunos pacientes son muy peligrosos, por eso el horario de la tarde y nocturno le correspondía a otros recepcionistas, no quiero ser un poco paranoica, pero estoy segura que mamá tuvo algo que ver, quizás solo no quería exponerme al ambiente tan pesado como lo puede ser el de un psiquiátrico. Trate de hacer un trato con ella, ya que no aceptaba que le diera todo mi sueldo, le dije que tomaría la mitad y la otra mitad sería de ella, pero hace poco descubrí que solo ha tomado el 20%, el resto lo está depositando en una cuenta bancaria a mi nombre. A veces me gustaría que entendieras que solo deseo ayudar, ya no soy una niña, madre, ya no lo soy, quiero hacer algo por mi misma, quiero ser mejor, quiero que las personas me conozcan por mis buenas acciones, quiero que todos sepan mi nombre"

Haza cerró el diario y se mantuvo recostada en su cama, mirando al techo, la ironía era increíblemente cruel en esa circunstancia. 

— Se cumplió tu deseo, Katherina, todos saben tu nombre — la situación era casi graciosa —, ¡Vaya forma que todos sepan tu nombre, hermanita! 

— Se cumplio tu deseo, Katherina, todos saben tu nombre — la situación era casi graciosa —, ¡Vaya forma que todos sepan tu nombre, hermanita! 




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