La Loca Esa (novela Cristiana)

19. El segundo Convenio.

"Mujer virtuosa, ¿dónde se hallará? Porque su estima es mayor al de las piedras preciosas"

Proverbios 31:10

El frío no hizo más que aumentar, al punto en que las gotas de lluvia se deslizaban por las botas de Haza, un pequeño río se formó bajo sus pies y Haza sonrió al ver la belleza de algo tan simple como el agua, "Sin duda Dios hace maravillas en cos...

El frío no hizo más que aumentar, al punto en que las gotas de lluvia se deslizaban por las botas de Haza, un pequeño río se formó bajo sus pies y Haza sonrió al ver la belleza de algo tan simple como el agua, "Sin duda Dios hace maravillas en cosas tan simples" pensó Haza mirando el pequeño río. Joshua llegó unos minutos más tarde, con dos barras de caramelo rojo en las manos.

— Espero no haberte hecho esperar — Joshua le extendió una de las barras de caramelo a Haza.

— Descuida, solo fueron unos minutos, además soy fácil de entretener — Joshua sonrió con arrogancia.

— ¿Así? Entonces serás más fácil de lo que creí.

Haza alzó las cejas.

— ¿Disculpa?

— Nada, olvídalo.

— Será mejor que cambies esos aires de chico malo, porque o sino de esta cita no sales ileso.

Esa actitud la enojaba, hacía que su sangre hervir de ira.

— Bien, lo siento — dijo Joshua derrotado, sabiendo que Haza era chiquita pero peligrosa.

Joshua empezó a comer la barra y Haza simplemente miraba el cielo, con las escasas gotas de lluvia mojando todo a su alrededor, como adoraba esos días. Esos días tan nublados y blancos que hacían que todo fuera frío, hermoso y...simplemente magnifico. 
Haza y Joshua caminaron en silencio unos cuantos minutos, hasta que llegaron frente a un lago, era grisáceo y las aguas eran turbias, obviamente por las constantes lluvias, usualmente el lugar estaría lleno de personas, aunque la ciudad no era un destino turístico muy reconocido lo que sí lo hacía resaltar era su hermoso lago, lleno de vida y de un hermoso azul, a veces claro, otras oscuro y  días como hoy, gris.
Joshua se recostó en una baranda mirando hacía el lago, cruzándose de piernas, Joshua lucía deprimido, como si algo le hubiera exterminado la alegría de repente, sus ojos verdosos miraron al cielo y Haza pudo ver el gris del cielo apoderándose de ellos.

— ¿Quieres ir? — Haza pudo escuchar la voz de Joshua romperse en esas últimas palabras.

— ¿A dónde?

— Al cielo.

Haza se apoyó en la baranda e imitó la acción de Joshua.

— Sí.

— ¿Crees que yo pueda ir? — Haza soltó una amarga carcajada.

— Ni siquiera sé si yo podré ir — Joshua la miró desconcertado.

— ¿Qué? Pero...¡Tú vas a la iglesia todos los sábados! — Haza bajo la cabeza.

— La iglesia no salva, quien salva es Dios, la iglesia y la religión es sólo una guía que facilita algunas cosas, pero solo Dios salva, además Dios no es un Dios de religiones. 

— Das el diezmo, eres predicadora, ayudas a los necesitados — Haza pudo sentir la desesperación en la voz de Joshua, como si ella fuese una clase de esperanza para él —, eres educada, cortés, no dices groserías — Joshua la señaló con desesperación — ¡Te vistes como monja!

— ¡Ja! Buena esa, gracias por recordarme actualizar mi vestimenta — Joshua bajo la mirada y Haza supo que algo malo le pasaba —. Hey, la verdad es que no soy tan pura como todos creen — Joshua la miró con notorio interés —, mirá, te contaré al respecto pero primero dime una cosa: ¿Estás bien?

Joshua volvió a mirar al lago, sus ojos se humedecieron y apretó los puños, tensando su mandíbula, estaba enojado. Haza retrocedió ante ese repentino cambio de humor y temió lo peor.

— Patrick vino a verme — Haza volvió a respirar y se acercó nuevamente a él.

— ¿Pasó algo malo entre ustedes? — la voz ronca de Joshua mostró su enojo.

— A parte de que prácticamente se casó tan solo unos meses de la muerte de mamá, nos dio en adopción y ahora aparece como si nada deseando tener una relación con nosotros, no sé, Hazael, eso me parece malo — Haza se acercó más a él.

— Nunca me habías llamado "Hazael".

— Bien, siempre hay una primera vez para todo.

— ¿Qué más sucedió? — Haza colocó su mano en el hombro de Joshua y él se calmó un poco.

— Simplemente apareció, con la perra con la que reemplazó a mi madre, él corrió y abrazo a Dafne, ella estaba en shock y como es tan dulce no le negó el abrazo, luego intentó tocarme pero me aparte, me encerré en mí habitación y me di cuenta de lo que Finley significa para mí, él es un verdadero padre, no como Patrick, me sentí mal por tratarlo de esa manera por años, solo porque tenía el absurdo anheló de que él volvería y seríamos una familia, pero no, tardó nueve años ¡Nueve años, Haza! ¡Nueve desgraciados años! Para venir a vernos, siempre nos dio esos asquerosos regalos de navidad y cumpleaños, pero yo lo quería a él, a él — las lágrimas se deslizaron por sus mejillas pero rápidamente las limpio —. En fin, bajé para cenar ya que mamá no dejaba de tocar la puerta y nunca es bueno hacerla enojar, ya me había amenazado con derribarla y cuando bajé su nueva esposa empezó a hablarme como si me quisiera, jugueteaba con el cabello de Laia y hacía comentarios halagadores hacía Tate, pero ignoraba por completo a Dafne, solo por ser parecida a mí madre — Joshua apretó los dientes — y ella la llamó "infantil", solo porque llevaba puesto un vestido rosa, una réplica de un vestido que nuestra madre le hizo cuando era niña, mamá ni yo lo toleramos, le dijimos que no tenía derecho de criticarla, ósea, ¿Quién demonios se cree que es esa rubia teñida? ¡Llega y actúa como la dueña de la casa, nos crítica e ignora y para colmo se pone a llorar de forma falsa sólo porque "quería ser una buena madre para mis nuevos hijos"! Sorpresa, maldita, nunca seremos tus hijos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.