La Loca Esa (novela Cristiana)

14. La madre farisea


"Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Tfortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa."

Isaías 41:10

Sin duda alguna la casa de los O'Riley estaba siendo bendecida, alrededor de 25 jóvenes estaban reunidos bajo el techo de la gran mansión

Sin duda alguna la casa de los O'Riley estaba siendo bendecida, alrededor de 25 jóvenes estaban reunidos bajo el techo de la gran mansión. Todos se mostraban impresionados por el lugar en donde se encontraba la reunión, pero estaban felices, la mayoría se encontraba en la sala de estar, sentados en los muebles o en cojines en el suelo, ¡Eran tantos! Tantos que Haza supuso que muchos de ellos habían invitado a sus amigos o familiares a aquél lugar.
Finley sonreía con dulzura mientras repartía la comida, con ayuda de Dafne y Tate, entretando  Laia y Genevieve mantenían a los chicos, y chicas alegres, con historias o testimonios de como Dios había cambiado sus vidas.

— ¡Gracias a mí hermano conocí a Dios! — comentó Genevieve en medio de la sala, en sí Genevieve ya era imponente, con su altura y su porte elegante sumada a su belleza hacia que fuera imposible no mirar, Genevieve era como un pederasta buscado por la ley en medio de un parque infantil, imposible de ignorar —. Patrick se había enamorado de una bella mujer, una mujer criada en el Adventismo, esa mujer era Adelaide — Dafne sonrió, recordando aquella dulce historia de su madre y padre biológicos —, Adelaide era tan hermosa que muchos decían que era descendiente de la mismísima reina Esther — Haza se sonrojo cuando Genevieve la señaló y todos la miraron, debido a su primer nombre —, ambos se conocieron gracias a un campamento de Conquistadores, ya que como reto para poder pasar a la siguiente clase debían ir y evangelizar a alguien, aunque sea debían llevar a un visita al campamento, ¿Y qué creen?

Todos se miraron entre sí, hasta que Danna, una chica de la iglesia respondió:

— Eh...¿Llevó a Patrick?

Genevieve se rió, todos estaban bastante atentos ante el relato.

— No, llevo a un amigo de Patrick, pero como el amigo de él tenía miedo de ir solo hizo que lo acompañará, después Patrick empezó a ir seguido a la iglesia, finalmente después de cinco años estudiando la Biblia y sus mensajes decidió bautizarse, ¡Y así se hizo miembro oficial! — Sebastián, el novio de Danna, levanto la mano.

Sebastián y Danna tenían, 14 y 15 años respectivamente, ambos nacidos y criados en el Adventismo, pero no supieron de sus sentimientos hasta que ambos se revelaron como fans del anime. Sebastián tomaba la mano de Danna, y Danna permanecía recostada sobre él.

— ¿Sí?

— ¿Y cuándo se casaron Patrick, y Adelaide? Me gustaría saberlo — Cory bufó.

— ¿Para saber qué debes hacer con Danna? — preguntó en voz alta, haciendo que las risas empezarán a sonar.

— Excelente pregunta, Dorothy—  Dafne dejo la bandeja vacía en una mesa y se paró frente al grupo juvenil —. Mis padres biológicos se casaron un año después de que papá se bautizará y al mes se supo que Joshi venía en camino, ¡No perdieron el tiempo!

Todos se giraron a observar a Joshua que permanecía recostado en una pared, el peli castaño bajo la cabeza avergonzado ante tantas miradas.
Pero rápidamente el sonido del timbre interrumpió aquél incómodo ambiente.

— ¡Yo iré! — dijo Haza alegre.

Haza abrió la puerta y lo que vio la sorprendió, era Mitchell, estaba vestido un poco más elegante pero sin abandonar la chaqueta negra. Mitchell tenía la cabeza baja y se notaba un poco incómodo, casi culpable.

— Ho...hola.

— ¡Mitch! ¡Entra! — Haza se hizo a un lado permitiéndole entrar.

— ¿No será mucha molestia? La verdad, no creo que debería estar aquí, ni siquiera he sido invitado.

Era curioso como parecía que Mitchell tenía una muy mala percepción de si mismo, ni siquiera parecía que sus familiares le ayudarán en algo, mucho menos en acercarse a Jesús.

— ¡Vamos! No seas tonto — Haza jaló de la mano Mitchell haciéndolo entrar —, Genevieve dijo que todos son bienvenidos aquí, además varios chicos de otro credo religioso o directamente no creyentes están aquí, no hay diferencia entre nosotros, todos somos iguales a los ojos de Dios.

Mitchell le dió a Haza una sonrisa de boca cerrada para entrar en la casa. Cuando ambos entraron Genevieve ya había puesto una película, de seguro al final de aquella película cantarían un poco, leerían la Biblia y después cada uno a su casa, aunque Genevieve quería que se quedarán a dormir, muchos de ellos no tenían permiso para pasar la noche, incluidos Haza y Cory, cuyos padres habían cambiado de opinión en último minuto. Haza se sentó en uno de los cojines y colchones que los O'Riley habían puesto para ellos. Mitchell se sentó a su lado, a pesar de todo lo que Haza y demás jóvenes habían intentado hacer, parecía que Mitchell jamás se sentiría cómodo con ellos, hasta que...

— ¡Hola, soy Cory! — Cory se sentó de golpe al lado de Mitchell y Haza pudo apostar que se había roto la cadera por tan brusco movimiento — ¡Me encanta tú...! — Cory miró a Haza buscando algún atributo físico que resaltar de Mitchell, no era que no fuera guapo, solo que para Cory (un chico cuyo armario parecía que prácticamente había explotado una bola disco mezclado con azúcar, flores y muchos colores) no era tan fácil resaltar algo no aparente, Haza señaló su cabeza varías veces — ¡Cabello! — Mitchell asintió sonriendo.




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