La Loca Esa (novela Cristiana)

27. Malas emociones

"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."

Hebreos 11:1

Haza se sentó en el borde de su cama y abrió el diario de Katherina con cuidado, sus manos temblaban, con delicadeza pasó sus dedos a través del papel, dándose cuenta de que al final del diario habían varias páginas faltantes, Haza cerró el cuader...

Haza se sentó en el borde de su cama y abrió el diario de Katherina con cuidado, sus manos temblaban, con delicadeza pasó sus dedos a través del papel, dándose cuenta de que al final del diario habían varias páginas faltantes, Haza cerró el cuaderno con furia y lo apretó con fuerza, hasta que las yemas de sus dedos se volvieron blancas, ¿Valdría la pena acaso terminar de leerlo? ¿Tendría las respuestas que Haza tanto necesitaba? La muchacha frunció el ceño y medito unos segundos sus opciones:
1) Podría terminar lo que empezó, pero estando consciente de que posiblemente no descubriría la verdad.
2) Resignarse a saber que jamás comprendería los motivos del silencio de su hermana, mucho menos las circunstancias que la llevaron a su muerte.
3) Simplemente leer, porque así al menos sabría que hizo un esfuerzo por comprenderla y entender sus motivos. 

La tercera opción era la mejor, prefería sufrir ahora que postergar el dolor para más adelante. Era increíble lo masoquista que puede ser el hombre, en este caso la mujer, Haza sabía que fuera lo que fuera que estuviera escrito en esas paginas de papel la destruirían y la harían odiar con fervor la vida, sabía que iba a sufrir, sabía que quizás esa lectura fuera el último empujón que necesitaba para caer en la locura.

Pero también sabía que Dios le daría la fuerza necesaria para enfrentar sus temores, Dios no la dejaría, la ayudaría a salir adelante.

Mucho más tranquila Haza abrió el diario de Katherina y se dispuso a descubrir un poco más de lo que pasaba en la singular mente de su hermana mayor, de su difunta hermana mayor.

"Hoy...hoy no ha sido un buen día.

Hoy Harper nos invitó a una fiesta en su casa, ya sabes, la tía Imogen salió de la ciudad para ir a visitar a su cuñada, se fue junto con Celia, dejando a Harper sola en la casa, no hay ningún problema, Harper siempre ha sido responsable y agradable, ¿Verdad? Bueno, eso creía yo, ya sabía que Harper no era tan buena como lo hacía parecer frente a su madre, solo que...jamás pensé que las cosas serian así.
Al llegar a la fiesta lo primero que vi fue un grupo de chicos borrachos saltando desde el segundo piso de la mansión de la tía Imogen hacia la piscina, me pareció extraño pero pensé que quizás Harper no los habría invitado y serían solo unos colados, ya sabes, siempre hay personas que se autoinvitan a lugares donde ni siquiera los conocen. Pero al entrar a la casa me llevo la sorpresa de mi vida al ver la multitud de gente tomando alcohol y consumiendo alguna clase de droga, Harper estaba en el centro de ellos, con un porro en los labios y llenándose de alcohol, también tomaba grandes botellas y dejaba caer su contenido en la boca de las personas  a su alrededor, al finalizar ella lanzaba con fuerza la botella a la pared más cercana, impactando uno de los cuadros que Haza y Aidan les hacían a la tía Imogen, esos graciosos cuadros que entregaban cada navidad. 

Mis padres me dejaron venir a esta fiesta porque era en la casa de Harper, de la dulce y fiel Harper.

Nunca en mi vida imaginé que mi prima seria asi, ¿Qué pensara la tía Imogen al ver a la hija que le costó tres años y un sin fin de visitas al tribunal poder adoptar semidesnuda, bailando drogada y con alcohol en todas partes? ¿Tratando de esa manera la casa que tanto esfuerzo el difunto tío y ella construyeron para sus futuros hijos? No podía ni reconocerla. Intente irme, pero mi príncipe llego, asi que decidí quedarme un rato para hablar con él, ni siquiera pude saludarlo cuando Harper ya me estaba ofreciendo algo de beber, si, adivinaste, querido diario, alcohol, cortésmente decliné, asi que ella me ofreció un vaso de jugo de frutas, tenía un sabor extraño pero no dije nada...

No recuerdo mucho después de eso.

Solo la mano de mi príncipe azul metiéndose en mi pantalón. 

Ruego a Dios que no sea lo que estoy pensando"

Haza dejó caer el diario impactada, también rogaba a Dios que no fuera lo que ella estaba pensando.

— Katherina...¿Te violaron? 

Se sabe que Dios todo lo sabe, tus emociones, sentimientos, deseos y anhelos, todo, hasta tus mayores secretos, a Harper le asustaba pensar en eso, al menos de vez en cuando

Se sabe que Dios todo lo sabe, tus emociones, sentimientos, deseos y anhelos, todo, hasta tus mayores secretos, a Harper le asustaba pensar en eso, al menos de vez en cuando. A veces Harper se imaginaba a su ángel de la guarda en su habitación en el psiquiátrico, dándole ánimos, evitando que los demonios internos acabarán con ella, la lastimara, la destruyeran. Desde aquél campamento todo había cambiado, hasta cierto sentido las cosas no eran igual, no solo porque Harper supo que su hermana pequeña había tenido que correr desesperada intentando salvar su vida, no solo por la cantidad de heridos que habían quedado en aquella catástrofe, sino por la incapacidad de poder superar aquello.




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